Archivo de la categoría: Cuentos

Cuentos

El niño que no sabía jugar (cuento infantil)

Pedrín creció en un mundo infame donde todos se burlaban de su incapacidad física. Sí. Pedrín era un niño inválido, Él deseaba sólo una oportunidad; una sola oportunidad para poder jugar. Absolutamente nadie de los feroces niños de su barrio sentía ninguna clase de compasión por él.

– ¡¡¡Fuera de aquí, inútil!!! – coreaban todos, al unísono, bajo las consignas que les daba el despótico Emiliano.

Pedrín sólo quería jugar una vez, una sola vez, a aquello llamado futbolín. Él sabía que su invalidez le impedía jugar al fútbol como los demás. Sigue Leyendo...

La niña de las estrellas (dedicado a Liliana)

La niña de las estrellas era muy parca en palabras durante el dia, mas cuando salía la luna se volvía completamente abierta al monólogo consigo misma… y se preguntaba:

– ¿Dónde encontraré a mi príncipe soñador?.

El alba de las amanecidas siempre la encontraba soñando con su príncipe, que no era azul como el crisantemo ni un villano mexicano… sino más bien un poeta disfrazado de bohemio en las fiestas de Madrid.

Por los caminos del tren (cuento muy breve)

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“-¿Qué hace el tren cuando llega al final del mundo?
– El tren siempre vuelve, Juan..”

(Esta introducción que hago al presente texto inédito pertenece, señor Don Luis Eduardo Aute, y dejémonos de amnesias que ya sabes por dónde van los tiros filipinos… pertenece a un Relato titulado exactamente “Por los caminos del tren” y son sus legítimos autores yo (José Orero De Julián “Diesel”) y Ella (Liliana Del Castillo Rojas “La Gaviota Roja”)… ¿queda entendido cantautor de tríos para las camas redondas?. !!!Eso no te lo crees tú ni aunques estés borracho con Joaquín Sabina, el Cojo Andaluz y el Gordo Rafael Amor como cohorte!!!. Sigue Leyendo...

Las murmuraciones del David (Cuento Infantil-Juvenil)

El David era un jovenzuelo que se las daba de ser muy importante porque se sabía de memoria la Biblia entera, de pe a pa, leída más de 100 veces por las órdenes autoritarias y prepotentes de su papá Antonio. Davicito, como le llamaban coloquialmente, seguía al pie de la letras estas órdenes despóticas de su papá que era, en realidad un personaje no ilustrado en las Ciencias Humanas. Era, exactamente, sólo un carpintero metido, de golpe y porrazo, a pastor evangélico.

Davicito, siempre que veía una biblioteca abarrotada de libros (especialmente de Historia y Literatura) decía continuamente los mismo: !Bah!. !Todo esto es basura!. Siempre con el gesto despectivo y prepotente inculcado por su papá. Sigue Leyendo...

Sagetario (Cuento del Viejo Oeste (6)

Sagetario (Cuento del Viejo Oeste) (6)

– ¿Es verdad que vamos a poder abusar sexualmente de ella, Mari Juana? –le decía Paredes a la bruja.
– Como yo me llamo Mari Juana… ¡os juro que todos vamos a gozar de ella… antes, por supuesto, de que la trocee con mi propia sierra mecánica!.

La Mari Juana tenía ya su arma preparada.

– Vosotros sólo tenéis que ocuparos de Mendoza Colt… ¿okey?.
– ¡Okey! –dijo Barahona.

El topito y la conejita (cuento infantil)

Érase una vez un topito de hocico respingón y carita de ángel, que le llamaba “Pepe”, Como todo buen topo tenía su propia madriguera que él, pacientemente, había ido convirtiendo en un verdadero laberinto de pasillos secretos. Aquel topito tenía unas características diferentes a los demás, que eran Viejos Topos semiciegos y semisordos. Como no veían más allá de sus narices, los Viejos Topos nunca descubrían los pasillos que construía el pequeño Pepe.

Un día entró en la guarida de los Viejos Topos, que estaban celebrando una Reunión General donde se encontraba el jovencito Pepe. Resulta que la conejita se llamaba Lulú y era la conejita más linda que habían visto los semiciegos y semisordos Viejos Topos. Sigue Leyendo...

La Mariposa Encantada (cuento)-brevísimo fragmento.

-“Recuerda… !no hagas caso a las Piedras Mentirosa!. Si ellas te dicen ve a la derecha tú vete a la izquierda y si ellas te dicen ve a la izquierda, tú ve hacia la derecha. Si te dicen camina… párate… y se dicen párate… camina…”

(Brevísimo fragmento del Cuento “La Mariposa Encantada” cuyos autores son José Orero De Julíán”Diesel” y Liiliana Del Castillo Rojas “La Gaviota Roja”

Sagetario (cuento del Viejo Oeste) (5)

Aquel 24 de julio, último viernes del trimestre, quedó también grabado en la memoria de todos los habitantes y forasteros que se encontraban en Kansas City. A varios kilómetros de distancia, en Omaha, Sage y la bruja Mari Juana habían conocido, desde hacía un par de meses, a los finos, amanerados y elegantes, pero facinerosos asaltabancos, llamados Don Diego Morales De la Cabra (el cabecilla del grupo),
Barahona, Correa, Gordón y Paredes, Todos ellos de la peor ralea y calaña y ausentes de todo tipo de ética profesional y de moral personal. Inmundos por completo debido a su hipocresía sin límites. Sigue Leyendo...

Sagetario (cuento del Viejo Oeste) (3)

Durante tres largos meses nada se supo de la bruja Mari Juana ni de su “pingüino” Sage en el “saloon” Milboona de Kansas City (que era un local mucho más lujoso que el famoso Brown’s Hole de Wyoming). La puerta de entrada era muy peculiar, de madera, que se abría en ambos sentidos tanto para entrar como para salir. La imagen del Milboona (el contorno, en nego, del perfil de La Chica), ya era historia para quienes acudían alli. Y poseía un Hotel de 5 Estrellas (similares a la que Mendoza Colt llevaba en su chaleco a la altura del corazón) llamado Glober’s. Sigue Leyendo...

Sagetario (Cuento del Viejo Oeste) (2)

En las orillas del Missouri, “Yupanqui” pastaba, pacíficamente (mientras “Plata” lo hacía amarrada al poste de madera de la Oficina de Telégrafos) cuando levantó la cabeza para observar la enorme galopada que llevaba la potranca “Flor”, con el borracho Sage encima de ella, bamboléandose de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, según soplaba el viento y sin apenas saber a dónde iba la alocada potranca. Efectivamente, Sage (completamente lívido, demacrado y celúrico a pesar de su gran gordura) vio que “Flor” había terminado su galopada en la ciudad de Omaha. Sigue Leyendo...

Sagetario (Cuento del Viejo Oeste) (1)

Kansas City. En el año catapúm de las historias y leyendas del Viejo Oeste, un “pingüino” (le llamaban así por su nariz aguileña y el estrafalario corte de chompa que usaba) estaba siempre colgado de los hilos de la bruja Mari Juana. Se llamaba Sage y le encantaban las “pipas”: las pistolas más modernas del Viejo Oeste en aquellos tiemos.

Sage era sólo un pistolero bravucón, feo como el Demonio, que siempre se balanceaba en las barras del “saloon” Milboona, mientras la Mari Juana lo convertía muchas veces en pelele titiritero o incluso en macho cabrío, entre copas y copas de ron y mientras desarrollaba sus enfermizos celos y envidia de La Chica, que cantaba y bailaba sobre el estrado. Entre ron por aquí y más ron por allá, Sage se quedaba ronco intentando hacer compañía a la linda y escutural Chica del Milboona. Sigue Leyendo...

El cuento del Cuentacuentos (reedición)

Érase una vez…

Así comenzaba siempre sus cuentos el joven Miguel en el paseo, junto a la estatua del ángel caído, muy cerca de los vendedores de globos y caramelos, los tragafuegos y los artistas del guiñol…

En un lugar de Galicia, entre sierras y praderas, nació Miguel de la Vega y Conso, criado siempre bajo los cuidades de Menchu, la abuelita que lo arrimaba al calor del fogón mientras ella asaba castañas y le contaba viejas leyendas de trasgos, meigas, santas compañas e historias de amores narrados en los jueves de comadres. Y así se hizo joven soñador y comenzó a ir a las aldeas cercanas, cantautor de gaita y tamboril, inventando sus propios cuentos mágicos. Sigue Leyendo...

El mercadillo: escena de crisis

Doña Abelarda de la Cerda paseaba lustrosa su hermoso culo por la alameda de los Alcatraces. daba gloria verla y escuchar su voz cuando citaba a los politicos que había visto por la tele. Ella, doña Abelarda, pertenecía al ropero de la parroquía del Angel Negro y dirigía la sección de tallas globalizadas para nuevos contribuyentes de la seguridad social. Allá, entre el alboroto de las voces y el olor a bocadillo de sardinas, comentaba con sus compañeras de ropro, que si ella pudiera, convertiría la Moncloa en un Balneario Público y subiría los impuestos, y bajaría el precio de las pipas de girasol y vaciaría los supermercados de “pro” en beneficio de las modelos delgadas. Su amiga Leudovigis, siempre le increpaba con un…¡Ten cuidado con lo que dices!, pero ella, tan firme como su faja no dejaba de dar rienda suelta a maravillosas expresiones: Sigue Leyendo...

“Pichichi” (cuento infantil)

Pues resulta, niños y niñas, que en aquella barriada no había ni luz eléctrica ni gasóleo… y ni tan siquiera gasolina para las motos; pues es necerio saber que a casi todos los jóvenes de la vieja barriada les gustaban las Davidson o, por lo menos, las Montesas. Había otros que se entretenían en hacer comentarios sobre un joven multimillonario del cual decían que le había tocado La Primitiva.

Aquel chavalote se llamaba… bueno no es importante saber como se llamaba sino saber que le decáin “Pichichi” porque resultaba que, a veces, era el máximo goleador de su equipo: el “Caminata Fashion Club de Fútbol”. Sigue Leyendo...

Dos gallos en el mismo corral (cuento infantil)

Érase una vez una región donde abundaban las gallinas y, por causas desconocidas o no conocidas por nadie, aparecieron dos gallos. Uno era un “gallito” de pelea llamado “Puga” mientras que el otro era un dorado gallo pacífico llamado “Pepito”. El primero era vulgar y pesado con las gallinas. El segundo era un gallo fino, sin alardes excesivos o fuera de tono, porque solía permanecer callado al mismo tiempo que trabajaba en sus labores mientras “Puga” zascandileaba y se ufanaba yendo de gallina en gallina mostrando su plumaje que era azul grisáceo. El plumaje de “Pepito” era brillante y no tenía necesidad de ir diciendo a las gallinas esa y otras cuestiones de sus condiciones particulares. Sigue Leyendo...

Cuando las farolas grises se convirtieron en árboles verdes.

Nota inicial: Diesel y Sancho es la misma persona. O sea: yo, Diesel.

Ocurrió un día que todas las farolas grises de mi barrio se convirtieron en árboles verdes y los enamorados de mi barrio comenzaron a pintar grafitis en sus cortezas bajo la luz de la luna. Decían así: “Me hundí en los senos de tus pétalos”, “Mis orgasmos son palomas”, “Soy vampiro en las ramas de tu cuello” y “No me voy de aquí hasta que crezcan los pichones”. Cosas así. (Con perdón de los curas de la parroquia barrial, los que dan ostias a las beatas). Sigue Leyendo...

Muertos de miedo

Se mueren de miedo en mitad de la esquina, junto al súper plagado de ofertas del día. Pasa un taxista silbaldo un pasodoble y se retuercen los taconesd de la diosa del barrio. Cuando llegue el otoño Belén Esteban será la reina de las hojas caídas. da pena que con sus echuras y labio leporino lloré con tanto arte que hasta las lágrimas se convierten en euros. Cristo la habría convertido en la Magdalena del toreo. Pilatos la hubiera elegido para sostyener las columnas de su palacio.

Carta de un leon a otro

Me daba mucha tristeza no poder escribir esa carta a mi amigo. Tenia empezadas millones de ellas en mi mente, expresiones aisladas, que nunca conseguían descender los peldaños hasta las letras. A veces me perdia en la primera frase, o en la segunda oración, o la tercera o la importancia misma de lo que le estaba intentando decir. Lo cierto es que la vida puede sorprendernos tanto, que enmudecemos, asi estaba yo, atónita, paralizada ante ella.
Entonces intentando explicarme recordé esa canción que me gustaba tanto, “perdona hermano mio si te digo, que ganas de escribirte, no he tenido, no se si”… “Carta de un león a otro”, se llama. Cuenta la historia de dos amigos, el receptor es el insistente, de los que algunos se abusan, el emisor es el que ha buscado mundo, pero ha encontrado mas frustración de la misma y esta cansado, lejos de insistir, no encuentra las palabras ni para acercarse a su amigo. Sigue Leyendo...

La estrambótica señorona de la Vivienda de Murcia

La Estrambótica Señorona de la Vivienda de Murcia (minicuento)
Floripondia es una señorona que trabaja en su Vivienda como oficinista de asuntos de “papeleos”. Por eso tiene empapeladas las paredes de su habitación.

Durante el día trabajar para ella es como un recurso para vengarse de la Humanidad… y todo porque no se parece en nada a Ornella Muti.

Envía hacia la estratosfera de los imposibles a las personas mayores que sólo buscan que la Ley les cumpla con lo que les ha prometido…. pero Floripondia es, según ella, la Ley… y mientras toma café tras café (con mala leche por supuesto) y chocolate tras chocolate (con azúcar añadido además ) más algún que otro capuchino de esos que le hacen relamerse los labios… Sigue Leyendo...

Sebastián versus Sebastián

Pues resulta, queridos amigos y amigas, que en cierto lugar hace ya alguna casidécada (pues las memorias, como diría Calderón de la Barca, son como los pasatiempos del “yoyó” y de la banda del “tutú”`y en España sabemos mucho de eso) habíse una vez dos Sebastianes.

Uno era conquistador y le llamaban “El Viejo”. El otro era llamado “El Nuevo ” y sólo era un niño malcriado, superprotegido por su madre e imposible (por ello) de que el padre lo pudiese “meter en cintura”. Así es cómo, mientras Sebastián “El Viejo” levantaba la ciudad… Sebastián “El Joven” se convertía en un pícaro sinvergüenza que huía de las clases de Historia que impartía su maestro español. Sigue Leyendo...

Rosi

Rosi 13

Desde la ventana, Lola vio como el coche de Víctor paraba delante de la casa y apagaba las luces.

Al momento, una chica bajó del automóvil, dio un portazo y, sin mirar atrás, corrió hacia el portal.

-Ya han vuelto a discutir-pensó-mientras la oía subir las escaleras.

Oyó el ruido de la llave en la cerradura y, al cerrarse la puerta, preguntó.

La Radio.

La Radio 8

-Buenos días amigos, aquí Radio 2000, su emisora local. Recuerde, en el 107.8 del dial.

La voz del locutor sonó fuerte en el transistor que el director de la emisora tenía sobre la mesa de su despacho y en el que seguía, como cada día, la programación.

Alguien había dejado sobre su mesa, hacía más de un mes, el guión que, por enésima vez, releía.

-¿Quien puede haber sido?- se preguntaba una y otra vez, parece cosa de magia- y bebió otro sorbo de café. Dos golpes en la puerta le sacaron de sus pensamientos.

¿Amor de mi vida?

¿A donde vuelas?- pregunto asombrada, -no te guardes nada, dilo todo, que parece una vil mentira- la mire asombrado, nadie se habia dirijido a mi de esa manera, ella, mezclo la tristeza con odio, y miedo.

Tengo que marcharme por distintas razones- dije, -¿volveremos a vernos?, -te has dado cuenta, el mundo es pequeño, claro que te volvere a ver, -dije, -entonces, dejaras todo a la suerte, -contesto en seguida, pausando levemente su respiracion alzo la mirada y continuo, -no puedo creerte, hace unos meses no eramos nada, yo no tenia nada, sabes que guardaba mis ganas en la esquina de mi casa, y ahora, cuando decido sacar los miedos y entregarme a ti y tomar tu fuerza… ¡tu!… me dices que te vas, -pronuncio pausadas sus ultimas palabras. Sigue Leyendo...

Oscar Wilde, pequeño cuento.

Había una vez una princesa que vivía en un palacio muy grande. El día en que cumplía trece años hubo una gran fiesta, con trapecistas, magos, payasos….. Pero la princesa se aburría. Entonces, apareció un enano, un enano muy feo que daba brincos y hacía piruetas en el aire. El enano fue todo un acontecimiento.Bravo, Bravo, decía la princesa aplaudiendo y sin dejar de reír, y el enano, contagiado de su alegría, saltaba y saltaba, hasta que cayó al suelo rendido. “Sigue saltando, por favor” dijo la princesa. Pero el enano ya no podía más. La princesa se puso triste y se retiró a sus aposentos….. Sigue Leyendo...

Don Oso el Perezoso (cuento juvenil)

Érase que se era un Don Oso Perezoso al que le encantaba mucho echarse largas siestas y también dormir mucho para no tener que ir a trabajar.

– !Que trabaje Rita la Cantaora – solía pensar Don Oso conocido por otros como Pepote Salinas; porque le gustaba mucha chupar las bolas de sal de las ovejas de su vecino.

Pue bien; ocurrió que al tal Don Oso Perezoso, llamado también Pepote Salinas, le encantaba tomarse todos los tarros de miel que iba reuniendo, poco a poco, trabajando como hormiguita, Doña Mónica. Los tarros de miel, las botellas de leche, los jamones, en fin, toda la comida iba desapareciedo como por encantaminento. Sigue Leyendo...

El Chichi y Lafita (Cuento infantil) (1)

Le dicen Chichi pero su nombre es Chichinovski. Al otro lo llaman Lafita pero su verdadero nombre es Nígel. Son en realidad dos alumnos de la Secundaria del Colegio Lope de Rueda. La historia ncomienza así:

Excursión a la Sierra madrileña. Todos los niños cantan “Erase una vez un barquito pequeñito. Erase una vez un barquito pequeñito. Que no sabía que no sabía navegar. Pero ese barco se hizo grande y aprendió aprendió a navegar. Y si esta historia parece corta volveremos volveremos a empezar”.

El “viejo verde” (cuento dedicado especialmente a Sagillevoid)

El “viejo verde” que fumaba continuadamente en pipa se llamaba Sagi. No. No era el ex-futbolista Sagibarba del Bacerlona Club Fútbol, sino un un tipejo argentino (perdón al resto de los argentinos pues yo siempre respeto a dicha nación). El verdadero nombre de Sagi era el de Diego Villegas. Resultaba ser un hombre patético gordo, demasiado gordo para ser normal. Teniá un bigotito a lo Hitler y se teñía el pelo de rubio platino. Bajito. Con una barba rala siempre hirsuta y llena de pulgas que se le agarraban cuando paseaba por los viejos rincones y las tascas de Buenos Aires. Sigue Leyendo...

El Amor y La Locura- autor Claudia Silva

Esta fábula se ha mantenido anónima por mucho tiempo.
pero su verdadera autora es una mujer chilena la cúal tuve la oportunidad de conocer.
Claudia Silva Castro, seguramente se mantendrán anónimos sus escritos hasta que decida volver a brillar y superar su gran pérdida.

Vale la pena conocer la verdadera historia que inspiró este cuento.
Gracias Claudia por tanta maravilla.

El gurú del papagayo

Había una vez un gurú que buscaba en su interior aquellas verdades que había aprendido estudiando en los viejos y amarillentos libros del filósofo Immanuel Kant. Se sabía de memoria todo el pensamiento kantiano. Así es cómo pudo entender “La crítica de la razón pura”.

A su lado, siempre subido en el hombro derecho del gurú un papagayo no hacía más que repetir las palabras kantianas… pero sin sentido alguno. El papagayo confundía el criticismo con la metafísica y la metafísica con la meditación trascendental.

La Mariposa Encantada (para Liliana)

Hay una mariposa volando entre las flores de nácar. Son sus alas tan hermosas que hasta el Sol envidia esa manera de ir sobre los sueños… sobre los sueños… mientras el poeta, junto al arroyuelo sencillo y observando a la mariposa, monta el trípode y el bastidor en breves segundos. Saca un lapicero de su bolsillo que, por arte de magia, se convierte en pincel. Y escribe:

Son tus alas, mariposa,
el sueño de mis poemas
y en medio de esta rosa
te dejo mi ardiente amor.
Él vive de flor en flor
con su existencia amorosa.