El olmo (Cuento) – Primera Parte

La vida en aquel pequeño pueblecito era una especie de historia sin emociones, sin aventuras por vivir, sin más cosa que trabajar de sol a sol para arrancar a la dura tierra unas pocas patatas, algunas cebollas y poco más. A eso se sumaba el ordeño de las flacas vacas y el engordar al cochino para la época de la matanza. Por eso Carlos estaba descontento, siempre viendo el escenario de su vida como si de una estepa solitaria se tratara. Añoraba la gran ciudad, los escaparates elegantes de los grandes comercios, ver pasar a las gentes de un lado para otro corriendo siempre por llegar pronto a alguna cita. Sigue Leyendo...

Frio en la noche oscura

En esta noche sin Luna
siento miedo si estoy a oscuras,
guárdeme de mis temores
arrópeme con sus calores
!corra..corra!…
que tengo frio.

Sin candela y desvalida
me encuentro en esta esquina,
esperando un caballero
a ver si se me arrima
y con su calor me dé consuelo.

Alma añorada

Tengo mi corazón lapidado de tanta incertidumbre
Mis latidos divagan por oscuros senderos
Dime historia mía cual será mi anhelo
Dime cruel mundo cuando cesara la opresión
Solo se que mi alma anda por atajos
Atajos que no reducen el miedo
Miedo a superar lo que me oprime
Miedo a saber lo poco sublime de mi seno
Que resulta mi alma inquieta que de todo huye

Un día extraordinario

La pregunta que más me inquieta: ¿por qué puso Dios tanta inquietud en mis ojos después del sueño en que morías?

Por eso creo que la de hoy ha sido una mañana extraordinaria. En una librería particular vendían libros pequeños a precios altos; en una esquina, un pordiosero tocaba su guitarra con la maestría de un consumado concertista; a la entrada de un edificio, una mujer instruía a su esposo acerca de cómo lograr un sazón excelente para los frijoles del almuerzo mientras ella, muy coqueta y acicalada se disponía a salir en un sospechoso paseo; había enemigos que ayer eran amigos y viceversa; Sigue Leyendo...

Cuadernos Americanos: En el Océano Pacífico.

El sol brilla sobre el mar con un amarillo intenso que hace que el oleaje sea suave y refrescante. Estamos en Machala, ciudad del sur de Ecuador, capital de la provincia de El Oro, situada cerca de la desembocadura del río Jubones, en la costa del Golfo de Guayaquil. Es esta ciudad un próspero centro comercial de rica agricultura (plátanos, cacao, café y curtidos de cuero). Hemos tomado ya el café y el yate espera mirando hacia el Canal de Jambelí.

Pronto subimos al yate y nos ponemos a navegar por las aguas del Océano Pacífico. Vamos hacia la isla de Jambelí, donde Vinicio, un amigo de mi suegro Armando, posee un pequeño islote. En este Canal del Océano Pacífico, se encuentra la isla de Puná donde se radica el tráfico marítimo del Puerto de Guayaquil. Sigue Leyendo...

Los plurales “madriles” (3)

Otro grupo de madrileños muy “sui géneris” son los de la zona del Estadio Manzanares o Estadio Calderón (que de las dos formas se le puede llamar): Paseo de la Virgen del Puerto, Pizarra, Mármol, Marqués de Vadillo, Cementerio de San Isidro, Pradera de San Isidro, Pirámides y Paseo de los Melancólicos. Tremendos “hinchas” del Atleti de Madrid de “sus amores y desamores” son más bien de Izquierda Republicana de toda la vida aunque se da la mayúscula paradoja (!otra de las paradojas españolas!) de que su más ilustre “hincha” es Su Alteza Real el Príncipe Felipe. Son los llamados “colchoneros” porque los colores de su camiseta asemejaban a los antiguos colchones de la época de nuestrros abuelos. Normalmente siempre están angustiados y pesarosos. Sigue Leyendo...