No, ustedes no me podrán juzgar. Porque en el mismo lugar de donde vienen sus leyes estoy yo.
Al igual que no podrán dar vida a mis alegrías ni solucionar los conflictos que a diario nos dan carga no me podrán juzgar, pues no reconozco su verdad impuesta que, por la fuerza, quieren hacerme entender.
Me sancionan como si al nacer ya hubiera aceptado esa regla y lo único que hice fue llorar.
¿Qué les tengo que agradecer que tanto me endeuda? Una idea al fin.
No lo creerán, pero esto no vale tanto, hay otras posibilidades mucho más valorables en la realidad; otros modos de ver la vida que no se enseñan, otros modos de sentir.
No me preguntarán como estoy y lo tendrán claro para apresarme en cualquier sitio, una orden que jamás dejarán que no se cumpla, más cuando no les importa. Tan solo es autoridad.
¿Por qué? Aún no lo se, llegará tan solo.
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A solas
Estar a solas es confiar en tu entereza, al lado de quien te quiera, es acompañar con fuerza, pero a solas; solamente tu.
No separarse para rechazar todo, si no acercarse con paso firme hacia ese abismo sin fondo y fundirse con lo propio.
Es un camino plagado de peligros, un camino en el que es imposible perderse pues quien lo inicia es porque ya se ha perdido.
Esa búsqueda de si mismx puede conducir a la felicidad pues comienzas por perderlo todo y solo así puedes ganar, pero cuidaros de ir hacia la oscuridad clarividente donde solo existe dolor, miedo y odio. Donde únicamente puedes olvidar lo alegre y pudrirte; renegar de la sonrisa y secarte; engañar al llanto y ser simplemente triste.
Así pues a solas, pero nunca solo ni sola.
Paradigma
Desde el momento en que nacemos, morimos hacia adentro y, hasta que morimos, vivimos hacia afuera.
Al ordenar mis sentimientos comprendo que estoy vaciándome por dentro para poder escribir lo que siento, en pensamientos, que os transmito pero al mismo tiempo me libero de ellos.
Para mi eso es morir, dar toda la vida que tengo.
Un beso
Título
Historia de Alguien -Versión (Ende, Kafka)
Fue esta historia la de Alguien, que en su camino encontró una gran puerta y junto a la puerta, un Guardián.
Alguien preguntó al Guardián si “¿Puedo cruzar la puerta?”, pero este respondió con sereno y rotundo No.
Ante la firmeza de la negativa, Alguien retrocedió y meditó durante largo rato la manera de seguir caminando.
Volvió y pidió si “¿Me deja pasar?” y de nuevo No puedes pasar.
Así que continuó meditando el por qué del impedimento.
Pasados unos días regresó ante la puerta y afirmó “¡Quiero pasar!”, pero el guardián replicó que No puedes pasar aunque quieras.
Alguien se desconcertó ante tamaña revelación, no podía pasar.
Para madres y padres, droga
Bien pensado, o no, las drogas no son tan raras.
No se, o sí… las personas que han tomado drogas casi siempre hablan, y recuerdan lo que sucedió. Tratan de aportar coherencia a algo que, por su propia esencia, prescinde de ella; de la conciencia ¿o consciencia? No se bien distinguir.
Es gracioso e interesante escuchar esas historias, que en su mayoría son muy divertidas de contar; imaginaos de vivenciar con sus sentimientos y percepciones… no son tan raras jajaj.
Muchas de las historias que se pueden oír no son tan divertidas, aun cuando las personas que las cuentan traten de contarlas con gracia. Se supone que en una tarde cualquiera en la que te encuentres en compañía de otras personas. aquello que cuentes ha de ser interesante para la mayoría o al menos gracioso de oír.
El tiempo todo lo cura, todo locura.
¡URIBE PARA!
El presidente de Colombia Álvaro Uribe se puede considerar uno de los mayores responsables de que en Colombia se vulnere impunemente la Declaración de Derechos Humanos. Los paramilitares son ejércitos civiles que protegen los intereses de las empresas, así como el gobierno de Uribe. Los paramilitares organizan masacres campesinas y asesinan a sindicalistas para proteger esos intereses. Y esos intereses son los mismos que tienen las empresas que han apoyado a Uribe Velez, pues saben que hará lo que sea necesario para conseguir lo que quiere, y no es acabar con la guerrilla ni con el narcotráfico. Ese es el argumento mediático que nos dan de comer para creer que todo es justificable. ¿El fin justifica los medios? No cuando ese fin es puramente económico. Continúan muriendo campesinos, líderes sindicales y continúan desplazados los mas de CUATRO MILLONES de personas que fueron alejados ilegalmente de sus territorios con voluntad del gobierno mediante la estrategia de la guerra.
¡¡¡URIBE PARA!!!
Vuestro silencio es el eco de nuestra condena
Os conozco, sé que estáis ahí mirando, oyendo y hablando, pero miráis y no podéis ver, oís y no sabéis escuchar, habláis y no decís nada…
No hay culpables, solo responsabilidad en vuestras manos, tal vez, no la sintáis al evadiros.
No hay culpa, si no silencio.
(Será mi tortura personal, la que me hace imaginar palabras en boca de quién no conozco, de quién sabe que aquí estamos y no sabemos/podemos/queremos hacer nada)
¿Espejismo?
Ecos de inspiración
¿Ves? ha dejado de nevar,
la nieve en los tejados reposa ya;
tras el frio Invierno cantan las flores.
Natura, ¡cuánto te necesito!,
con tiernos vientos me acogiste en tu seno
dándome aliento y amor pleno.
¡Escucha, por favor, escucha!
Estos ecos de claridad
que resuenan perennes..
Deben ser las mañanas
prendidas en la montaña.
Y el ser se hace verdad
tras los altos muros de la ciudad.
¡¿O no? !
Postre delicioso jj
Todxs a por el arte
Llamo al arte premiado, que inspira el bolsillo y trata de llenarlo comprando a su vez el presente humano.
A su puerta golpeo con puño agresivo, metáfora del grito que nunca fue acallado, reclamando el cambio necesario del consciente colectivo para realizar aquel sueño prohibido que se forjó hace demasiados años.
Acaso, ¿no hay malestar?
Y la poesía será,
¿enfrentamiento o evasión?
La Lengua de los ojos (14)
Han ranscurrido tres horas desde que escribí la primera palabra, pensando un comienzo para el nuevo relato, con la esperanza de conseguir enlazar todo el sentimiento de aquel sueño.
Pero en mi mente de nuevo aparecen personajes sin autor, estereotipos de tantas historias contadas y tantos recuerdos de libros y películas caídas en el olvido.
Parecía tan fácil en mi sueño, salir de lo típico. Supongo que todo el mundo recurre a lo mismo cuando piensa en la Atlántida, en un hermoso lugar junto al mar, casi podemos oir a Disney recordándonos como hemos de imaginar.
Se cruza en mi pensamiento Alberto, odiándome por haberle abandonado, recuerdo tantos personajes en los que quería creer… y ninguno vive ya.
Lirio
Tengo un personaje que me arde dentro, se llama Lirio.
A veces le dejo salir por las calles de Madrid para que consuma todo su afán por hacerse vibrar entre la gente.
Es un payaso, no lo digo yo, es él quién lo dice… ¿o es ella? creo que no entiende de esas cosas.
El caso es que hace tiempo que pulula por mi interior; creyendo yo que formaba parte de mí descubrí que ¡no es así!, la realidad es que somos dos.
Para la gran mayoría de las personas esto conduciría a una situación insostenible: Incomprensión, conflictos de personalidad, medicación, rechazo social, depresión y al fin la muerte. Nos han educado para ser una sola persona y tiene que ser bien coherente consigo misma o al menos parecerlo, no esta bien visto ser de varias maneras al mismo tiempo.
Direno
Creo que creo
Veraneo en matrix
Desperté otra mañana entre pastillas de colores y el azucar en mi boca nunca se había derretido tan lentamente.
Sigo viendo las mismas luces y viajando entre los mismos pasillos, pero algo ha cambiado. ¿Seré yo? Creo que no, nunca cambié y nunca cambiaré, porque nunca dejé de hacerlo. Será la Madrid, tal vez.
La ciudad cambia cuando en vez de verla por la noche con cervezas en las manos la ves a través de los ojos de los niños y niñas que encerrados en los colegios creen estar en un campamento de verano.
España!! ra,ra,racimo de exaltación
Yo lo siento, no tengo ese sentimiento, no siento nada al ver a España ganar. Bueno si que lo siento, siento pena.
A mí me parece genial que la gente este alegre y cante, baile y sonría; pero debo de ser muy raro, no me resulta ni mucho menos importante que lo haga por algo así.
Salió a la luz de nuevo en su vena más agresiva ese espíritu competitivo entre naciones fruto del miedo a la inferioridad… ¡España es la mejor! o mejor ¡No somos lo peor!
No he visto los partidos por principios y me he dado cuenta de mi equivocación, no se trata de ver o no ver, si no de la reacción al hacerlo. Y resulta que he visto más de lo que me hubiera gustado y repito, mi reacción es de una pena enorme.
Haiku de la necesidad
¡Ay! ¿Dónde habré olvidado mi memoria?
Y hoy ya es sábado, 21.
Esta semana han pasado demasiadas cosas, tristes unas, agobiantes otras que me han tenido alejado de Vorem.
Vaya, pensaba en San Juan, ¿Cuándo era? una vorágine de quehaceres, de evasiones al mundo del sosiego, el no querer volver y tener que rehacer y rehacerme.
Ahora unos sudores fríos supuran por mis poros la intranquilidad de estos días.
Siento que no quiero seguir escribiendo, que aún no puedo, no hay nada que contar si no mucho que pensar para los adentros. Reflexiones, reestructuración de sentimientos y de acciones, mucho que hablar con mis compañeros y compañeras en el verano. Hemos de asumir un camino conjunto, al menos encajar el duro golpe que ha supuesto la muerte de un niño de 12 años y celebrar la unión de dos grandes personas que se casan. ¿Cómo hacerlo? En esas estamos.
¿Ves como trabajo?
Ayer, pudo ser cualquier día, las abuelas miraban el atardecer por la ventana, un hombre se quedaba dormido en una silla de ruedas a la espera de una cama, una niña lloraba a las siete de la mañana al ver marchar a su madre, junto al instituto el humo embriagaba las palabras de Yanira, López y Hugo mientras hablaban de su oscuro futuro, y por quince euros Pedro ya iba borracho al salir del polígono.
Ayer trabajé por cinco euros la hora trasladando a abuelos solitarios a sus Centros de Mayores, por seis repartí cien expedientes y empujé carros por los pasillos del hospital, por siete estuve con niños y niñas encerrados en el colegio tras las clases, por ocho hablaba con chavales de catorce años sobre las drogas, y por nueve fui el apoyo de una mujer maltratada que lloraba.
Homo Teatralensis
Hoy puedo contarlo con palabras.
Cuando, bajo el sol ardiente, contemplaba a los buitres volar haciendo círculos en busca de algún animal muerto y a los pavos reales exhibir pomposos sus plumas, mientras olía el aroma de las flores que tanto atraía a las abejas; sintiendo que la vida en la llanura me rodeaba por completo, entonces desde aquella piedra, imaginé un gran misterio: a mí, observando en silencio. Y comprendí algo que ya sabía, que yo no estaba viendo a esos seres, como esos seres a mí me veían.
Y miró desde sus espaldas
— La Coherencia Infundada —
Continuamente me pongo a prueba y para ello he de desmontarme como una clásica máquina que ya no funciona y aparece alguien para abrirle las entrañas y ver como es por dentro; solo se ven los mecanismos pero no la forma. Quieren comprensión, pero ni yo sé como soy, no sé conocerme.
— El Psicoanalista –
Bien, continúe.
— La Coherencia Infundada —
Cuando llego a algún lugar me piden explicaciones y yo hablo y hablo sin parar. No pueden negarme, entonces es cuando deciden que no tengo ni principios, ni razón.
Dijo que mirara a sus espaldas ¿desde dónde?
— LA CONSCIENCIA –
No tengo perdón.
— LA CONTRADICCIÓN –
Perdone las disculpas, comprendo perfectamente que no este de acuerdo con lo que voy a decir. Su método no sirve. Y usted pensará, ¿Por qué?; lo pensaría si tuviera interés en lo que voy a decir, suponiéndolo yo contestaría: Su método no me sirve, si fuera mío sería otra cosa. No es que desee desaprobar sus estudios, desacreditar su opinión, ni siquiera perjudicar su naturaleza, lo único que espero es que podamos entendernos.
Retorno
Me recuerdas, sí, de cuando me apretabas entre tus manos con fuerza.
Me recuerdas.
Tu tacto me recuerda.
Mi cabeza de metal no te olvida y no te olvida jamás mi cuerpo de madera.
Voy silbando al girar del aire, bailando mi forma de pera.
Tras el pasar de los años, aún mi silbido se escucha en la acera.
¿Lo oyes? Recuerda.
Cuando pasabas el día en las calles.
Mi silbar se escucha cuando en la infancia ya no queda nadie.
Resuena el repicar contra el suelo.
Resuena el gozo de vivir cada tarde.
Resuena, con solemnidad, el juego.
Aún resuena, recuerda.
Hogar… dulce hogar
Como un templo caído, en mi pecho se acumula escombro
entre nudos de alambre que, al respirar, dañan las entrañas.
Plásticos arrugados por una fiebre que no cesa de quemar
y el humo continua existiendo, no se extinguirán las llamas.
Sobre tantos deshechos habré de construir un nuevo mundo
levantando altos pilares asentados en la sangre petroleada;
amarilla piel seca, plagada de manchas será nueva máscara
y la frente calva, abrasada, volverá a mirar hacia el futuro.
Premiado
Lo primero de todo, y antes que nada, querría expresar mi agradecimiento a todas las personas que han confiado en mí durante todos estos años en el caminar de este afán mío, pues sin su apoyo y sus palabras de aliento me hubiera sido imposible llegar hasta donde hoy he llegado. Mi reconocimiento así es para quién, a su vez, ha reconocido, valga la rebuznancia, con su seguimiento e interés mi humilde labor de aficionado.
Henchido de orgullo acepto este regalo vuestro. Lo acepto siendo alguien que ya ha traspasado la meta que nunca pensó traspasar, ya no como un desconocido apodado, si no como un aspirante calificado. Aspiro a continuar, a buscar nuevas metas inesperadas y a no decepcionaros en mis próximos trabajos.
Concluyo diciendo que recojo con alegría este simbólico galardón cuyo verdadero significado para mí es el de, ahora sí, poder llamarme Premiado.
Muchas gracias.
Imagen de lo que somos
Se levantó en un día cualquiera y fue al cuarto de baño.
Ante el espejo y con las gafas puestas, se miró detalladamente, guardó las gafas, abrió el grifo y lavó su cara con jabón de olor a fresa, secándose después con la toalla. En el retrete se deshizo de los deshechos corporales más inmediatos, limpiándose después a conciencia con toallitas de bebé, después de lo cual se desnudó y entró a la ducha. Ya dentro, con la cuchilla, la espuma, las pinzas y el espejo de mano, se fue deshaciendo de todo el pelo que molestaba, exceptuando el de la cabeza y las cejas; al ver el vello resbalar por la pared pensó que era mucho mejor así. Enjabonó su cabello con el champú idóneo de aroma a kiwi y cada centímetro de su piel con jabón de sales neutras y olor a lavanda, frotando con fuerza la esponja exfoliante por todo su cuerpo y la piedra pómez decapante en las durezas de sus pies. Una vez se hubo aclarado y aún sin haberse secado ungió con aceite aromático de aloe sus extremidades, torso y nalgas.