trece

Corre presuroso cual oruga
en la distancia el tren.
Parece jugete de algun gigante
que surte con golosinas el campo
cubierto de montoncitos de maiz

El tren que cruza Acolman
en sus rieles lleva el sonido del
repiqueteo con que marca la
distancia.

No sé qué hacer con mi vida!

De repente un día me levanto y no sé qué hacer con mi vida, todo aquello que llevo toda la vida construyendo se derrumba en un soplido y la razón no la sé ni yo! Cualquiera querría tener mi vida, una bonita casa, un buen trabajo, una pareja encantadora súper enamorada de mí y siempre atenta, pero dónde está el fallo? el fallo soy yo! que me falta emoción, que no siento, que veo que la vida se me escapa poco a poco y no sé qué hacer.
Un día yendo a trabajar en una rotonda donde había mucho tráfico, un chico se cruzó en mi camino, nos saludamos, no nos conocíamos pero aquello fue gracioso, anecdótico sin más. Pero aquella escena volvió a repetirse un par de veces más. Sigue Leyendo...

El Brebaje

La mañana de aquel día era uno cualquiera.
La señora Matilde, terrible dolor de tripas que duelen.
En aquellos momentos nadie sabe porqué.
Con dolor de barriga, salía de su habitación.
¡Dolor de barriga! Se quejaba.
La señora ya no sabe como quejarse. Como colocarse.
¡Dolor de barriga! Se quejaba.
La señora asoma la cabeza por el patio de luces.
La cabeza asomada al patio, de luces era,
Vicente el vecino es llamado.

Negatividad

Eres tan detestablemente positiva
Que no me dejas traer en la cabeza mi nube de lluvia
Ni rumiar mis penas sin sentirme culpable
De despreciar la simplicidad del optimista

No entiendes que a algunas nos gusta
El café negro, el atardecer a solas
El libro en la mesa y las flores marchitas
Esas que nos cuentan viejas historias

El sopor.

Matías se abanicaba por el enorme calor que hacía en Castelnuovo y, de paso, espantar a los mosquitos que acudían a su piel como acuden los tábanos a las orejas de los burros. Era, en verdad, un sopor aquella tarde tan pegada a su memoria que le hacía rememorar lo de su pasado con Conchita. Rememoraba.

– Que te he dicho, Matías, y ya estoy harta de repetírtelo, que no estoy enamorada de ti.

– Pero… ¿se puede saber que ves en Julián que no veas en mí?. Por si no lo sabes yo le gano en carreras de 100 metros lisos.

Setamor (Novela) Capítulo 13.

El día siguiente amaneció con los tintes naranjos de los rayos solares penetrando a través de las cortinas y rebotando en las almohadas de las camas somnolientas. Algunos desperezaban sus sueños mientras otros permanecían, inmovilistas ellos, durmiendo solamente. Y entre despertares y ensueños llegó el día de puntillas; como siempre llegaba en aquella rica mansión.

El joven licenciado oyó un murmullo de gentes. Al principio fue tenue, lejano, como si un pequeño airecillo se hubiese levantado con la llegada del nuevo día. Luego se fue convirtiendo en algo más profundo, para terminar en un sobresalto de estrepitosas carreras por el pasillo. Pero el joven licenciado tenía mucho sueño. Tenía el profundo sueño del amor y se quedó en la cama. Sigue Leyendo...