En la hora de la siesta, no falla: matemáticamente te llama alguien de un banco, preguntando por otro habitante de tu casa que nunca está a esas horas, y cuando preguntas cuál es el motivo de la llamada, te contestan sibilina y ambiguamente diciendo que es para ofrecer un servicio, o un producto, o lo que sea, nuevos. Si el “interesado” ha dado al banco su número de móvil, no importa, el que llama nunca tiene ese número de móvil y por tanto llama al fijo. No vale de nada que el propio “interesado”, en tu presencia, haya llamado al banco hace algún tiempo para decir que no vuelvan a llamar al teléfono fijo. No les consta ningún móvil en su base de datos.
Y, si no es un banco, tampoco falla: es una empresa de telefonía, también para ofrecerte sus servicios, también a la hora de la siesta, pero éstos empiezan por preguntarte si estás satisfecha con tu actual proveedora. Se sorprenden si dices que sí, te ofrecen tarifas más baratas y se indignan muchísimo si les dices que no te interesa. Vamos a suponer que me llamo Mercedes Gutierrez Ramírez. Pues durante lo que dure la conversación me estarán llamando machaconamente “Doña Gutierrez Ramírez Mercedes”. De diez a quince veces, lo he contado.
Ah, pero la cosa cambia radicalmente si eres tú el que quieres ponerte en contacto con el banco, o con la empresa de telefonía. Entonces te piden todos tus datos, tienes que marcar en el teléfono tu número de DNI, tienes que decir claramente a un disco qué deseas exactamente, lo que nunca se entenderá a la primera. Te pasarán finalmente a algún departamento, tendrás que dar nuevamente todos tus datos, al final te dirán que te tienen que pasar a otro departamento y vuelta a empezar.
Es una guerra perdida de antemano, yo ya ni lucho ni me rebelo. Procuro tomármelo con filosofía y con humor, con muchísimo humor.
El anónimo es mío!
Para ayudarte a tomártelo con humor puede contarte alguna que otra anécdota. Una vez me llamaron al móvil para eso y me pregunto la edad por la encuesta y dije soy menor de edad y tal. Y me llamaron a mi casa y le dije a mi hermano que entretuviese al gili que llamaba mientras atendía una llamada. Al final la llamada la acabó mi hermano pero recuerdo un trozo de lo que le dijo: yo tengo 18 años, señor.- ¿Pero no me dijo antes que era menor de edad? – Eeeh,si, pero es que me equivoqué…
Por otro lado, hace poco vi un monólogo que hablaba sobre ello. Te lo transcribo como mejor pueda:
– “Me llama la mujer y me dice :Olaa somos de vodafone queriamos hablarle de nuestra nueva oferta.
– Si oiga, es que no me interesa su nueva oferta
– Como lo sabe, si no la ha oido aún?
(Pone cara de enfado)
– Pues, verá, estoy aqui desnudo, en mi cama, y estoy calentito. Si quiere puede usted venir y me habla de su oferta.
– Lo siento, eso no me interesa.
– ¡Como lo sabe si aun no ha visto mi gran oferta!”
Un saludico!
Sí, qué tonta, no había caído.
Pero ahora en serio, no lo hago porque no quiero estar incomunicada por culpa de ellos. Como verás, soy muy tozuda.
Saludos, Dinora.
Suscribo tus palabras. ¿Y cuando vas conduciendo? A mi me pasa siempre.
Se me hace que vas a tener que desconectar el telefono en esa hora de la siesta 😉