¡Celebremos que hoy todo perece!
Los mismos dioses se ahogan en sus vértigos
y las llamas se apoderan de los tesoros guardados.
Es el día intenso en el que nadie reclama nada,
que se deja arrollar por la inconsciencia,
que impide hablar porque nada es comprensible.
El valor de la vida es la debilidad de lospresentes.
¡Llenaos de luz porque la sombra es la carcajada!
Humaredas sobre el vértice extremo.
Príapo arrastrando su inquietud se reclina sobre su espalda
y nadie recuerda su verdad humana.
¡Celebremos la orgía en la sombra
que perpetúa el miedo y las selvas aplanadas
y los rios secos de vida y ahora llenos de sangre
y la intimidad hecha pedazos entre mil bocas!
Bodas de sangre como preludio de un concierto
en favor del hambre.
La muerte se regala por las esquinas
y la soledad es de obligado cumplimiento.
en lo alto, los dioses se precipitan sonriendo,
estrelándose contra los atrios de mármol.
Alzaos en poderosas mandíbulas
y apretar la yugular del enemigo.
La libertad se descupuso entre mil tumbas.
La única razón de ser es esperar el humo del incendio.
Un comentario sobre “Iordano Bruno”
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Y que ese incendio, amigo grekosay, sea la llama salvadora de todo lo que debe estar presente en nuestros sentidos. Te felicito por tu manera de expresar la inquietud. Que los dioses sigan su caminar eterno mientras nosotros, efímera humareda de los tiempos, nos alzamos en la soledad de obligado cumplimiento.