Sitios

No eligió las voces
Aprende a descifrarlas
Los muros que rodean
A veces logra
Tornarlos cristal
Malezas en jardines
No eligió su cuna
Elige merecerla
Todavía
La duermen nanas
Que vencen
Su gen insomne
Y un roble
Testigo mudo…

A veces…

A veces en la vida, me siento como nadar río arriba, siento las piedras, incrustándose en mis pies y siento en el paladar, el moho asqueroso de la envidia.

A veces creo que solo me alejo de la orilla, y me meto en el bosque para perderme y olfatear la oscuridad.

A veces escucho los lobos que andan hambrientos, buscando carne para desgarrar, siguiendo la sangre de mis intentos, que dejo en las piedras. No sé, ¿Quién no se ha sentido así? O más bien ¿Quién se ha sentido así?

Examen

30 de Enero del 2009

Pretendo escribir para no contar.

Y es que tengo un secreto…

– quiero probar a ocultarlo

pero no sé si voy a ser capaz-

A ver si cuento un pellizco

que no sea con tigo

y lo consigo:

Pueblo manchego

Sol,
tierra y viento.
Dormitan perros flacos
a la sombra de un chopo amarillento,
cantan las ranas
bajo las piedras de un rio seco.

Sol,
tierra y viento.
Huelen las iglesias
a olores limpios de inciensos,
las espigas son doradas
los caminos raídos y polvorientos.

¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?

Hay una historia acerca de un viejo sabio en la China que tenía un caballo y un hijo. Todos sus vecinos le tenían lástima y siempre le decían: “Qué triste que todo lo que tienes es un hijo y un caballo”. El viejo sabio siempre respondía con las siguientes palabras: “¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?” Un día, el caballo se escapó. Todos los vecinos se le acercaron con mucha compasión, diciendo: “¡Es terrible, tu único caballo se escapó y ahora solamente tienes a tu hijo. Es terrible!”. Como siempre, el viejo encogió sus hombros y dijo: “¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?”. Pasó una semana y el caballo regresó, y con él venían doce hermosos caballos salvajes. Los vecinos estaban muy emocionados y corrieron hacia el viejo proclamando su buena fortuna: “Es tan maravilloso, ahora tienes muchas posesiones”. Sigue Leyendo...

Noche lluviosa

Te metiste en la cama pasada la medianoche, sentí tu abrazo tierno y lleno de intención de despertarme. Afuera la lluvia golpeaba la ventana, la luna apenas iluminaba y solo nos envolvía el silencio.
Tus labios en mi cuello y tu mano en mi cintura fueron la invitación perfecta para una noche agitada. Tus ojos resplandecían en la penumbra y mi risa lo cubría todo.
Era tan lindo despertarme teniéndote en frente así solo para mí que no dude en soltar mi cabello y despojarme de la ropa a pesar del frío.
Tu piel tan suave y cálida fue el ingrediente exacto para elevar mi temperatura y mi espíritu a lo más alto de tus fantasías. Sigue Leyendo...