Mi primo

Hoy he estado recordando la primera vez que te visitamos en Ibiza, cuando éramos todos tan jóvenes y la vida nos sonreía. Tú eras, de los dos mellizos, el más activo, el más risueño, el más atrayente por presencia y por carácter, el más cariñoso.



Pasaste allí toda tu juventud y la mejor parte de tu madurez. Te prejubilaste bastante joven, te volviste a la Península y te estableciste en un pueblito de la Sierra Norte porque no querías volver a Madrid. Tu mellizo ya vivía allí también desde su prejubilación, en una casa cercana a la tuya.

Tu vida estaba perfectamente organizada: salíais todas las mañanas al monte con los perros, dabais un gran paseo hasta mediodía, por la tarde subíais a jugar a la brisca con la gente del pueblo.

De repente toda la armonía se rompió: te sobrevino un infarto cerebral, quizá se perdieron horas preciosas en lograr que se te atendiera en un hospital, que estaba a cincuenta kilómetros de distancia… El caso es que te quedaron importantes secuelas físicas que no cesaron con la rehabilitación. Ni la pierna ni el brazo derecho respondieron. Acabaste en silla de ruedas y así estuviste tus últimos cinco años.

Cuando nos reuníamos en verano, tu buen humor volvía a brillar, volvías a ser el que habías sido. Hablabas, contabas chistes y parecía que te mantenías bastante al día de la marcha del mundo, aunque era sólo la imagen de ese momento dichoso que vivías.

Fuiste cada vez a peor hasta que va a hacer tres años te marchaste justo el día de mi santo. No llegué a verte con vida. Tu rostro era de total serenidad. Te dije que esperaba que salieras tú también a recibirme cuando me llegara el momento de irme con vosotros. Estoy segura de que allí estarás.

2 comentarios sobre “Mi primo”

  1. Cuando se van perdiendo personas queridas que nos han acompañado durante muchos años, la tristeza y el vacío es muy grande. Eso mismo me ha ocurrido a mí con el fallecimiento de mi tío en diciembre.

    Supongo que tu primo sería bastante mayor que tú, lo que no quita para que se haya marchado joven. La desgracia no fue su marcha en ese momento, sino el ataque que sufrió hace casi tres años.

    Seguro que te esperará al otro lado, para lo que espero falte mucho.

    Un besote, Carlota

  2. Gracias, sí, me primo me llevaba ocho años, pero murió demasiado pronto, aunque es cierto que se prejubiló muy joven porque también había comenzado a trabajar muy pronto.

    La cosa es que llega un momento en el que parece que te pones en primera fila. Ya sé que no es así, pero es la sensación que se tiene.

    Besos,

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