En el espacio vacío
vacila la organizada voluntad del arquitecto;
en frío fuselaje
el viaje en el avión trastoca el horizonte
y convierte la muerte
en rigor, después de horas.
A casi nadie le importa,
menos a mi,
el sentido horizontal de mi egoísmo.
Destesto el funesto consejo del viejo
peregrino.
Archivo por días: 6 abril, 2008
El Vacío
Te tengo. Y solo deseo llenarte de mí, invadirte sin reservas. Aquí. Ahora. Me perteneces, mis ojos son llamas dispuestas a incinerarte. Estas inmóvil. En silencio, por un instante te contemplo pero mis labios se mueven impacientes atrapando tu aliento. Ríndete. Dame ese labio inferior que ya declaré mío, ese que será prisionero de guerra entre tu boca y la mía. Déjame. Hoy voy a amarte como tenga gana de hacerlo. Sentirás mis manos recorrer el contorno de tu rostro y después me dirás lo bien que mis dedos se entienden con tu pelo, con esos rizos que te has dejado crecer. Así. Es tan fácil encontrarme con el camino a tu cuello, a tus hombros, a tu pecho. Despójate de ataduras, del traje deportivo, de la cordura, dame tu desnudez de cuerpo y alma. ¡Te quiero!..
Ultima parte
entonces estabas ahí y no sabías si era verdad que aquellos árboles que circundaban la calle de la facultad provenían de parís; ¿plátano? alguien dijo eso, la cosa es que esto no es parís, ni siquiera la imagen de la escena de la película de la vista de todo lo que eso era, no era, no. era montevideo, es, dijiste, santas tus palabras, una aberración, pero bueno, si querés en algún sentido podés estar en parís aunque de hecho no lo estás, claro, pero en una de esas lo creás. no es tan complicado, no, no, no hablo de que no sea complicada esa ciudad, este juego no es tan complicado, ¿o si? dejame acertar. y después nada, una cuadra, otra, un escalón, un camino y otro lugar. y no éramos.
Te esperaré.
Caen cenizas de las hojas, polvo de de tus ropas, humo de tus palabras cobardes al dolor, y no ves el horizonte que camina en tu busca para taparte con una nueva tierra, con el rocío fresco que te bañará la piel.
Porque caminas solo, con los hombros caídos, con el pelo perdido de tanto viento que azotó tu alma.
Tus manos se caen en pedazos por no tocar a la flor roja como la sangre que yace bajo tus pies.
Anímate ruiseñor, que te oiga cantar desde mi balcón, que te sientan las estaciones que te abrieron las puertas mientras morías despierto.
El Poeta del Espejo versus El Puño del Hombre (primer asalto)
Cae la noche. Ante el espejo de las doce cuerdas, una por una, y bajo las luces de los focos del ring, El Poeta da rienda suelta a su fantasía. Enfrente de él, El Puño del Hombre mira silencioso sus movimientos. Tiene el rostro contraído, ensombrecido por una materia granítica. Su rostro prefigura la sensación de una mueca sardónica mientras el Poeta del Espejo lanza su ataque.
“Aquí en el medio está la vida
encajada en el misterio de la niebla.
Habla el tiempo de la pausa encendida
enntre la luz de la noche y la tiniebla”.