Acabo de terminar de leer la Trilogía de Cornish del escritor canadiense Robertson Davies (1913 – 1995), cuya lectura recomiendo por su amenidad y gran profundidad. El segundo libro de la trilogía, “Lo que arraiga en el hueso”, narra la vida de Francis Cornish, que nace en el seno de una familia acaudalada y desea desde su infancia ser pintor, lo que nunca llega a poder realizar a pesar de la gran calidad de su trabajo, su gran conocimiento de la pintura medieval y renacentista, y los antiguos métodos de que se valían los pintores de aquellos tiempos.
Sin embargo, el primer libro de la Trilogía, Ángeles Rebeldes, parte del momento de la muerte y testamento de Francis Cornish. El tercer libro es La Lira de Orfeo, que continúa desarrollando el tema del primero de la trilogía. De los tres volúmenes, el que más me ha gustado ha sido el segundo.
El escritor intercala en el relato las conversaciones que sobre el protagonista mantienen una especie de ángel de la guarda (Zadkiel el Menor) y un daimon (Maimas), siendo este último el que pone los obstáculos en su camino para que llegue a ser un gran hombre.
La novela no permite que el interés por su lectura decaiga en ningún momento, es sorprendente e ingeniosa al tiempo que profunda y según mi opinión la mejor de las tres que forman la Trilogía de Cornish.
Robertson Davies es uno de esos escritores de gran talla que quizá por su nacionalidad canadiense, país que siempre parece en inferioridad de condiciones respecto al marketing estadounidense, no es tan conocido a nivel mundial como debiera. Quizá también porque su obra no ha sido quizá del agrado de lectores que buscan más un entretenimiento sin entrar en profundidades.