La raqueta de tenis de El Corte Inglés y cosas desaparecidas por “arte de magia”

!Hola sobrinito!. ¿Te gusta mucho poner trampas verdad?. O sea que jugando al escondite y al veo veo ¿verdad?. Te gusta mucho la raqueta de tenis de El Corte Inglés ¿verdad?. Y dar el cambiazo por otra raqueta de tenis que no vale ni un pimiento ¿verdad?. Tú te crees que yo soy tonto o que he nacido ayer ¿verdad?. ¿Olvidas que cuándo “tu vas” yo “ya vuelvo”?. !Ya me extrañaba a mí que aprendieras tan rápido a jugar tan bien al tenis!. ¿Qué sucede?. ¿Se te acabaron ya los juegos de poner trampas?. ¿Verdad o mentira lo de la raqueta de tenis de El Corte Inglés y la desaparición “misteriosa” de libros, papeles, carnets y otras cosas?. ¿Es que crees que me trago yo eso de las “desapariciones por arte de magia”?. No sabes que son cosas de familia ¿verdad?.

!Anda ya y déjate de hacerte el vivo que los españoles sabemos también muy bien lo que es la viveza!. !A otro vivo con ese cuento de la inocencia y vete a tomar tu vaso de leche, barcelonista de última moda!. Ya decía yo que habías aprendido demasiado rápido a jugar al tenis. !Vete al planetoide Pluto a poner trampas a cambio de otras cosas!. ¿Así que hay muchos errores en “Morir para siempre” verdad?. !Deja ya de engañar a mi esposa con fechas que, por si no lo sabes, son bien exactas!. ¿Qué pasa?. ¿Que tú las escribes mejor?. Entonces… ¿por qué no escribes tú algo similar?. Así que engañando y distrayendo a Liliana diciendo mentiras para retrasar la edición ¿verdad?. A lo mejor ya tienes suficiente edad como para tomar café con leche que mira por dónde yo tengo edad para tomar coñac si lo deseo y que ya estoy de vuelta de eso. ¿No sabes que la viveza criolla la inventamos los españoles?. Tú te has creído que me acabo de caer de un guindo ¿verdad?… pues para que veas que no es así ve a preguntar por mí al barrio de la Guindalera de Madrid. ¿Que no sabes dónde está ese barrio?. Te voy a refrescar la memoria: Aunque se desconoce el origen etimológico del nombre de la Guindalera, la leyenda cuenta que, a principios del siglo XIX, existían en los terrenos cercanos al arroyo del Abroñigal unas huertas de guindos, cuyos frutos se conservaban en aguardiente. El dueño de la huerta era conocido como “Don Guindo” y era el encargado de proveer de este fruto a los conventos de monjas para la elaboración de almíbares y compotas. Entre 1860 y 1864 los propietarios de estos terrenos, situados entre la calle de Francisco Silvela, avenida de América, M-30 y Alcalá, formaron una sociedad, parcelando y vendiendo los terrenos e, incluso regalando algunas parcelas a los albañiles que construyeron allí sus propias viviendas. Las primeras casas se comenzaron a construir en 1874. ¿Te has enterado ya?. Pues olvídame para siempre y no sigas diciendo que soy tu ídolo literario porque yo no deseo ser ídolo de nadie que se cree más “vivo” que los madrileños. En fin. Adiós. Y que sigas jugando cada vez mejor con la raqueta de tenis de El Corte Inglés y sigas aprendiendo cultura con libros, hojas, carnets y otras cosas que desparecen “por arte de magia”. ¿Tú crees que yo soy tonto o que he nacido ayer verdad?. Adiós.

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