La noche del Tesauro (6): Novela

Miró su reloj; un regalo de su padre, el cual lo había heredado del abuelo; un reloj antiguo (perteneciente a la familia por generaciones) de oro, con los números de la esfera grabados en caracteres romanos. Un reloj de oro puro. Y pensó de nuevo en el número 12. Allí estaban, ante su vista, los doce grafismos del día (la unicidad de la mañana que debía ser repetida por la duplicidad de la tarde para completar las 24 horas diarías. Pensó: “Esto me parece que debe ser algún asunto de tiempo”… y se quedó en el subconsciente la sensación. Pensó de nuevo: “una sola persona y el doble yo externo e interno”.

Pensó en los 12 meses del año, en los 12 signos del Zodíaco, en los 12 discípulos de Jesús de Nazaret (Jesucristo), en los 12 Caballeros de la Tabla Redonda… en ese número de los caminantes (la rosa de los 12 vientos)… y entonces se dio cuenta de que el anciano Manésh se había introducido tanto dentro de él que había descubierto la fecha de su nacimiento: el día 12 del mes 12 del año 12 del tercer milenio…

Tras esta ardua experiencia vivida en la Biblioteca Memphis, salió rápidamente a la calle y allí enocntró a un taxi frente a la puerta. El taxista salió del auto y le dirigió la palabra.

– Usted es Paúl… ¿verdad?.
– Me llamo Paúl pero no creo que nos conozcamos.
– Pero usted conoce a Bianca…
– ¿Bianca?. Hace cinco meses que no sé nada de Bianca.
– !Tengo una necesidad urgente por saber dónde se encuentra!.
– ¿Quién es usted y por qué sabe mi nombre?.
– Verá, joven… yo soy el padre de Bianca. A usted lo he reconocido por la fotografía que ella guarda en su alcoba y porque algunas veces me habló de usted. Es por eso por lo que le estoy esperando desde que entró a la Biblioteca Memphis.
– Pero ya le digo que hace mucho tiempo que no sé nada de ella.
– Quisiera poder hablar con usted un momento. ¿Tiene diez minutos?. Le invito a un café y charlamos. No se proecupe por el gasto de la carrera. También le llevo gratis a su hotel.
– No sé en lo que le voy a poder ayudar, señor…
– Montale. Mi apellido es Montale. Soy de origen italiano. Por favor… !ayúdeme a encontrar a mi Bianca!. Hace cinco meses que tampoco yo no sé nada de ella.
– Está bien. Vayamos un momento a tomar café. Así podrá usted contarme qué es lo que le ha sucedido a Bianca… si es que usted sabe lo que le ha sucedido.
– Por eso te necesito, Paúl. !Ayúdame a encontrarla, por favor!.

2 comentarios sobre “La noche del Tesauro (6): Novela”

  1. Ya verás cómo lo resuelvo… jejeje… y si alguien lo considera bueno pues agradecido estaré. Y si alguien lo considera malo pues agradecido estaré. Y si alguien lo considera de cualquiera manera que quiera pues agradecido estaré. Ya que Dios no es deudor de nadie…

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