Caperucita no era una niña menuda, ni tímida, ni vulgar. Era una despiada vampiresa que aspirara a adornar su cuello con la hermosa piel de un lobo. Héte aquí que, un cierto dia del calendario lunar francés, un lobo tuvo la estúpida idea de acercase a ella. Caperucita renunció a hacerle caso, dado que su piel era de tercera calidad, y además el lobo era tan estúpido, que pretender comérsela era hasta vulgar. El lobo decidió seducirla desde la rama de un árbol. Caperucita que quitó una de su medias de seda y…cuando el lobo se lanzó en picado , Ella, le estranguló de la manera más japonesa que pudo. Su duda existencial consistía en qué hacer con el cadaver. No estaba dispuesta a mancharse con sangre inútil. Unos cazadores le dieron unas monedas por aquél animal y Caperucita supo, que toda su felicidad consistiría en ir a casa de la abuelita, conectar un video juego y salir por lapuerta de la cocina para fumarse un cigarrigarrillo. Del lobo nunca más se supo, de Caperucita….todo.
Un comentario sobre “Elogio de Caperucita y el Lobo.”
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!Muy bueno, grekosay!. Del lobo dicen que fue vendido a una chacinería en la penumbra de la noche y totalmente despellejado… mientras Caperucita goza disfrazada de seda y de satén. Con las monedas que recibió parece ser que se lanzó al glamour de la moda posmodernista y ahora se va a lanzar al mercado de los videoclips, convertida en loba mayestática. !Ya no son cosas de cuentos sino cuentos de cuentas de la entidad bancaria de turno!.