Adoro las mañanas

Adoro las mañanas en las que no hago nada, tan solo salir a la terraza y sentir la brisa de la mañana en mi rostro e incluso que se me erice la piel de frio. Adoro las mañanas acompañadas de un sueño soñado la noche anterior, que justo acabo de despertarte de él y el cual era inesperado para mi y me hace recordar aquel tiempo donde creía tener una razón para ser feliz, aquel tiempo tiempo donde soñaba contigo y aún hoy sigo pensando que será de ti.

Adoro las mañanas en que me despertaba y esperaba un “te quiero” de ti, que en cierta manera lo obtenia pero no era nada justo para mi y por esa razón esos “te quieros” pasaron aun segundo plano o quizás a un tercer plano (mas bien dejaron de existir). Sigue Leyendo...

Casi en las Nubes

El otro día, un día cualquiera, en cualquier momento, de cualquier instante, me asomé a la ventana, estaba abierta, los cristales limpios, allí me asomé, miré hacia abajo, allí miré.
Asomé la cabeza, la ventana estaba abierta, entraba el fresco, miraba por la ventana, de par en par. ¡Podía mirar! ¿Y qué es lo que vi?

Asomé la cabeza, la ventana estaba, me pude asomar y pude mirar, y pude allí abajo avistar, miré, y todo estaba lleno de ciudad, miré abajo y había una ciudad, la ciudad seguía estando llena de ciudad, y lucecitas por la noche. Sigue Leyendo...

joaquín 1

Todos te dicen así, que tienes carisma y a tí que te interesa hacer reir a la gente, ojalá nunca se te dé por creer que eso está mal, ojalá nunca se te dé por sentirte aludido y eso te haga partirte la crisma. Que cuando seas viejito no tengas problemas en tus huesos, ni anteojos ni la vista cansada y cuentes orgulloso en la sobremesa que tu eras el hazmereir de las reuniones. Quiero que crezcas libre sin un rezago de pesar y en serio seas la versión mejorada de un alma libre, no como yo, que por hacerme el libre, me han criticado, me han golpeado y hasta me han pisoteado el verbo. Sigue Leyendo...

Distinta voz

– Tiene usted la misma voz… -preguntó, inquieta, Laura.

– Pero ya ves que soy distinto… -respondió él.

– ¿De verdad no es usted la misma persona?. ¿Me puede usted jurar que no es la misma persona?.

– Yo nunca juro pero te prometo que no soy el mismo. Escucha. Hace ya algún tiempo, en una primavera en que la vida brotaba a borbotones, en la plazoleta de un bello pueblo, la sangre de un inofensivo gorrioncillo, muerto por el capricho de la vanidad solamente…

A las ocho si no se ve…

A las ocho si no se ve… podemos tener una nueva tensión cerca ya de nosotros. Los sindicalistas de toda clase de “pelaje”, como siempre, intentan ser los protagonistas de las “horas de la glorificación nacional”. ¿Cuál es la glorificación nacional de los sindicalistas de todos los “pelajes”?. ¿Cuántas veces esta clase de sindicalistas han dicho la verdad o han sido revolucionarios de la verdad?. ¿Cuántas veces esta clase de sindicalistas, muy de hablar en alta voz con los parlantes eso dd “compañeros unidad” han demostrado esa undidad que tanto siguen pregonando por los altavoces dando consignas a las masas y no a las personas?. ¿Qué es la verdadera revolución de las calles?. ¿Saben ellos lo que es “la calle” o intentan hacer callar a quienes lo saben con sus altavoces a todo volumen?. Sigue Leyendo...