Muchas veces me he hecho esta pregunta y no acierto del todo a contestarla con valores absolutos. Hoy pienso sobre aquel grito que lanzó, a manera de banderín de enganche, el ilustre revolucionario francés Rabaut Saint-Etienne (diputado de la Asamblea Constituyente de la Convención Francesa de 1792): “”Nuestra historia no es un código!”. Quería decir, con aquello, que los seres humanos no debían ser prisioneros del Antiguo Régimen sino que, muy al contrario, podían liberarse de él e inventar otra historia (el acto revolucionario por excelencia).
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Llueve dentro del alma (minirelato)
Llueve dentro del alma, con un gotear continuo que enerva la razón hacia el grado de la inconsciencia. El viejo peón caminero ya no tiene otra cosa más que un par de gatos flacuchentos que parecen moverse haciendo equilibrios en el aire. Es su hogar, ahora, una humilde chabola erradicada de los grandes mapas… en un rincón oculto del páramo silvestre.
El viejo peón caminero sólo espera… espera… espera… mientras llueve dentro del alma un continuo sopor de nieblas. Son sus recuerdos. Su perdidos recuerdos. Los que le hacen, de vez en cuando, mover la cabeza en sentido opuesto a las agujas del reloj.
Pero… ¿para qué sirve la muerte?
Para nada. Absolutamente para nada. He visto morir ya a mucha gente. Se van. Nos dejan su recuerdo… pero ese recuerdo se va diluyendo rápidamente y en poco tiempo no queda nada, absolutamente nada. Simplemente ya no tienen vida ni tan siquiera en la memoria. Y yo me pregunto, en este mundo aturdido por miles de crisis (la Historia Humana ha estado siempre llena de crisis)… ¿para qué sirve la muerte?. Para nada. Absolutamente para nada.
No se sabe ciertamente qué hay más allá de ella, pero ella en sí misma (no debemos temer a la Muerte) no significa nada. Es el cero de la existencia. Vivamos. Con ideales de justicia social mientras estemos sobre la Tierra. Porque la muerte nos llegará a todos (y eso es una verdad inapelable) pero no sirve para nada más.
El beso de la Diosa
Sé tú mismo… sé tú misma…
Una de las modas de Hollywood que más llama la atención es ese deseo irremediable de muchos por cambiarse su nombre. Hasta los que se consideran más inteligentes lo hacen: Allan Stewart Konigsberg es Woody Allen; Roy Harold Scherer Jr. era Rock Hudson; Margarita Carmen Dolores Cansino era Rita Hayworth; Archibald Alex Leach fue Gary Grant… y uno de los casos más curiosos es el de Sofía Villani, que más tarde fue Sofía Scicolone (su segundo apellido), después Sofía Lazzaro, y al final se hizo llamar Sofía Loren.
Ojos de gran soñar
Yo he soñado que éramos…
Yo he soñado que éramos dos seres ingrávidos unidos por el círculo completo de lo amoroso… y después he despertado… y el círculo se ha abierto en miles de caminos de multicolores sensaciones y… !qué lástima!… no hemos elegido el mismo. Adiós. Te vas con tus azules profundos que te llevan al cielo y yo me voy con mis rojos hondos que al infierno me acompañan…
Y el último sueño (pensamiento)
Las misteriosas literaturas: petrogriflos y jeroglíficos
Con la escritura se hizo posible la existencia de la Historia, quedando atrás la Prehistoria, ya que se admite que la Historia comienza con los registros escritos. Por eso para conocer los albores de nuestra vida en la Tierra es preciso entender lo que nos dicen los escritos más antiguos conservados, que hay que poder y saber descifrar.
Los petroglíficos prehistóricos indican que desde los tiempos más remotos, los seres humanos han necesitado expresarse por escrito y lo hicieron representando la fauna y la flora que les rodeaba o dibujando unos primeros toscos jeroglíficos.
Ruiseñor de los sueños
Ruiseñor de los sueños y las hojas del silencio
cada una de las gotas de la eternidad
van dejando gramos de hechizo en el poeta,
el pobre poeta de palabras cual tijeras de terciopelo.
Si las lágrimas tuviesen memoria…
!ay si las lágrimas tuviesen memoria
cuántas cosas invisibles escenificarían en persona!.
El bipolar (parte seria)
La bipolaridad es un grave trastorno mental, un desorden psíquico que se caracteriza por cambios extremos y repentinos del hombre bipolar que van desde una caída depresiva verdaderamente fuerte a una enorme euforía supranormal. Son cambios profundos y extremos que se producen a través de lo que los psiquiatras llaman brotes psicóticos y esquizofrenias.
El grave problema de esta seria enmfermedad es que hace infernal la convivencia social y familiar, deteriorándose continuamente las relaciones interpersonales con el hombre bipolar que sufre trastornos profundos como alucinaciones, desilusiones drásticas, desórdenes del pensamiento, doble pesonalidad (muchos llegan a creerse Jesucristo algunas veces por ejemplo) y cuando la crisis es fuertemente mística son fácil presa de las sectas religiosas entre otras cuestiones.
Y el bipolar planeó sobre el nido
Se nos introdujo el bipolar y planeó en círculos concéntricos creyendo, en su doble personalidad mística, un profeta de las verdades, un nuevo Mesías Redentor, un Testigo de las Verdades Liberadas y, a fuerza de sentirse Dios, comenzó a enjuiciar (quizás sólo con la diferencia de que Dios no usa palabrotas), a emitir conocimientos literarios y lingüisticos (que para ello es Profesor de Literatura el buen Bipolar) y… para qué seguir… para dar más vueltas a lo absurdo… (mañana, con más ganas diré qué es la bipolaridad para comprender un poco ese citado absurdo (con la ayuda inestimable de mi cuñado chileno, un prestigioso psiquiatra de la Ciudad de Santiago de Chile).
Escucha… ¿oyes ese silencio?…
Escucha… ¿oyes Ese Silencio?…
Escucha… ¿oyes ese silencio?… es el caer de los segundos en medio de la calmosa tarde en donde se columpian las mariposas en las margaritas campestres. ¿Oyes ese silencio?. Viene de allá… del nacimiento de las cosas… de donde somos sólo unos niños dormidos en medio de las sombras. Escucha… ¿oyes ese silencio?… es el paso de los pleamares describiendo círculos de sueños en donde estamos sumegidos… callados… callados… escuchando el silencio de este hablar del corazón.
Soy de la gran estirpe laboriosa
¿Gente o persona?
No vamos a hacernos líos con definiciones de diccionarios o con conceptos sociológicos… la verdad… para mí (y hablo desde mi punto de vista particular) la gente es el conjunto de seres humanos que se ve aglutinados en un montón, paseando por las ciudades, manifestándose ante un acontecimiento, observando un espectáculo deportivo o artístico… o sea… un grupo abstracto de personas a las cuales las puedes analizar en conjunto, tal como se manifiestan en ciertos momentos sociales de la vida.
¿Y qué es para mí persona?. Pues entresacar de toda esa “masa” abstracta de gente a un sólo individuo (hombre y mujer) y conocerle profundamente. En este sentido persona toma toda la amplia definición de ser humano con personalidad propia. Mientras “gente” es masa, “persona” es individuo.
!Qué fortuna!
!Qué fortuna tener ojos con que mirar
tu vida encarnada en las entregas liberales
y poder contemplarte en los raudales
minutos de las horas enclavadas en tu luz.
!Qué fortuna tener esos ojos con que poder
decirte cosas que la boca nunca puede
y hacer de tu presencia visual un alfabeto
clandestino en las noches del verano abierto.
Hora
Lo que ya no se puede ser (según Manuel Vicent)
El escritor veterano Manuel Vicent (de Castellón) tiene ya 73 años de edad. Yo he sido siempre un gran admirador de las columnas literarias que escribe en el Diario El País. Ayer domingo escribió una de las mejores titulada “Brindis” donde hace una pequeña disección de lo que es la edad en los seres humanos.
En un párrafo señala: “Alguna gente madura, tal vez la más lúcida, suele pensar que lo mejor que tiene la juventud es que ya pasó; que fue una época breve y radiante, romántica y vigorosa, pero también llena de luchas internas, temores, dudas, celos y rivalidad”.
Miedo (pensamiento)
El Gran Mundo del Miedo
Una de las películas más conocidas de los años 80 fue “Cadena perpetua”. Con una trama muy bien ideada y dos actores excepcionales, Tim Robins y Morgan Freeman, la película gozó de la admiración del público y la crítica. Una de las cosas que más impresionaban del film era la frase que aparecía en el cartel de publicidad: “El miedo te hace prisionero, sólo la esperanza te puede liberar”.
¿Miedo?. ¿Esperanza?. Algunos términos parecen tan usados a lo largo del tiempo, que comienzan a perder su sentido. Es el caso del miedo. Vivimos en una sociedad que aparenta haber vencido el miedo a todo, pero la realidad es que construimos corazones llenos de temor.
Futuro de esperanzas
Dentro de este panorama aterrador que ahora contemplamos en suelo terrenal; en medio de toda esa podredumbre de falsas promesas, tolerancias a la medida; los seres humanos, nosotros, somos capaces de sobrevivir. Mucho más que eso, somos capaces de renacer desde la misma esencia de nuestra propia naturaleza.
Cuando las cosas están yendo mal, luchamos o nos adaptamos. Cuando van muy mal, tomamos conciencia de la necesidad de cambiar el rumbo de los acontecimientos y de sacar provecho hasta de lo peor; como esas hermosas flores que nacen en un estercolero, convenciéndonos de que la materia en fase de corrupción puede ser el origen de esa tierra fértil a la que denominamos humus o mantillo, un espacio vivificador.
Sentir (pensamiento)
Sensualista atardecer
Canta la alondra sus últimos compases en la sombra abigarrada de un almendro, bajo cielos bajos y nubes despiertas con color de plata. La montaña abrupta libera ímágenes de taquicardias. Tictac. Tictac. Tictac. Ya maduran en sus cúpulas las campanas de la iglesia donde se escucha el gorjeo infinito de las palomas zuritas. El granado y espigado corazón de las doradas cabelleras del trigo eleva su nivel imaginado en las riberas del río fresco y silencioso. Brisa un aire nuevo, como recién nacido de las horas, que habla de escorzos diáfanos junto a los flexibles juncos de suaves parpadeos. Pasta el sol en el bosque de las hayas y, entre los márgenes del secreto arroyuelo juvenil, algo sumergido entre pájaros de agua muestra el fino y delgado secreto de una doncella. Ella se baña, entera y desnuda, en el avivamiento del sensualista atardecer veraniego.
Alta y dura es subir la cima…
Alta y dura es subir la cima del dolor… alta, cansada, agotadora y sufriente esa cima que todos los seres humanos tenemos que subir alguna vez… pero cuando se ha superado… !qué felicidad mas grande se convierte nuestras vidas!.
Marcel Proust decía que el ser humano se vuelve más humano cuando le toca superar el dolor. Yo estoy enteramente de acuerdo con el célebre escritor francés. Una vez pasada esa cima llega la vida a ser más suave, más placentera, má feliz… por eso os digo a quienes estéis sufriendo el cansancio de la subida de la cima del dolor que tengáis esperanza… no abandonéis nunca el camino… seguid subiendo… y veréis cuán grande es la felicidad sobrepasada la alta y dura cima del dolor.
Palñabras e amor… palabras…
¿Quién es ese ser humano?
¿Quién es ese ser humano, hombre o mujer, que ahora está aquí pero después se habrá ido y ya no será ni él ni ella y su figura habrá dejado un relámpago de sueño y fuego en el fondo de la vida?.
¿Quién es ese ser humano, hombre o mujer, que algún día alterará el punto y seguido y se tranformará en un punto y final de su compostura y se entregará al mundo transitivo y mudo de lo oscuro de la muerte?.
¿Quién es ese ser humano, hombre y mujer, que ahora suspira y piensa y medita?.
Ese ser humano, hombre o mujer, es sólo un enigma… y enigma seguirá siendo por toda la eternidad…
Con grises y con rosas
Con grises y con rosas superpongo una emergida atmósfera de nostalgia… y luego consumo en el crepúsculo la dormida geología de las águilas que vuelan con el viento dormido entre sus alas. Mis ojos se llena de recuerdos anidados en lo ultrahumano y a lo barroco. Después vuelvo sencillo el laberíntico panorama y entonces es cuando entresaco el amor debajo de las arboledas…
Ya no era yo
Ya no era yo sino una ilusión
ascendiendo por el misterio de un balcón abierto
en el cual la luna resbalaba su sueño
por entre los cielos de mi afán ligero.
Ya no era yo sino una niebla
envuelta en los ojos de la noche oscura…
y allí, en el temblor de los geranios,
el bálcón abría la magia y la sorpresa.
Teresita (para T.G.)
Me llamas para decirme que te has divorciado y quieres mantener una conversación para recordar aquel tiempo que se quedó allá, atrás, sin respuesta… tú, que ahora necesitas respuestas para tu futuro.
Teresita: !éramos muy niños entonces!. Soñábamos con metas que créíamos iguales… pero la verdad es que la vida es una incógnita impredecible que los seres humanos vivimos en los caminos llenos de sorpresas.
!Éramos muy nlños entonces, Teresita!. Por eso nuestro sueño se desveló muy diferente al que teníamos pensado. Tú siempre te quedabas sentada al borde de la costa soñando con una especie de nostalgia retratada en tus dulces ojos azules. Yo, sin embargo, me aventuraba un poco más allá de tu mirada. Fue cuando comprendimos que a tí te daba miedo. mucho miedo, mi bohemia y yo no podía adentrar tus dulces ojos azules, demasiado azules, en lo rojo de mi alma.