Ayer se pagaron las luces del Barrio.
Subí a casa y encendí las bolas de luz de color naranja.
Y volvió la alegría.
Y con ella vuelvo yo.
Acabo de saber el porqué
Porqué hoy hace tanto frio..en esta ciudad..
No es porque las temperaturas hace dias ya,amenazen con descender y traer a nosotros lo que parece ser ,el preludio de lo que será el invierno próximo,cercano ya..
La otra noche,debi dejar entrabierta una puerta,un pequeño espacio tan solo,sin darme cuenta,que asomó a través de mis ojos,vaya,no fui yo,no lo esperaba..
fue ella,quiso aparecer..no sé en que momento,pero en alguno pasó ,si,ahora comprendo aquello de las apariciones estelares…,ya entiendo a que se refieren..
Ana miró el reloj. Sin darse cuenta habían pasado ya tres horas desde que se sentó frente al ordenador. Si su madre se enteraba de como había utilizado el tiempo en vez de estudiar le regañaría. Quitó la conexión a la línea telefónica al oír que las cadenas del ascensor se ponían en movimiento. Era su madre que volvía del trabajo. Debía de simular que había pasado toda la tarde estudiando. Se levantó al servicio, y al mirarse en el espejo vio como sus ojos llorosos del tiempo pasado frente al ordenador la delatarían.
Corrió rápidamente de nuevo a la habitación, y cogió de su estantería el libro de física y lo dejó sin cuidado sobre la mesa. A los pocos segundos su sospecha se confirmaba:
Alberto.
Me pidió su anillo y sonreí.
Yo le dije “Espera un momento, haremos una cosa”. Aquel día habíamos ido todos a la playa: Ana, Guille, Iría y los demás. Sin embargo, hacía rato, nos sentábamos ella y yo cerca de la orilla. Charlábamos. A ratos, callábamos y sentíamos como el mar nos hablaba a los dos, como en silencio.
“Fíjate en mis ojos”, le dije, “aunque quizá no te hayas fijado, hace tiempo que quieren decirte algo…”
“¿Ah, sí? ¿Y que dicen?” susurró ella. Sus ojos azules penetraban en mi cabeza y me hacían sentir desnudo, como si me abriese el alma. Aquello me hacía sentir alegre, y la vez, extraño, como si supiese en que pensaba en aquel preciso momento.
En el cielo las estrellas estaban muy revolucionadas ante el nacimiento de un nuevo astro que a pesar de ser mucho más pequeño desprendía una luz clara,intensa y muy hermosa. Pero la pequeña estrella no veía esa facultad suya y se empeñaba en agradar y encajar entre los enormes astros que veía a su alrededor. Ellas tal vez por miedo o por envidia o por ambas cosas a la vez la insultaban y despreciaban porque era muy pequeña y nunca ser´ía tan grande y majestuosa como ellas.
La pequeña estrella lloraba y lloraba por su desdicha y soñaba que se convertía en una enorme estrella y era querida y aceptada por todas las demás.
Un día sus suplicas llegaron hasta Dios y Éste le preguntó que qué mal la acechaba que tan triste y deprimida se encontraba