Malloní (Y Tercera Parte)

Mis ojos miraban, sin apenas ver, la sala de la cultura por donde desfilaban los sintéticos fotogramas de la fuente de piedra, el humilladero de la cruz enhiesta a un lado del camino, la laguna y aquella sierra por donde los potros y las yeguas trotaban libres por el campo. Tú volviste de nuevo a mí, siendo ahora una estatua de bronce erigida sobre un dolmen neolítico (no sé bien si el de Menga, el del Romeral o el de Viera) en lo alto del cerro, mientras yo me hundía en el torcal hasta que el huracanado viento que llegaba del valle me izó de nuevo y me transportó a las casas bermejas en donde las viejas del lugar rezaban el rosario. Sigue Leyendo...

Malloní (Segunda Parte)

Los cuatro matarifes bajaron del mercedes para acorralarme contra las aristas de la pared del edificio y yo les dije, todavía sonámbulo de ti, que no se molestasen en penetrar en mis misterios, que me acababa de atropellar el camión de la basura pero que no buscasen sangre porque la embotellé, mezclada con fucsina, en un frasco ambarino con la etiqueta de Malloní para no confundirla con el éter del sueño. Y dije Malloní varias veces seguidas, concatenando significados y significantes en una ilación de ideas yuxtapuestas para formar, con todas ellas, un discurso carente de sepulcros blanqueados, quemando las naves del recuerdo para venderles la primogenitura de mis experiencias junto a ti a cambio de un mayor espacio de soledad. Dije Malloní muchas veces más; intentando abrir una brecha por donde escapar de aquella mala noche… hasta que Luis XIII me comprendió. Te entiendo. Puedes seguir vivinedo todas las noches que quieras y quedarte ahí, sonámbulo contra la pared, muriendo poco a poco de congelación, hibernando tu futuro sin tardanza y en este mismo lugar. “Hit et nunc” apostilló Richelieu. Sigue Leyendo...

Fumata

Nada sé de ti que otros no hayan dicho. Quienes callan tu verdad han sabido erigirte como centro de la urbe, como columna vertebral donde las verdades son únicas y un solo dios lleva luenga barba. Desde que vi tu imagen, disminuída por la ebriedad de una tarde, susuré silencios para el nuevo Rey de una Cristiandad desordenada. Desde tu quietud pasmosa, desde la calidad de tus neuronas colosales, ha llegado el triunfo de la razón, de un descartiano afirmar que sólo es lo que en relealidad es; lo demás pertenece a la contumaz degeneración de la distancia. Y porque no siendo “tu hijo” debo ser miembro de la comunidad global de este mundo, miro tu caminar pausado, la lentutud de tus gestos, los soslayos de tus miradas y ese no-saber-nada de lo que en tu corazón refugiado en la consonancia de tus Mozart, dejarás entrever por los siglos de los siglos. Sigue Leyendo...

Ausente la palabra y el corazón abierto

Dame palabras, como si derramaras sobre mí
el ansia de un saber secreto, la lujuria del sentir,
la esencia del sentido.
Sonoridades abiertas a la excelencia de la tarde
y éfímeros cantos.
El sol se alza sobre su pedestal romano y se proclama dios.
Nada se ausentará de tan intenso instante;
nadie abominará de su razón humana,
y el caminante se detendrá en la bodas del eterno ciclo.

A un ex Comisiones Obreras

Quizás pienses de mi que sólo soy un loco vagabundo o quizás vayas diciendo por ahí que soy un ser de otro planeta y que por eso siento amores trasnochados y vivo en un siglo humano que nunca existe. Y todo eso porque renuncié a una jefatura de oficina (que tú aceptastes raudo y sumiso traicionando todas las consignas que proclamabas a tus compañeros) para lanzarme al oasis de los sentimientos y navegar en las ondas de la sencilla trashumancia, codo a codo con esos obreros a los que tú falsamente decías defender y cuyos derechos humanos traicionaste por cuarenta monedas de plata. Yo todavía estoy mojándome con la lluvia de los atardeceres y empolvándome con el sol de todas las duras jornadas. ¿Que fue de tí?. Yo sé que tú sigues ansiando escalar posiciones sociales a costa del esfuerzo de los demás o que ansías ahora ocupar espacios grandilocuentes de orador sin medida, en base, como antaño, al engaño y a la estafa hacia tus compañeros. Sigue Leyendo...

Malloní

La madrugada estaba tan fría que no podría jamás, por más que lo intentara, poder hacértela sentir con palabras ni con signos ni tan siquiera con pensamientos de esos que a veces logran definir lo imprevisto, lo infausto, el aleteo de los sinsabores que se afanan en remover el claustro de las últimas sensaciones desesperadas; pero sé que allí estaba el viejo caserón de los cuatro pisos, que el portal se encontraba abierto y que comencé a subir los peldaños de la angosta escalera sintiendo en cada escalón un inmediato recuerdo y en cada tramo una secuencia completa. Sigue Leyendo...

Métodos caseros para adelgazar

Primeros cinco métodos seguidos, de invención propia por lo que sería aconsejable recibir ideas mejoradas al respecto.

1º Sistema del PESO: Este régimen es despiadadamente eficaz, sin fallo alguno, pero médicamente poco aconsejable, por lo que lo ha de seguirse únicamente para perder el primer kilo. Se trata de poner una báscula fiable a la puerta de la cocina. Para entrar a comer, es preciso que nuestro peso haya bajado; en caso contrario, media vuelta y a caminar. Sólo se puede beber toda el agua que se quiera. Así he conseguido bajar de 101 kilogramos a 100, y sólo han sido necesarios dos días, en los que únicamente he debido retrasar las dos comidas y una cena. Con este método se demuestra que existe verdadera voluntad de adelgazar, aceptando el sacrificio que supone, pero sólo es aplicable al primer kilo de reducción. Sigue Leyendo...