Mientras la fina lluvia salpica mi rostro,
siento sensaciones de corazones marchitos,
putrefacta sombra de lo que en otros tiempos fueron,
sensaciones olorosas de colonia infantil en la escuela,
infancia olvidada en bamboleos idílicos,
en el devenir de los tiempos angostos.
Siento la claridad difusa del pensamiento infantil,
volando a lomos de dragones vengadores de fuego,
cataratas espumeantes olvidadas perdidas,
en la profundidad de ignotas selvas frondosas,
planicies ocultas entre nevadas cimas,
en escarpadas montañas abismales.
Profundo y profuso poema de la hecatombe humanística que se pierde en la irrealidad de los felices ensueños. Si. la vida es dura y amarga en algunas sensaciones de inhumanidad contenida… pero hay que tener esperanza. Yo creo firmemente en la rehabilitación del género humano. Tu poema es verdaderamente inquietante y para meditar…
Me ha pasado, leyendo el poema, lo que a Diesel. Me ha parecido estremecedor.
Creo que si nos damos por vencidos de antemano nunca saldremos adelante y traicionaremos de alguna forma la larga historia de una humanidad doliente que se las ha compuesto para sobrevivir hasta ahora. Aparte de que la negatividad atrae, forzosamente, más negatividad. Es hora de reclamar que pare todo esto, pero también de luchar por ello.
A última hora y parodiando a un amigo mío, que dice siempre que hay que intentar morirse en perfecto estado de salud, diremos que hay que intentar morirse contentos. Lo digo en broma, claro.