Más allá de lo soñado nos queda siempre lo que vivimos. Si vivir es un sueño, como dicen los poetas, continuamente somos soñadores de todo aquello que experimentamos. Cada día tenemos un sueño por cumplir que a veces se realiza y a veces se nos hace imposible de realizar, pero a un sueño siempre le sucede otro y otro y otro… y al final, según hemos estado viviendo, todos ellos conforman la realidad de nuestras experiencias. Y eso, eso es lo que verdaderamente importa y llena de emociones la vida. Soñemos con un quehacer todavía pendiente que nos convierta siempre en seres vivos y soñemos con un futuro que estamos elaborando continuamente en nuestro presente. Nos queda siempre lo que vivimos que es lo mismo que decir lo que continuamente estamos soñando. Nada de tirar la toalla en el primer asalto de la vida. En cada esquina del cuadrilátero de nuestra existencia hay miles de sueños (unos deseados y otros desconocidos al principio) que están esperando a que venzamos por puntos a ese fantasma llamado desilusión. Respira. Toma aire. Y sigue luchando por tus sueños. Y que al final de todo el espectáculo podamos decir, todos a una, eso que ya dijo Pablo Neruda: Confieso que he vivido.
Archivo por días: 7 enero, 2006
Tiempo ignorado
“Hoy es siempre todavía”
(Antonio Machado)
Ignorar el tiempo, el tiempo impuesto, los dias marcados en calendarios que son propuestas de los “poderosos que rigen el tiempo”, es una de mis tareas. Desconozco cuándo y cómo nos debemos imponer la diascilina del fin de año, del comienzo de otro, cuando existe una diversidad de tiempos históricos y culturales. El tiempo es una Tirano. Sólo nos ofrece un día para incitar al gasto desmedido, al deseo provisional de felicidad, a la ignorancia de que la vida es un espacio abierto a un “hoy es siempre todavía”. La felicidad va y viene en cada hora. La danza de las horas es un baile interminable. Desear felicidad y bien debe ser un proóposito eterno, así como conveniente. Seguro que todos nos sorprenderíamos on un feliz día de hoy, y que el mañana te sea propicio. Antaño el deseo se prolongaba para toda la vida e incluso los que morían tenían su derecho a ser recibiendo el deseo de felicidad, porque estuvieron aquí y formaron parte del paisaje de un pasado.
Adicción a tu piel
Jugar con Fuego
Jugar con fuego es peligros
como es jugar con el amor
creer que lo tienes controlado
donde no se puede perder.
Todo juego tiene sus reglas
que si se respetan, todo sale bien
unos ganarán por merecerlo
otros ganarán igual, sin sufrir.
Pero basta con tener un olvido
y jugar arriesgándose
creyendo estar seguro
de que tu no vas a quemarte.