Terminando de convencerse que saltar al vacío desde el balcón donde estaba era la única salida a sus problemas, el suicida se distrajo mirando una pareja que llegaba al mismo edificio. Se fijó como ella le pedía a él que la esperara, mientras entraba y éste, nervioso, caminaba en círculos fumando. Levantándose y haciendo puntería hacia la acera, vio salir a la mujer con un papel que le entregó a su acompañante. Éste lo arrojó y, saltando, la abrazó dando vueltas para luego besarla y arrodillado acariciarle el vientre. El espectador anónimo sonrió… suspiró…y decidió bajar por las escaleras.
Archivo por días: 7 noviembre, 2007
Aquella mañana.
Aquella mañana tocaba el violonchelo en la entrada de la catedral de Osorno. El poco dinero que ganaba me alcanzaba para vivir dignamente. No como hubiese querido la Marcela, claro está. Ella quería que trabajara en la empresa de su padre. Pero yo amaba la música, tanto como a ella. Por eso tal vez le dediqué mis melodías. Aquella mañana la recordé más que nunca, se cumplía un año sin vernos. Aquella mañana cayeron $10.000 dentro del estuche del violonchelo. No pude evitar levantar la vista, sólo seguí el ruido de sus tacones perderse por el corredor.
Contigo
Contigo pasa el tiempo y, a veces,
clara la lluvia de todo lo vivido,
me esperas, ajena o tuya,
mirando paradojas en medio del secreto.
¿Me amas como junto al río? dices
y todo cambia en mis mundos diferentes.
Al verte
ya en la sombra excluyo
el ayer vivido y el presente
y hago tiempo para todo tuyo.
Los adioses de papel.
He conocido a Mario. Él no sabe cuál es el motivo del viaje de su abuelo. Han cruzado la cuidad. Mario está confuso, pues su abuelo carga una maleta. Se estacionan en una calle. El abuelo, el padre y el chiquillo, descienden. El anciano besa a Mario y camina hacia una gran casona arrastrando los pies. Mario y su padre han llegado a casa. Mario ha entendido. Se dirige al garaje, para luego subir al cuarto con un bolso, pero antes de hacerlo, su padre le pregunta: “¿Qué harás con eso?”. Secamente, Mario responde: “La guardaré para ti”.
La Cita
Fue hace unos días, una cita nada más porque si, fijamos la fecha, la hora y listo, irrumpimos en nuestro propio mundo… tu risa y mi risa, tus manos virtuosas y mis ademanes inquietos, las palabras escapando de tus labios… y de mis labios… cambiaste tu mirada por la mía y me quedé con esos ojos infinitos. No nos hemos vuelto a ver desde entonces, y no dejo de repetirme: vuelve ya, aparece de entre tus asuntos, vuelve ya, que necesito hablar de cuanto nos pasó en aquel momento, vuelve ya, que se dan a la fuga los recuerdos, los colores se desvanecen… vuelve ya, que la magia se me escapa, que la vida se me va