Arden las palabras y desaparecen.
Pavesas de caligrafía sobre la atmosfera de la noche.
El calor del otoñolas aviva
y el sueño de la razón produce mónstruos.
Aquí, del lado de la cama, libros que se amontonan,
cánticos encerrados ente pasta de papel.
La luz se ausenta.
El sentido del estar es permanente
y el balanceo de la lámpara señala el insomnio del vecino de arriba.
Porque se conjuguran los miedos
para escapar de tu razón.
¿Lo sabías? Re pite la conciencia aquí clavada
y la blanca ausencia de un todo
se multiplica al saber
que mañana
será
otro
día.