Me gustaría saber de que les viene a los perros, la aversión a los uniformes.
Volvíamos de Punta Umbría mi novio Juan y yo con la perrita Snauzer”Hanna”,la furgonetilla trotaba como un potro por las difíciles carreteras secundarias. Queríamos conocer la sierra extremeña. Estaba bien entrada la noche y era nula la visibilidad.
En la oscuridad se podía apreciar en la carretera una luz a lo lejos, presumiblemente una casa próxima a la carretera, pero no, el susto que llevamos fue mayúsculo, Juan tuvo que frenar de improviso. Para nuestra sorpresa no se trataba de una casa, era; una persona con una linterna en medio de la carretera. Tan solo nos quedamos a un palmo de aquel Guardia Civil con ojos desorbitados. Fue milagroso que no le atropelláramos.
De pronto de la espesura salió su compañero, por lo visto, esto era un control de carretera, hecho extraño como para jugarse la vida; que el Guardia Civil no llevara nada reflectante y además ni siquiera habían puesto pivotes a modo de aviso, imposible imaginarlo.
-El enfado del picoleto fue mayúsculo, escupiéndonos con desagrado, las palabras nos gritaba temblando de la impresión.
-¡Salid del coche con las manos en alto! y sacad la documentación del coche y vuestros DNI.,. – Pero Sr. Agente, le dije sonriendo, con las manos en alto no podemos hacer tal cosa.
-Con que cachondeitos con la autoridad, ahora si que lo vais ha pagar caro.
-Haber de donde venís.
-De Punta Umbría. Respondimos a coro.
-Eso es mentirá, Nos gritó. ¡ heee sujetar a ese perro que me quiere morder!. -Hanna que observaba la escena agazapada en la parte de atrás de la furgoneta se puso en posición de ataque y gruñía peligrosamente a nuestro benemerito-Animalito ya odiaba los uniformes de antes, pero que nos trataran tan mal eso si que no se lo aguantaba a nadie.
-Rápidamente la sujete por el collar, mientras Juan sacaba los papeles de la furgoneta.
-Vd. Señorita saque todo lo que lleva en su bolso
-Mientras sujetaba a “Hanna” con una mano con la otra intentaba encontrar mí. DNI.,. El picoleto miro en la parte de atrás de la furgo desde la ventanilla delantera y metiendo la mano debajo de una bolsa de viaje exclamo;
-¡Aja esta es la prueba! Vds. vienen de Marruecos y seguro que traen droga, en la mano blandía a modo de trofeo una botella de güisqui DIC. Esto es; güisqui de contrabando. Gritaba escupiendo
-No pude evitar reírme. -Pero jefe si el güisqui DIC es, de Segovia.
-Gritando me espetó: No le he dado permiso para hablar y menos para llamarme jefe, ahora mismo voy a registrar sus bolsas y encontrar la droga que traen, hoy van a dormir entre rejas.
-Dicho esto abrió la puerta trasera y entro en la “furgo” a cuatro patas.
-Decisión nefasta, pues mi fiel “Hanna” ya había visto suficiente, pero además que ese terrible uniformado entrara en su territorio, ¡eso si que no! Se iba a enterar, con una fuerza increíble se me soltó. No pude hacer nada pues mi mano derecha seguía su búsqueda por el bolso. En menos que canta un gallo “Hanna” se abalanzo sobre el picoleto y tras un aullido desgarrador le propino un bocado en todo el trasero, que rasgo el pantalón y calzoncillo del intruso verde -Ahora sí, que lo teníamos complicado.
-Agresión a la autoridad, resistencia y choteo, !os voy a empapelar!. Nos dijo a modo de mueca, con una ceja levantada tan forzadamente que tenía un ojo cerrado por completo y el otro demasiado abierto. -Pero su intención solo quedaría en eso.
-Estuvimos toda la noche viendo como, entre insultos y blasfemias nos desvalijaba la furgoneta, sin encontrar nada.
-Por fin se rindió y con una mano en el trasero sujetándose el descosido, en la otra la botella de Dic y nuestros carné de identidad en la boca, se marchó a su vehiculo para confirmar por radio, nuestra pertenencia a la delincuencia internacional, pobre picoleto, después de unos gritos ininteligibles, precedidos de varios SI Sr. Si Sr. Lo que Vd. Mande mi sargento. Volvió a nuestro lado. Estábamos sentados en el arcen, sobre la hierba y ya despuntaba la aurora cuando por fin nos dejaron marchar.
-Se nos quitaron las ganas de conocer, más en profundidad esas tierras de Dios, así que pensamos en volver al foro cuanto antes, y por ello paramos en la primera gasolinera para llenar la furgoneta de combustible.
-Mira por donde el gasolinero, que en ese preciso momento observaba pasar el Land Rober de los picoletos, exclamo; adiós peligro, y nos contó con pasión, su propia aventura con la benemérita.
-En la mañana de ayer; nos susurraba, estos ineptos, montaron un control, 20 metros detrás de los surtidores, y mi primo Antonio que iba al trabajo y siempre lleva la música a todo meter, iba rápido por que llegaba tarde y claro con la música y las ventanillas subidas, no se percato de que los guardias le daban el alto por megafonía, con lo cual siguió su camino tan pancho.
-A que no sabéis que hicieron estos hijos de Dios. Pues… no sé, le dije; después de lo nuestro cualquier cosa es posible,.
-Pues bien, os contare; No se les ocurrió otra cosa que ponerse a dispararle, desde el otro lado de los surtidores. Por lo que tuvimos todos los presentes que echar el cuerpo a tierra para proteger nuestra vida, y lo realmente peligroso era el riesgo de explosión.
-Es un milagro que no resultara nadie herido.
-Juan se acerco al oído del gasolinero y le dijo: señalando al picoleto
-Sabes coleguilla, él si que resulto algo herido ayer en su amor propio, gracias a nuestra fiel Hanna.
Un comentario sobre “(Un hecho real)-Hanna y su aversión a la Guardia Civil 2ª”
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Lo que hay que hacer con la Guardia Civil es disolverla, porque a las alturas que estamos no es de recibo tener un cuerpo decimonónico como la GC. Ya tuvo su época.
En la actualidad solo sirve como salida laboral de personas de poca aptitud que obtienen de esta manera unos ingresos que de ninguna otra manera les sería posible dada su cualificación, y de paso obtienen patente de corso para pagar sus frustraciones personales con la ciudadanía.
Casi siempre con una actitud de prepotencia y chulería que en épocas pasadas igual era vista como algo normal, pero que hoy en día es intolerable, por mucha autoridad que crean que les otorga el uniforme.
Para las carreteras lo que se necesitan es ambulancias, y dentro de cada término municipal, guardias municipales. Tal vez se les podría asimilar como policía de aduanas, pero de ninguna manera que siguieran en una posición como la actual, que les permita seguir ejerciendo el abuso de autoridad de manera arbitraria con conductores y ciudadanos.