Mente, cuerpo y efecto placebo

He asistido hace un par de semanas a una conferencia muy interesante que trataba sobre la relación existente entre las enfermedades del cuerpo y los sentimientos y emociones que afectan negativamente al organismo y pueden llegar a producir esas enfermedades. Se viene descartando desde hace años el antiguo concepto dualista en el que el cuerpo era algo totalmente separado de la mente y estudiados por diferentes disciplinas.

Aristóteles (siglo IV a.C.) afirmaba “No hay cambio en la mente y en el alma que no se refleje en el cuerpo). Quevedo, por su parte, decía: “El que quisiera tener salud en el cuerpo, procure tenerla en el alma”.

La interconexión entre mente y cuerpo es estudiada hoy día por la Psiconeuroinmunología.
La nueva visión holística de la persona da lugar a una concepción de la salud que engloba todas las áreas: física, mental, emocional y social. ¿Qué podemos hacer para mantener o mejorar nuestra salud? Cuidar nuestras creencias y pensamientos, nuestros sentimientos y emociones, nuestra actitud ante la vida, nuestra dieta y por último, pero no menos importante, realizando ejercicio físico.

Una forma de ayudar en el proceso es utilizar de forma correcta la respiración, que ha de ser suave, lenta, profunda y regular. Prestando atención a nuestra respiración conseguiremos que nuestro pensamiento se vuelva sereno y tranquilo. Se deben también evitar, en la medida de lo posible, las emociones negativas (no consentírnoslas), como la ira, la ansiedad, el agobio por falta de tiempo.

El escritor español Mateo Alemán afirmaba: “La alegría en el enfermo es el mejor jarabe, y así es bien procurársela; y cuando alegre lo vieres, cuéntalo por sano”. Salomón, rey de Israel, afirmó: “El ánimo es la más sana medicina”. De Séneca es la frase: “Parte de la curación está en la voluntad de sanar”. El organismo cuenta por sí mismo con los suficientes recursos para la autocuración, siempre y cuando la mente esté en un nivel receptivo para ello. Nuestro cuerpo segrega las suficientes sustancias curativas para la mejoría de la salud.

El ejercicio físico aclara las ideas. Se produce el ciclo ejercicio físico-cansancio-relajación-sueño reparador-inspiración al despertar. La dieta es demasiado abundante en Occidente. Ya Cervantes en “El Quijote”aconsejaba: “Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”.

El placebo, cuya eficacia no se puede explicar científicamente, va en contra del dogma médico, de los intereses económicos de los laboratorios, de las medicinas alternativas, que no pueden superar sus resultados. A pesar de haberse demostrado que puede proporcionar el mismo porcentaje de curaciones que los medicamentos. Claro que, para que funcione, en enfermo debe creer que está tomando una medicina real.

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