No se rompe con el pasado, no existe cura para las equivocaciones de ayer.
Al pasado se le supera, igual como se hace con la adolescencia, sin querer.
Los hay que nunca maduran
y también, quien para madurar
ha de ver la resignación sin lucha.
La resignación combativa
corresponde a una época de mártires,
no de proxenetas.
Lo que hoy te digan es más o menos
con la intención de hacerte sentir mal;
lo que no esperaban era curarte del remordimiento.
Archivo por días: 14 febrero, 2010
isabel, otra vez.
Tus manos son frágiles, eso parece al tocarlas
sin embargo, tan altivo tu espítiritu, tan cálidas
tus palabras
apenas rozas tus dedos en mi palma y
frágil me vuelvo yo, henchido de alegría, de amor,
de un no se qué interior que me encoge el alma
y así, sin quererlo, me siento acongojado, y frío y
frágil y en pedazos
y me acuno en tu pecho y tus brazos me
abrazan
Cuadernos Africanos (1): En Kordofán.
Llegamos a Kordofán bajo un sol sofocante, después de habernos bañado en las aguas del Nilo Blanco, y nos dirigimos a la capital de la regn mientras encontramos, a ambos lados de las carreteras, un alto número de personas hambrientas. Sólo tenemos unas cuantas cocacolas y un poco de latas de queso y leche en polvo que, por caridad, se las regalamos para que, al menos, llenen su estómago con algo más que raíces.
La capital de Kordofán es El Obeid, un sitio arqueológico de la baja Mesopotamia, a 6 kilómetros de Ur de Caldea (el pueblo donde nació el personaje bíblico Abraham, el patriarca que se estableció con su clan en Palestina, donde llevó una vida de pastor seminómada).
En sueños…
Diesel contra Alberti.
Poema de Alberti (que también se llamaba Rafael) después de pensarlo mucho.
“Apareció mi alma como la corola
de un lirio. Ella sabía cantar desnuda y sola.
Sola, como en el agua, o el viento. Ligera,
transparente, sutil, maravillosa. Era
como una divina flor de luz, o un divino
pájaro que en el aire acaba de nacer.
No sabía ni oír, ni ver, ni comprender,
y aún no sabía adónde iba,
ni lo que era materia aquí abajo, ni arriba…”.
Poética Reflexiva (para mi esposa Lina y mis hijas Leslie y Carla)
Damián entre las sombras y el silencio.
Damián vivía en un rincón de la vieja casa de Doña Julita. No tenía más posesiones que un montón de billetes antiguos que ya no podía cambiar por moneda alguna. Así que Damián era, verdaderamente, pobre.
Doña Julita, apiadándose de Damián, le dejaba dormir en un antiguo camastro que había heredado de su abuelo; un tal José Luis Caja y Velasco-Blázquez que se las daba de marqués para darse importancia pero que sólo era un simplón empleado de Banco. Había sido, en sus tiempos, empleado de la Caja Rural de Salamanca.