Escucha mi niña, siente conmigo,
háblale al viento de mi soledad.
¡Quizás te entienda! ¡Quizás me de abrigo!
¡Quizás pueda al fin hablar de verdad!
Dile que anduve buscando un amigo,
alguien paciente con mucha bondad.
¡Qué lo he encontrado, lo juro no miento,
es una niña que le hablaba al viento!
Un comentario sobre “La niña y el viento”
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Sincero sentimiento que me recuerda al verdadero sentir de lo que tiene preponderancia en la amistad.