Un puñado de versos y poemas nos puede llegar a rozar la singularidad de nuestra piel: una presencia de armonías coloquiales dispuestas en forma de épica culturalista; una línea clara u opaca pero siempre dispuesta a diseñar la pasión que tenemos hacia la fidelidad de nuestros sentimientos. Poco importa, en esos momentos, la narratividad de los profesionales, porque lo importante, cuando estamos con la vida en llamas de nuestros problemas familiares y fundamentales es el ordenamiento de nuestras pasiones ligado al incesante deseo de sentir la vida.
Archivo por días: 14 abril, 2007
Entre tu y yo…
Por que entre tú y yo, la distancia no es el olvido, no. La distancia es el dolor, la amargura, la pena concebida, el frío atardecer a solas, un jardín con hojas secas, la lluvia cayendo sobre mi desbordado mar, donde arrecian las olas, donde mueren los peces y llora el sol, donde estés tú, que ahí…, ahí no estaré yo…
Por que entre tu dulce pena y mi terco dolor, el amar no es el destino, no. El destino es el dolor, donde en tus lágrimas derramadas grite en alto mi corazón, que si tu no me querías, tampoco entonces lo haré yo, para ahogarme en mis heridas y olvidarte para siempre. Para ver la luz, rayana en el cielo en su esplendor. Para que mueras, vida mía, y entonces…, entonces muera yo…
Chicago
Hoy me he levantado con un dolor en el hombro doctor
intermitente hasta la muñeca, que dice así:
El modelo de Chicago dice que la pasta hay que gastarla como se conduce un Ford
a toda hostia, sin imitar a esa peña chachi que te cagas
esos que se la gastan fumándola, l e n t a m e n t e
entre dos palmeras, las dos únicas que quedan en el país
medio seco, pero sin central nuclear.
escencia
Sin temores…
..realidad o fantasia….
Yo escribo versos
Siempre suelo escribir versos
aunque a veces no lo hago
ni en otoño ni en verano
Me escondo solo en la casa
todo el día y por la noche
que no vean lo que pasa
con las garras de mi mano
Yo escribo mi poesía
encerrado en un rincón
Siempre espero escribir versos
aunque a veces no consigo
que salgan del corazón…
Pequeño principito humano
Albert éra un adolescente muy tímido. Bajo su largo flequillo escondía su gran mundo, el que él creía tan pequeño. Bajo su largo flequillo escondía su gran corazón, el que él creía de dura piedra. Bajo su largo frequillo escondía sus miedos, sus sueños, sus anhelos, todo escondía bajo aquél largo flequillo, sus ojos también, ésos ojos que tanto decían, que tanto soñaban, que a pesar de ser tan dificiles de ver, sin él quererlo, un brillo cegador sobresalía de entre los pelos.
Juan éra todo lo contrario, éra dicharachero, alegre, abierto, confiado. Le gustó Albert. Se propuso traspasar ese largo flequillo y hasta que no lo logró no paró. Se hicieron los mejores amigos del mundo.