You must remember this
A kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh.
The fundamental things apply
As time goes by.
El mar se siente como un susurro lento, cadencioso, dentro de uno mismo, marcando como un natural tictac el paso del tiempo. Las olas llegan inexorables a la playa y lamen una y otra vez el tiempo en sus arenas. Camino lentamente por la orilla de la inmensidad del tiempo. Es en estos sitios cuando uno se hace consciente del transcurso de la vida, del paso del tiempo y de la muerte.
Tuve el honor y el orgullo recientemente de ser la “firma invitada” del amigo Diesel y Wermesei, Voltereta, Fernando y Harmunah en la página web “www.5estilos.es”.
Agradezco a todos la cálida bienvenida.
A continuación el poema con el que contribuí con mucho cariño :
Deja que me pierda en la tersura
de tus pechos, detenido el tiempo
en el hueco de tus miembros
suave senda de la dulzura .
Supongo que habréis observado mi ausencia de esta página (En realidad de todas). Os preguntaréis ¿dónde está Onlythebestones?
Bueno, resulta que ¡Movistar ha secuestrado mi linea! y no he podido conectarme a internet desde hace bastantes días.
Todo empezó cuando cometí el mayor error de mi vida ¡contraté internet con Timofónica…er, quiero decir, Telefónica, esa gentil compañía que roba…um, perdón, trabaja en España y tantos paises de Sudamérica!
Escucha.
El silente susurro martillea en el yunque como una minera.
¿Oyes el quejio?
La otra vida te habla.
Las fuentes brotan.
Hay agua en el patio de los leones.
La fortaleza despierta roja y santa.
Al-Andalus se levanta.
Son ellos que avanzan. Con un taconeo flamenco en las pezuñas de los caballos.
¡Inshalla, inshalla! Primero conquistaremos la Plata.
“Buenos días, mi amor, buenos días,
Hace falta esperar mil y una noches,
Mil y una noches”
(Canción popular)
¿Cuánto tiempo hace falta para conseguir nuestros sueños? ¿Cuánto?
Escucha, mi amor, quiero contarte la historia de mis sueños.
Estaba oscuro cuando dejé mi hogar, estaba oscuro y húmedo, y el sonido de las olas llegaba a mis oídos suavemente. A un lado, mi corazón, mi amor, mi vida, al otro, mis sueños, mis esperanzas, mis ilusiones.
Me ha encontrado bajo un manto de estrellas.
Me ha soñado con la sonrisa de la luna menguante.
Me ha acariciado como terciopelo azul.
Me ha abrazado en el aroma de la piel salvaje.
Me ha sentido como una llamada de la selva.
Con los ojos ciegos de la noche, el reencuentro es un orbitar de astros en el universo eterno.
El amor que tanto necesitamos
resurge
como una flor,
como un eco
de flores de otras épocas.
Naceran otros ojos en la nieve
y creceran sin lágrimas
las caricias
suaves como pétalos.
«Creaciones que no se dirigen a la razón, sino más bien a la sensación y a la fantasía. Las palabras no buscan aquí un fin útil. Juegan solas».
El término jitanjáfora fue acuñado por el escritor mexicano Alfonso Reyes que lo tomó de unos versos del cubano Mariano Brull (1891-1956) que jugó a despojar las palabras de sus implicaciones conceptuales y afectivas hasta llegar a la inanidad sonora de la jitanjáfora.
La risa brotaba en la boca a borbotones, como en cascada. La carcajada era fuente que manaba desde lo más hondo del pecho, mostrando, en la sonrisa franca y en la boca abierta de par en par, la vida. El eterno goce de vivir.
Reir, disfrutar de estar juntos en el amor, en la guerra, en la paz, en la tierra.
Ha fallecido el magnífico actor, director y escritor Fernando Fernan Gómez.
“Lo que cuesta ser actor…”
Fernando Fernán Gómez recuerda su primera actuación en un teatro de vodeviles a los 16 años. La escena pasa en Madrid en 1938.
Ensayé1 solamente la tarde del día de mi primera actuación, dos horas antes de salir a escena.
Cuando entré en el escenario2 sin decorados terminaba el ensayo del próximo estreno3, y el regidor se acercó y me dio una cuartilla4 con mi texto.
Referencia musical: Vengerov, Bach “partita 2” sarabande.
Escucho los pasos de Anna María. A mi espalda, la puerta se ilumina entre las estanterías oscuras de los libros. Yo sigo ensimismado en mi escritura, la música resuena en mi cabeza, mis dedos agitados hacen nacer las notas. ¡La música! Con paso quedo ella se acerca y, me observa como siempre, detrás de la nuca. Suave siento su aliento. ¡Tata, estoy aquí! esas son siempre sus palabras. Conoce mis manías y mi sordo ensimismamiento, cuando sólo escucho mi música dentro. ¡Tata! me llama y sé que ella me mira, creando los acordes con las manos. Sigue Leyendo...
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