. Hoy, buscando el SENTIDO de la vida
entre la palanca de cambios
y los intermitentes,
he tenido una Visita.
Una importante visita
que ha durado grandes minutos.
. Ha sido en mitad de la carretera,
mientras conducía mi furgoneta de ferretería, la de todos los días,
a 140 por la realidad. Y además,
Joaquín Sabina me cantaba en directo
al oído
“Nos sobran los motivos”
(para seguir vivas. A las dos)
Azul celeste, azul del mar,
azul de viento, azul turquesa,
la vida de azul se condensa
cuando te quiero pintar.
Es azul el querer tocar
tu alma como empresa
y viene y se va y regresa
el azul como un pleamar.
Azul es la gran sorpresa
que contiene la promesa
de este intentarte amar.
Y el azul se me espesa
en la acuarela tan densa
con que te quiero soñar.
Tú eres ese sentido que sabe a conciencia,
la llave espiritual de todas mis pasiones,
el eje fundamental de toda mi existencia,
la que abre la esperanza a toda mi inquietud
dejándome impresa tu huella de mujer.
Tú eres aquella que se alcanza con el alma
cuando el cuerpo crepita de ansiedad,
la noche acrisolada de firmes desvelos
y el halo indetenido, de luna carmesí,
que besa a las estrellas en el cielo
mientras el alba me baña de esperanzas.
Hay poca gente que conoce el verdadero silencio, ese en el que paradójicamente se escuchan tantísimas cosas, donde te pones en contacto con tu yo interno, incluso donde revives esa conversación que tuviste hace 10 años con algún ser desconocido con el que entablaste una mini conversación; o donde la imágen de un futuro perfecto se proyecta nítidamente ante tus ojos, permitiéndote navegar por ella como si de realidad virtual se tratara.
Mis silencios suelen ser muy concurridos. Decenas de fragmentos por segundo inundan mi mente y cientos de palabras retumban en mis oídos.
Es una tranquilidad relativa puesto que todavía desconozco dónde se encuentra mi interruptor de desconexión con el que, quizá, me podría permitir 5 minutos al día de tranquilidad real. Sigue Leyendo...
La presente reflexión es un hecho real que le sucedió a una amiga y que me tuvo meditando durante mucho tiempo. Gaviota era una amiga muy íntima. Ambos trabajábamos juntos en una entidad bancaria madrileña. Trabajar como empleado o empleada en la banca es igual que trabajar en cualquier otro “mundo” de oficinas; todo depende de si eres feliz o no eres feliz trabajando allí. Yo he conocido a muchos compañeros y compañeras de banca que eran felices y se sentían realizados como personas en esas oficinas. También he conocido a muchos compañeros y compañeras de banca que no eran felices y no se sentían realizados como personas trabajando como administrativos. Depende de los sueños personales. Gaviota y yo éramos de estos últimos. Nuestros sueños de realización personal estaban muy lejos de estar siempre sentados delante de una mesa de oficinistas aunque nos pagaban un muy buen sueldo. El caso es que Gaviota conocía todos mis sueños y yo conocía todos los sueños de Gaviota. Estaban lejos de la banca. Sigue Leyendo...
. Estoy cambiando casi sin querer. No es más que el último recurso que tengo. Sino, no veo nada más que muerte. Y los demás no quieren que cambie. ¡No quieren que viva!. Pues entonces les rogaré, lo más delicadamente posible, que se preocupen mejor de sus vidas, que yo, de momento, voy a empezar a ocuparme de la mía.
“Lo que un ser humano cree por encima de una evidencia claramente insuficiente es el indicativo de sus deseos; deseos de los cuales a menudo él mismo no es consciente. Si a un ser humano se le ofrece un hecho que vaya en contra de sus instintos, lo someterá a un severo escrutinio y, a menos que la evidencia sea apabullante, rehusará el creerlo. Si, por otra parte, se le ofrece algo que proporcione una razón para actuar de acuerdo con sus instintos, lo aceptará incluso con la más ligera evidencia.”
EL ORIGEN DE LOS MITOS
. Le he cogido miedo a la guitarra,
aunque ÉL me ha hecho una señal.
. Dice que yo pienso. ¿Le creo?
Me ha dicho que no me vaya fuera. Que no es eso.
Me lo dice con señas. Como explicaba mi padre. Ahora le entiendo.
No tengo miedo de decir esto. Ahora lo entiendo.
Me ha dicho con la mano que torciera un poco a la izquierda. Yo soy esa del cuadro y me he puesto a buscar mezclando toda esa variedad de colores, deformando el dibujo, moviéndome por él, con esa misma sensación de revolver. Me ha dicho que me vaya a por la guitarra. Me lo ha dicho con el alma. No es crear para nadie. El caso es que no la cojo. Sigue Leyendo...
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