Aquellos bacanales de odio y venganza
que sedujeron al hombre cual oscuro engaño,
maquinado por un concilio de sombras,
que ven sus obras reflejadas en el cristal del tiempo,
narrando sus memorias en las paginas más atroces de la historia
asesinando y violando en nombre de Dios y su gloria.
Hoguera donde ardieron la inocencia y las ideologías,
como castigo y sanción al temible pecado de la herejía
sentenciado por eruditos de la cristiandad,
y ejecutado por la violenta cruzada de la fe y su manto inquisidor.
Los comodines de la noche
desataron el temporal
esperando que reviva Dionisio.
Abrieron las ventanas
de aquel cuello azul
de porcelana,
que necesitaba de la necesidad.
Ya no alcanzaba
el maquillaje para disfrazar
penas, no era suficiente
entender el juego de un niño.
Y la ventana contaba las horas
ilustres, imaginadas desde el sueño
de ayer.
Aquel sonido tenue, obsesivo y permanente
del pasado a veces recurrente,
logró despertar repentina y frenética
una actitud paradojal y desquiciante.
Fue necesario solo un instante de frivolidad
instante que no forma parte del tiempo
más bien abre un acceso a la eternidad,
a la demagogia de las emociones y su profundidad.
El reloj marca la hora del final de otra época vacía
el mundo enmudece y las promesas engañan,
nos revolcamos en las cenizas de una humanidad inmolada
por el fuego martirizado de la vindicación sagrada.
Bienvenidos, profanadores de la tierra prometida
que habéis arribado desafiando al tiempo y la naturaleza de la vida,
el cielo ha sentenciado que tanta arrogancia y ambición debe tener un limite
llega el diluvio, el arca vuelve a partir, esta vez hacia su fin.
El ente que habita tu belleza carnal,
se nutre de los momentos de debilidad,
seduciendo con la alevosía propia de la pasión,
dando rienda suelta a la sádica y corroída imaginación.
Poco a poco se adueña de tu mente,
sientes como se aceleran tus signos vitales
avivando los primitivos instintos de la carne.
La frivolidad que no disimula, opaca el reflejo de la mirada
y en tu interior avanza sacrificando lo poco que queda de pudor,
despertando el erotismo pertinaz del pecado original.
Un idioma mil en tu cabeza,
en la máquina de tu cuerpo,
en la tragedia,
en el desván,
en las desérticas ansias
de no encontrarme. En un perfil.
Un idioma mil
y mil palabras
una.
Nací, viví y morí… luego existo
(Para cuando llegue la hora de mi epitafio) (Aunque espero que falte mucho todavía)
Tengo en mis manos El cuaderno dorado de Doris Lessing, la reciente Premio Nobel de Literatura año 2007. ¿Y quién es Doris Lessing?. ¿Y qué es El cuaderno dorado?. Empecemos por la última de las preguntas. Recomiendo la lectura de esta novela a quien quiera desentrañar el hondo pensamiento de esta escritora británica de 88 años de edad; porque es la obra literatura que más fama aportó a esta narradora y porque junto con Memoria de un superviviente y El sueño más dulce es la trilogía narrativa que más claves da sobre la personalidad de esta escritora que siempre está comprometida con las preguntas inquisitivas hacia el mundo de las conciencias humanas. Sigue Leyendo...
Te quiero
pero te llevaste la flor
y me dejaste el florero
te quiero
me dejaste la ceniza
y te llevaste el cenicero
te quiero pero te llevaste marzo
y te rendiste en febrero
El animal entra en el vagón de metro, observa ligeramente que nadie le observa (valga la redundancia) y con premeditación, alevosía y cobardemente creyendo que nadie le ve, lanza la tremenda coz (zapatazo brutal) a la cara de la joven de solo 16 años que viaja tranquilamente, sola y sin defensa alguna, creyendo en la paz de los seres humanos, sin darse cuenta de que ha entrado el animal. Racismo. Machismo. Xenofobia. Fascismo a lo bruto. Así hablan las bestias… y no es necesario más palabras salvo que si fuese yo Niesztche hoy tendría argumento suficiente para escribri “Así habló Za(pato)ratrustra”. Sigue Leyendo...
Pidamos lo que es justo, a la Vida, que no al cielo
que siempre es penoso ahelo
ni el si ni el no del Divino.
Dejemos pues que el Destino
preceda siempre al rogar,
pues ahí te puedes quedar
con oración o sin ella,
mirando tras la botella
muchos dioses inventados.
Pidamos lo necesario para seguir orando,
para cultivar el profundo sentido del gozo,
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