Hemos atesorado inmensas posibilidades técnicas para ir y venir desde las bibliotecas del mundo. POdemos, de un modo virtual, conocer museos, escuchar cómo nos cuentan libros, descubrir la última especie encontrada en un perdido atolón. Pero ¿por qué sentimos una falta básica? No estamos satisfechos: se aprecia en ese nerviosismo cosquilleante. Hablamos sin importarnos lo que decimos, porque hablar es lo “verdaderamente importante”. Nos sentimos en mitad de una injusticia temeria: la guerra encubierta y las dictaduras de los supermercados. ¿Por qué hemos ido avanzando hacia la desnudez del miedo y de la desidia? No es actual. Todo cuanto acontece viene de atrás. Ya lo apreciaron en su profundidad Freud y Jung en su viaje a Nueva York en los años 20. Mucho antes, los filósofos griegos anunciaban estos augurios. Jamás podremos con la voluntad del Sol, de las mareas, ni contra las reacciones de la Naturaleza. El ser humano comete errores en la memoria Colectiva. Un error acumulado se repite hacia atrás y hacia adelante…¡aumenta su impacto sobre cuanto es real y cuanto habita en lo inalcanzable! Toda esta incertidumbre tiene que ser, para que todo cambie.
La cultura se pierde entre las invitaciones para escuchar a videntes del Código Da Vinci y grandes muestras de pintores. Los veranos propician las manifestaciones del mundo del espectáculo…¿pero? ¿No estaremos consumiendo tiempo? ¿No dejaremos el bolsillo vacío por esa necesidad de ser alguien? Y aquí quedan los contenedores de papel llenos de libros, de períodicos sin leer, de grandes propuestas de compra sin compromiso…Mueren las flores y nos llegan melones desde el Brasil. Es uno de mis últimos descubrimientos: no sabía que Brasil producía melones. Y en este asombro de tienda de frutas, baso mis sólidos principios: es bueno darnos cuenta, detenernos lo suficiente y mirar, porque siempre algo sucede que cambia el universo.
3 comentarios sobre “Nuestro preocupante estado de la cultura.”
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Efectivamente, grekosay. Algo sucede bajo la voluntad de las manecillas del reloj de cada ciclo sociohistórico. Las reacciones naturales impactan en esta incertidumbre de papeles llenos de letra impresa. Continuamente hay que reinterpretar nuestros estados… el cultural especialmente… y así poder descubrir que al igual que Brasil produce melones como Villaconejos existe en La Mancha cierto coñac que es superior incluso al mejor coñac francés. Quizás todo esto tenga mucho que ver con las dimensiones de los principios humanamente culturales que traen a nuestra experiencia sentidos interpretativos del mundo que nos circunda.
Vivimos en un mundo que se define por la dualidad y ésta nos mantiene en movimiento, pero hacia dónde?……….. Es obvio que no los estamos haciendo bien, los sabemos y sin embargo somos partícipes de esta destrucción.
Saludos:
La dualidad es una estructura que facilita los cambios, pero el gran problema es que ninguna de las partes es completa en sí misma. Creo que comenzamos a sentir la intervención de “otros principios” y la dualidad debe encajar con una ¿ cuaternidad?, una ¿tríade?. No lo estamos haciendo bien Morgana y nunca hemos tenido tanto para hacerlo “muy bien”. Un principio de auto/destrucción parece concluir con los grandes ciclos y las culturas. Querámoslo o no…estamos en medio de un período que cae y lo hace con una sombra desmedida.