Como un cuento de pleamares y sonrisas
es tu ligero despertar en mi aposento.
Como un cuento
sin barreras… sin premisas
que nieguen a tus labios mi acento.
Como un cuento encendido de frágiles sumisas
amapolas rojas en el viento.
Profundo interior,
Mi alma lucha y guerra,
No puedo explicar,
No puedo volver otra vez.
Sólo veo caras sucias,
Lluvia y alambres
Y sentido común en piezas,
Pero veo a través de los ojos,
Soledad.
Te amo, princesa de todos los atardeceres
floridos en diáfanas sílabas del verbo;
niña elevada a la última potencia femenina
de los infinitos placeres y el silencio.
Shell be foggy the morning
beside Dublin…
the train he run fiery
arising af the garden
whera ad passed,
behind the hunting with mastiff,
of country working day
with my friend Vera Martin.
Un drama descrito en un cuadro favorito de muchos que somos románticos corregibles.
La desdichada Ofelia de la tragedia “Hamlet”, es hija literaria de Shakespeare, como la gentil Desdémona o la dulce Julieta. Ofelia, prometida del atormentado príncipe Hamlet, se vuelve loca cuando éste, por confusión, mata a Polonio, chambelán de Hamlet y padre de Ofelia. En su desvarío, Ofelia vagabundea junto a un lago, recogiendo flores, y muere ahogada en las fangosas aguas.
En otro sitio, en otro momento, en otro lugar…
un fugaz instante de la vida
se convierte en punto de encanto inmortal.
Ideal instante, constancia leal
del signo penetrante
en la esfera universal…
Para crear un futuro cierto
comienzo a vivir un poco más de hoy
y me voy
a escuchar, del piano, su concierto…
y a ver a la golondrina volando con el viento
a la vera de un convoy
lleno de sentimiento.
No lo llames Amor, si no lo puedes escribir con mayúscula.
Amor se escribe con mayúsculas porque no hay amores pequeños; toda clase de amor verdadero es grandioso e imperecedero. La vida mancha, pero el Amor salva. El Amor es una caja de herramientas que puede transformar el universo. El Amor es un caballo de Troya que desde dentro abrirá las puertas de la ciudadela y nos salvará del odio.
tal vez si lo seres humanos hablaramos un lenguaje mas sencillo,
mas animal,podriamos morir con la cabeza mas tranquila…
sustituyamos nuestro lexico por los rebuznos del burro,
o unos cuantos pajaritos piando en nuestra boca,
estos suenan mas combincentes que cualquier politico…
que cualquiera de nosotros…
Entre materia y espíritu derramado
la existencia es un sueño de soplo divino;
no accidente, no inesperada
la vida entera de las lunas y las sombras:
naturaleza de la vida desenterrada.
La vida está organizada por sexenios: estudias durante 3 sexenios (Infantil 0-6 años, Primaria 6-12 años y Secundaria 12-18 años) hasta la mayoría de edad; si eres universitario te instruyes un 4º sexenio, de los 18 a los 24 años; trabajas luego 6 ó 7 sexenios (equivalentes a 12 ó 14 trienios) hasta los 60 o 66 años. Como jubilado vives otros 3 sexenios, y si eres mujer un sexenio extra. Total: 13 sexenios para los caballeros y 14 para las damas. Visto así parece muy poco. ¿Cuántos sexenios has vivido ya y cuántos te quedan?
Cuando la luz ignora el pensamiento
resurge en el final del alma las palabras
que, envueltas en los párpados del sueño,
inundan de alegria todo el horizonte
en forma de expresiones admiradas
en el dulce insomnio del mañana…
“Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había.
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida,
moro que en tal signo nace,
no debe decir mentira…”
En la sala del piano se desgrana
una oda victoriosa y plena
que en medio de la estancia suena…
y la hazaña del poeta se desgrana
llena de luz y de sonido llena.
¿Por qué me tengo que marchar
si tú ni yo lo deseamos?
Sale el sol.
Nace la luz.
Me acerco a ti
y te doy el beso de la despedida.
Estoy siempre junto a tí.
Pero no sufras pensando en mí.
Abre los ojos y mira.
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