Juego de frivolidades: es la moda

Durante unos pocos dias me he sometido a la implacable tortura de “conocer en profundidad” el mundo de los programas de la Tele y en concreto, los amarillistas, las puestas lagrimógenes en escena, el despelleje público de cualquiera y la deshumanización a la altura de las cloacas. Frívolo es un Boris Izaguirre…que aletea por el plató como Tita se arregla las pestañas con lluvia japonesa. No deja de ser ese momento etéreo donde “la clase”, el “glamour y el estilo” limitan mucho lo que el TOMATE considera una cruzada contra la difunta Encarna Sánchez. Ni muerta la dejan vivir, que dicen los viejos…Ahora le ha tocadoel turno a los “enteradillos” y esa corte de bufones gritatiranos, desgarradas voces que piden en exclamativa todo y para todo.

Creo, que a estas alturas, ni Encarna quiere enterarse ni su adiós definitivo fue lo que mejor pudo hacer.Pero el programa culminante, la tragedia griega de Fedra, o la más dramática de Bienvenida Pérez sóla ante una Madre que fue su Carcelera. Genial la semi inglesa, extraña como uno de esos perros que les cortan el pelo para parecer menos perro y más armazón de noblezas. Su madre…resumía los valores de la peluca, la lágrima seca, el gesto más dramático y una desesperada nostalgia por haber parido aa tan innoble hija. Ya, avanzando hacia Marbella…sentí que era abducido por la necesidad de apagar la máquina infernal y mirar, al pasar la acera, no fuera que pudiera tener algo que ver con alguna de estas elegidas del couché y de las viperinas lenguas de los “periodistas del tres al cuarto” que han aprendido a conocer poniendo multas, saltando vallas, durmiendo bajos las camas, atrapando prendas e incluso durmiendo en las mismas camas donde se supone que recogieron el rizo de Berenice, prueba incriminatoria de que la tal Benice…tenía vello púbico, natural y no teñido. ¡Amén!.

Un comentario sobre “Juego de frivolidades: es la moda”

  1. !Muy bueno. compañero!. Ese Amén final es lo que más me ha gustado de tu excelente texto que nos hace pensar en estos tomates glamourosos que nos está tocando visualizar a través de los “dramones” viperinos de un periodismo que a mí siempre me pareció ofensa a la cultura. Simplemente real como la vida misma. El teñido de la sociedad actual es ya demasiado bufonesco. Y pensar que ansiábamos un mundo natural…

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