El silencio me envolvió sin tregua una noche, me ató de pies y manos para obligarme a sentir lo que no quería. Tan implacable como sabe ser me torturó con el ácido de mis propias lágrimas, esas que no pude llorar e intentaron ahogarme.
Las aves de mi cabeza emigraron tumultuosas a planos más seguros donde anidar y yo misma me abandoné en medio de la nada. Solo tu imagen permanecía como el oasis en pleno desierto imposible de alcanzar.
Las horas marchaban y el cansancio me sedó dejándome inconsciente de cuánto te extrañaba, de cuánto daría porque volvieras a mi lado. Y al fin poder limpiar mis manos de tu sangre que aquel día derramé sin buscarlo.
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Recuerdo eterno
Cayendo la noche mi mente divagaba una vez más, de fondo la música rebelde del momento hacía de cortina cinematográfica. Cuando todo parecía tomar cierta paz y tranquilidad tus ojos se iluminaron de golpe y me obligaste a levantarme de la cama. Estábamos más allá del sueño y aún así decías había que seguir.
Tomamos nuestros abrigos y salimos a la fría calle. El empedrado húmedo de rocío sonaba bajo nuestros pies presagiando el vacío… corrimos dos cuadras hasta poder tomar un taxi al centro. Las luces de la ciudad nos recibieron con su alegría natural, nos bajamos en Rivadavia y Jujuy directo a La Perla. El bar estaba lleno de estudiantes de filosofía y letras y en el fondo nuestro sector reservado, el de los “músicos”.
Apreciación…
Una hoja seca es llevada por el viento haciéndola danzar con majestuosa belleza entre ocres y dorados del sol… Una larva finalmente se convierte en mariposa tiempo después descubriendo sus hermosos colores… más arriba los cumulus nimbus juguetones como siempre dibujan un dragón de enormes alas… un bebé en el parque le regala la más linda sonrisa a su mamá mientras los más grandes corren y hacen amigos a cada paso… en el séptimo piso de un importante hotel del centro y en una casita de techo de chapa una niña y una mujer de mediana edad cantan en la ducha como si fuera el gran concierto de sus vidas… un abuelo y su nieto adolescente juegan una partida de ajedrez en una banca….
Noche lluviosa
Te metiste en la cama pasada la medianoche, sentí tu abrazo tierno y lleno de intención de despertarme. Afuera la lluvia golpeaba la ventana, la luna apenas iluminaba y solo nos envolvía el silencio.
Tus labios en mi cuello y tu mano en mi cintura fueron la invitación perfecta para una noche agitada. Tus ojos resplandecían en la penumbra y mi risa lo cubría todo.
Era tan lindo despertarme teniéndote en frente así solo para mí que no dude en soltar mi cabello y despojarme de la ropa a pesar del frío.
Tu piel tan suave y cálida fue el ingrediente exacto para elevar mi temperatura y mi espíritu a lo más alto de tus fantasías.
Golpe
Mis manos temblorosas golpean el cristal y nadie dice nada, ni siquiera advierten mi presencia al otro lado. Desgarrado mi espíritu esta sin saber nada, todos caminan de un lado al otro con la misma prisa que llevan mis pensamientos dentro de mi cabeza.
Todo mi ser se ha convertido de repente en un torbellino imparable, no siento mis pernas y en mis oídos solo el correr de la sangre en mis venas.
Cuando se piensa que se llegó al límite siempre llega un golpe más fuerte, una replica mucho peor y cruda. Del otro lado algo empieza a cambiar, los movimientos se vuelven lentos, desahuciados, pesados. Tan solo un ruido ensordecedor que nunca olvidaré envuelve la sala y una sabana blanca es llevada como una caricia a tu rostro de niño.
A ambos lados del cristal la vida se apaga para siempre sin poder hacer nada, sin explicación… debe ser por esa razón que no existe la palabra que defina la perdida de un hijo. Solo me reconforta saber que al final del camino estarás esperando por mí como alguna vez yo esperé por ti…
Destino
En una noche cerrada a las tres de la mañana la sensación de que algo afuera me esperaba me despertó de repente. Sin pensarlo demasiado me vestí y salí a mirar la luna. El cielo estaba estrellado y yo ahí parado tratando de escuchar en el silencio…
Lo sentía cada vez más fuerte… pero qué era?…
Tomé algo de plata, las llaves de mi moto y salí.
Las calles estaban desiertas así que apuré la marcha y en menos de una hora me encontré en el boliche de moda en ese entonces.
La música empezó a sonar en mi cabeza como tambores, me acerqué a la barra y pedí lo más fuerte que tenían. Bailé para cansar mi cuerpo y tomé para volar mi espíritu de verdad necesitaba abandonarme por una noche al menos.
Entre la multitud encontré a Lucia, una joven sin pudor que me venía acechando hace tiempo y decidí que era buen momento para dejarme conquistar.
Su aroma y suavidad eran terriblemente excitantes así que la invité a mi departamento. Cuando salíamos de aquel lugar nos chocamos con Paco un conocido de mala noche.