He creído que, por pura consecuencia, el progreso humano se determina en el modo en que emplea su lenguaje y en los principios consecuentes con lo “obviamente humano”. Nunca debió desaparecer la paz de ninguna parte del mundo, porque la humanidad es consecuencia de la verdad que emana de esta palabra. La Paz, no es fruto posterior a la guerra, porque la Guerra es la desmedida desproporción entre la vida y la muerte.
La política no es dueña de la Paz, como no es dueña de la Guerra. La Política es la enseñanza que nutre la generosa palabra de cada uno de nosotros, de todos los pobladores de este Planeta a extinguir.
Me viene a la memoria la Pax romana, la ulterior consecuencia de la destrucción y de la asimilación del débil. También rememora la Pax religiosa…la culminación de la urgencia de estar dispuestos para ser verdaderamente humanos antes que divinos.
Creo que los cambios políticos son sugerencias para deterner el carro del destino y corregir errores. Nadie viene con las manos llenas de Paz, porque al igual que “sufrimos” la penosa intransigencia de quienes perdieron la razón, en favor del Poder Personal…podemos estar sufriendo la “espera”…esperanza de Paz, después de una guerra.
Sin duda…el Universo busca el equilibrio en el desequilibrio, pues nada es totalmente estable ni inestable. La Política es una forma de hacer lenguaje, de incluir fórmulas retóricas, de engendrar esperanzas en la pura demagogia quer no tiene en cuenta la “realidad de lo humano”.
Ser humano es consecuencia de un equilibrio natural; lo que viene después y en nombre de quién ocurren los acontecimientos…suele ser el Destino. ¡Ojalá que lo podamos vivir en plenitud de gozo!