Llamo vivencialismo a esa manera de ser en la que nos expresamos con todos y cada uno de nuestros sentidos. Vivencialismo porque es todo aquello que podemos absorber para sentirnos tan profundos que ya no necesitemos más que dejarnos llevar por la existencia sin la pertinaz preocupación de tener que interpretarnos excesivamente. Ese vivencialismo será quien nos interprete el día de mañana y le dejaremos hacer sin resistirnos ni fugarnos pero sin despojarnos de nuestra esencia propia.
Sus raíces no tienen un punto geográfico en particular. Vienen de la eternidad y marchan hacia la eternidad. Yo no entiendo, por eso, una raíz como un lugar impuesto por alguna condición ajena a nuestra voluntad. Nuestras verdaderas raíces no son únicas sino plurales y allí donde radiquen nuestras expresiones nos convertimos en seres multiplicadores en vez de simplificadores.
Con el descubrimiento de saber quiénes somos por dentro podemos saber quiénes somos por fuera e incluso lo que de nuestro interior puede penetrar en el interior de otros seres humanos; allí donde somos circunstancia vista por los demás sin ninguna otra connotación externa. Si conseguimos lograr hallarnos en la integridad de la parte de eternidad a la que pertenecemos habremos conseguido pertenecernos a nosotros mismos y pertenecer a los demás.
Eso es lo que debemos demostrarnos, porque todos podemos y tenemos el derecho a luchar, en algún momento de nuestro periplo vital, por intentar descubrirnos, aunque sólo sea por un escaso segundo de lucidez, en nuestra existencia. Ese escaso y lúcido segundo en que nos damos cuenta de que somos inmutables y que tenemos algo que decir al comprometernos con la accidón de aceptar o rechazar tal premisa. Esa es nuestra libre elección particular.
Quizás en algún momento de la vida podremos dudar… en muchos momentos de la vida incluso podremos dudar… pero llega un momento en que nos iniciamos en nuestra verdadera interpretación. Quizás no logremos hallar todo su significado pero en algún momento nos iniciamos en el esfuerzo por conseguirlo.
Después de todo, lo que hay más allá de nosotros mismos sea seguramente una realidad que interpretamos hoy de forma muy distinta a lo conocido ayer. No sé el momento en que tengamos que interpretarnos definitivamente pero si sé que todos estaremos presentes cuando eso ocurra. Unos antes. Otros después. Pero todos tendremos que vivirnos con total sinceridad.
Y en ese momento, cuando nos penetremos hacia el interior, no habrá posibilidad de equivocarnos. Puede ser que los demás lo admitan o lo rechacen pero en lo referente a ese sentido si lo logramos habremos por fin cambiado el mundo.