Llamo de nuevo a un volver
despertándome este cantar de gallo.
Callo la voz junto al caballo
para entonces a nadie poder ver.
Es la inquietud murmullo de padecer
sed de vida a la vez que callo
y en el vacío de la atención hallo
un compás de epera en el amanecer.
Descansa la computadora en casa mientras el sabor del agua y el canto de los pájaros me llenan de esperanza la sed de la vida. La vida es, sí, ahora, en este momento, una partida de tute con la cual nos divertimos Adriana y yo junto con Miguel y Liliana. Superar la psicosis de las cuarenta en bastos es un rito de toda esta vida que, como explicación de nuestras existencias, consiste en sentarse alrededor de la mesa, de frente unos con otros, para otorgar al alma este momento de la secuencia de una partida de cartas con la que intentamos conquistar la última respuesta del día. Sigue Leyendo...
— LA CONSCIENCIA –
No tengo perdón.
— LA CONTRADICCIÓN –
Perdone las disculpas, comprendo perfectamente que no este de acuerdo con lo que voy a decir. Su método no sirve. Y usted pensará, ¿Por qué?; lo pensaría si tuviera interés en lo que voy a decir, suponiéndolo yo contestaría: Su método no me sirve, si fuera mío sería otra cosa. No es que desee desaprobar sus estudios, desacreditar su opinión, ni siquiera perjudicar su naturaleza, lo único que espero es que podamos entendernos.
Una vez al año
nos pondremos de acuerdo
para hacerlo eterno.
Para sentir que la vida
no se nos escapa entre los dedos…
Que mientras sintamos
que esperamos hacernos viejos
no nos quedarán recuerdos,
¡vivamos el tiempo!,
hagamos que el sol sea nuestro.
Te recomiendo que empieces a leer esto por el final ya que de ese modo podrás ahorrarte la impronta de palabras vomitadas durante el trayecto, el papel blanco o lo blanco que va quedando del papel antes que un golpe de tinta lo ensucie o lo entibie. Resulta extraño ahora, quizás el matiz que perfuma o atraviesa la distancia en la noche devuelva un tinte claroscuro a lo que queda de mi intimidad engarzada en otra geografía o topografía lunar con estrellas. Resultó extraño porque nada pude hacer yo frente a la circunstancia tal en que dos ojos empañaban la imagen que quedaba lluviosa aún y estremecida por los ecos diferidos de la frecuencia aquella no compartida, frecuencia no frecuente que empañaba dos ojos flotando casi suspendidos en el aire como si fueran una entidad independiente al cuerpo de donde salieron ¿salieron? Sigue Leyendo...
A veces, el sentimiento de indefensión es de tal calado que, al despertar al día siguiente de otro infernal, se tiene la sensación de ser únicamente una cáscara vacía, que ha perdido todo contenido y toda vida. Es como si el terreno fallase bajo los pies, que pierden así todo sustento para seguir caminando por la vida.
¿A qué acogerse en tales momentos, cuál es la tabla de salvación? ¿Cuál es, en definitiva, la panacea para aquellos que no encuentran (que no encontramos) el consuelo en la oración? El exceso de lucidez dolorida puede llevar a no comprender ni identificar nada del entorno inmediato y familiar. El acogerse a la rutina diaria puede adormecer durante algún tiempo la sensibilidad en carne viva. El cumplimiento de las obligaciones puede despejar las ideas y hacer que se centren en lo que es familiar. Las tareas, que bien pueden ser auto-impuestas por necesidad imperiosa del momento, aunque realizadas mecánicamente y sin satisfacción alguna, pueden servir de lenitivo, aunque momentáneo. Sigue Leyendo...
Soy única, libre…
soy un ave que vuela en el infinito cielo azul,
conoces, ves desde lo alto,
desde la distancia el vuelo de otras aves
unas son líderes
otras le siguen…
buscando su apoyo, su fuerza, su contacto
sabes la verdad,
somos muchas,
lo veo todo…
Despejo mi vuelo…
se agranda la distancia..
soy única… soy libre
Los días pasan…. ahora trabajo
y lo hago como siempre, no a disgusto
otro momento….
mis silencios hablan de sus asuntos…
hoy es un día festivo,
sale el sol de las tinieblas
el frío de mi cuerpo no lo siento
el calorcillo del sol me acaricia,
miro a lo lejos..
horizonte y sol van juntos
puedo verlos…..
Las estelas de los aviones que se cruzan en el firmamento son como las vidas de los que han sido y ya no son. Su rastro va difuminándose con el viento, hasta desaparecer. De aquellos que se marcharon sólo queda el recuerdo entre sus allegados. De las estelas que dejan los aviones no queda nada, ni siquiera el recuerdo de aquéllos que volaban en ellos. Porque ni siquiera pudieron percibir esas estelas. Las vemos desde el suelo, cuando en un día claro elevamos los ojos hacia arriba. Ni siquiera las percibimos cuando sólo nos fijamos en el suelo, o cuando miramos hacia el frente, sin elevar la mirada. Sigue Leyendo...
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