Eloísa

Me avisaron ayer y al principio me costó entenderlo. La había visto en enero y me pareció que estaba estupenda, con el mismo humor de siempre, el humor que le había hecho superar tantas dificultades. Porque ella se quedó ciega siendo adolescente, como consecuencia de la falta de nutrición durante la guerra civil. Siempre los ojos habían sido la parte más débil de su organismo, así que se aliaron en su contra el crecimiento y la guerra. Aprendió Braille inmediatamente, fue de las primeras personas en tener un perro lazarillo, para lo cual tuvo que irse a los Estados Unidos porque entonces no los adiestraban todavía en España. Se había casado, se ocupó de su casa, de su marido y de sus hijas. Ha llevado una vida feliz.

Sus hermanos hicieron mucho por ella cuando aún estaban todos solteros: jamás la dejaron contemplar su incapacidad, no la trataron como a alguien con cortapisas, la enseñaron, en suma, a reírse de su ceguera. Alegraban sus ratos mustios, la hacían levantarse cuando la veían enroscada en la cama sin ganas de nada. Luego, su naturaleza animosa hizo el resto.

He estado a verla, con sus hijas, esta mañana. Está en la UCI de un hospital madrileño. Nos hemos enfundado las batas y los patucos. Me la he quedado mirando. Tiene respiración asistida, al parecer sus constantes están estables pero no se puede saber como terminará todo. Tiene respiración asistida y está sedada. Gracias a Dios.

Es mi tía, la hermana de mi padre. La única que me queda de todos los tíos carnales. Sus preciosas manos, las más bonitas del mundo según su hermano, estaban inertes sobre la colcha. La he cogido una de ellas entre mis manos: estaba helada, se ha calentado a mi contacto. Me ha dado pena soltarla cuando me iba.

La impresión más fuerte es que, siendo cuñadas, ella me parecía hermana gemela de mi madre, que murió hace años. ¿Cómo es posible tanto parecido ahora?

Su marido espera su vuelta en casa. Todos esperamos su vuelta.

5 comentarios sobre “Eloísa”

  1. Ánimo Carlota. Vuelve a darle la mano para calentarla el espíritu. Puede ser que si… que todavía no haya jllegado su hora.Pero como dice ssshhh es muy duro. Yo tampoco tengo ya tías carnales.

  2. Las personas que son tan GRANDES no pueden volver porque nunca se van, nunca.
    Mi consejo amigable, es que cuando despierte, no acierte en vuestros rostros ni una sola lágrima, ese tipo de heroínas, merecen despedirse con la sonrisa que sugiere la esperanza que inspira en la gente conocer gente de este calibre. Te deseo mucha MÁS suerte.
    Un beso

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