Inevitablemente Madrid.

Ni Emiliano, ni Bopnifacio, ni Máximo, ni la madre que los trajo al mundo (que en paz descanse) ni, mucho menos, Benito. Mi Destino, inevitablemtne, por deseo de Jesucristo, es Madrid. Ya pueden rechinar los dientes todo cuánto deseen y ya pueden seguir intenando meter miedo o haciendo sonar los miles de euros que llevan dentro de sus bolsillos. Mi Destino, por decisión de Jesucristo, es inevitablemente Madrid. Que es una ciudad que está dentro de mi corazón y a mi corazón, como sucedía con el de Don Quijote, que estatua tiene en la Plaza de España de Madrid, no le producen ningún miedo vuestros rechinares de dientes ni se deja comprar por todos los millones de euros que tengáis en los bolsillos. Paso olímpicamente de todos vosotros y de todas vuestras trampas.

Que la herencia de la madre que os trajo al mundo me importa menos que un comino. Tranquilos. Tranquilos. Que ya me veréis en Madrid tomando un café con leche en el bar que a mí me de la gana. Ya podéis intentar lo que sea que yo sólo creo en Jesucristo. ¿Que no sabíais que soy cristiano verdadero?. Pues ya es hora de que os enteréis que soys bastante mayorcitos por cierto, incluido por supuesto el tal Benito.´¿No sabéis que os puedo partir la cara a los cuatro juntos con una sola mano?. Pero no. Prometí a Jesucristo no usar la violencia con nadie y no voy a traicionar ese juramento. Así que dejad de temblar ya como aquellos famosos flanes “El Mandarino” de la infancia. No me interesa usar la violencia contra nadie. !Sólo me interesa Jesucristo, mi Princesa, mis dos princesitas y, por supuesto, la ciudad de Madrid aunque no me da complejo haber nacido en Badajoz. “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados Hijos de Dios” (Mateo 59). Madrid… !claro que sí!… y de Madrid al cielo…

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