Hay que matar a Peter Pan.
Siempre lo he protegido.
Ya sabes, Santiago, el cuento aquel del palo y la antorcha, de la niña mujer que defiende con ahínco una jaula vacía y rota. ¿¿¿Qué demonios dices que defiende??? Sí. Una jaula vacía y rota.
De sueños de la infancia que nunca nadie tuvo.
Inestables pies que flotan en el aire machacando ladrillos de nubes… que no sostienen la casa de tu cuerpo.
Te odié un día por las heridas de mis amigos.
Te odié por siempre. Sólo un día en concreto.
Te odié porque sabía que tu corona destrozaría todo mi reino.
Que sus gritos serían la risa de tus aireados movimientos.
Te odié por el mediodía, entre besos.
Besos de víboras y helechos.
Te odié por los enemigos.
Y hoy, volteas mi espalda y dices:
-¿Qué esperas?-
Consecuencias Inevitables Tras Tu Risa
“Había un hilo color plata atado a mi tobillo y a todas mis mentiras. Se llamaba silencio, vergüenza.”
Es que tú no entiendes mi deseo.
Me hice la dormida cuando sentí la mano madre abrir mi puerta. Me hice hoy también la dormida escuchando un corazón roncar, un corazón que no era mío. Ni para mí.
Amor,
¿Te han dicho alguna vez que tienes la sonrisa torcida?
¿Te he dicho alguna vez que no me gustas?
Pues bien;
He construido un puente para ti y para mí. Para que estemos el uno y el otro, a cada lado. Tú al amanecer caminarás desde tu casa al puente, y me esperarás allí parada, mirando.
-Lidia, ¿estás borracha?-
Pregunta lanzada al aire con ese tono agudo de tu voz. Agudo, tan agudo que me obliga a apartar la cara y mirar hacia otro lado, ofreciéndote otra perspectiva angular de mi cara. Pienso, que desde tu posición, debo parecerte un triángulo obtuso mal formulado.
-Tú nunca bebes, nunca has bebido. ¿Lo has hecho hoy?-
-¿Hacer qué?- Atino a vomitar.
Palabras. Desaforadas poesías van torturando mi garganta en recorrido doloroso y ascendente, manchando de pareados y códigos mi falda y tu espalda.
Atinas a escuchar con las vértebras quebradas. Sigue Leyendo...
Sobre: “EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO; J.D. SALINGUER”
“Si de verdad les interesa lo que voy a contarles”….Es que… Ese libro significa mucho para mí.
Me acompañó un verano, y en pocos días lo leí.
Lo leí porque “tú” me lo mandaste. Fue una forma dolorosa y poética (como siempre) de decirme adiós.
Cínico, arisco: anglosajón de mierda hasta la muerte.
Y el insulto, diminuto William mío, es sólo una reseña de amor. Porque sí, sí, alguna vez yo también te quise. Te quise tanto como tú decías que me querías, llorando, bajo la lluvia. Con esos ojos claros tuyos que no sabían a Málaga ni a playa. Ni a Londres. Sigue Leyendo...
*-Muerte de una ninfa contemporánea-.*
No hay nada allá donde territorieé a óleo mis huellas.
Nací, crecí y morí el mismo día por la mañana. Pero no hay resentimiento en el trasfondo comicotrágico de estas palabras, porque aún así, yo voy a ser un halo de luz entre el esparto.
Siempre dijiste que todos los caminos iban a la Luna, pero que no todos los hombres la pisarían. Y por eso yo anduve dejando en los recovecos hilos de oro y cabellos de niña estremecida. Y no había laberinto capaz de encerrar a mi minosagitario corazón.
Nacho en la ventana.
Nacho había estado toda la noche haciendo el amor, pero no conmigo.
Su figura semidesnuda se dibujó un instante tras los cristales empañados y la lluvia. Se sentó en el alféizar y miró a la plaza, abajo.
Me sentí insignificante transeúnte cuando su frente se pegó al vidrio mojado, marcándole un surco redondo en la frente. Lo miré impasible, sostuve fría la mirada. Sin rencor, sin curiosidad, sólo una mirada cualquiera.
Portal Literario Independiente