no te asustes mi niña pequeña,
si descubres los monstruos en las calles, esos que con bellas palabras devoran tu corazon,
no te dejes abrumar por esos dias, de soledad,
de sguro abra ese alguien ese ego que te dara brisa y paz,
y mi niña, no te perturbes por las sirenas de las ambulancias.
hayyyyyyyyyyyyy, si supieras los miedos que hacen que el mundo gire en algo imaginario,
si supieras el miedo,
que de cierto modo tengo yo, mi vida al verte crecer
En la inmensidad de mis pensamientos me perdí…
En la inmensidad de las pasiones me pierdo…
En la profundidad de la droga me refugio, y luego me desprecio en la inmensidad del despertar a una realidad…
No logro dormir, las lagrimas me invaden el rostro, pero la luz hace que se reflejen al caer el futuro escuro….irónico el reflejo de algo oscuro….
En la inmensidad hipócrita de la sociedad moriré…
En la inmensidad del amor, creceré, a tu lado soñare. Y por ti mis alas al viento qmare…
En la inmensidad de una vida mortal no rezare, la vida eterna prefiero perder,
Montare revolución, dirigiré ejércitos y si es necesario contra Dios peleare, pero en el silencio no me qdare…Sigue Leyendo...
una vez cruse una puerta y deje de vivir,
pase por una monton de momentos de mi existencia que jamas comprendi;
y pase gran parte de mi vida en sitios que no eran,
con gente que no era,
y haciendo cosas que no eran,
vivi, soñe, perdi, que es vivir,
luego respire y me recupere,
segui viviendo, soñando y no perdi, vivi,
segui viviendo y jamas acepte el echo me mi vida estupidita.
Maravillado por el crepúsculo,
impávido sobre la inerme hospitalidad del césped,
solicito sin apremio, la compañía del tabaco,
lo quemo con deliciosa lentitud,
y espero, confiado,
el breve y cómplice monologo del humo,
y su intima compañía, persuasiva, intuitiva,
que opina en la quietud,
sobre el epilogo del misterio,
en el umbral del silencio.
He callado por no estar solo frente al sonido.
No me pregunta el aire si he podido
percibir la voz de alguien,
el devenir anunciado de un mundo nostálgico.
Desde la quietud, la somnolencia clásica declina el poema.
Una profunda levedad augura que el verbo se consume
en intransitivas carencias de reposo.
Hemos de marchar,
tras el hermoso momento en el que nadie dice nada más.
Son tiempos acelerados,
difíciles y apresurados;
tiempos de grandes cambios,
en los que cada nuevo día
se descubren nuevas tecnologías
que demandan cada vez
mayor gasto de energía.
Unas acercan más a los hombres
pero otras los separan.
Unas nos ayudan a crecer,
pero otras destruyen
a los seres vivos y a la tierra.
Me sueño en un jardín
de pespunteantes flores rojas,
entre limones que se doran
y un dulce volar de plata;
en un espacio donde la mirada
cabalga entera por los recuerdos
y allá, en la oscura noche naranja,
la luz del jardín tiene resplandores.
Olores.
Olores y colores
de bungavillas y jazmín…
en el jardín…
Cuando nos hayamos ido,
quebrados ante la determinación de lo inevitable
y giremos por esa esquina
por la que no será la primera vez que giremos,
pero que aun y así nos parezca la primera,
la única,
la peor,
la más dolorosa,
entonces nos daremos cuenta de que
aquellos pensamientos insoportables
que se hacían soportables por el mero hecho de saberlos lejanos
y ser un simple ejercicio de masoquismo conjunto entre ruegos y risas,
Acompañada por el dolor
Recorro un duro sendero.
A ratos me siento sola,
me flaquea el aliento.
Mi cuerpo se resquebraja.
Mis alas se rompieron.
Mis sueños se interrumpieron.
Ya no puedo volar.
Tendré que caminar
aunque vaya más despacio.
Con mucho esfuerzo y tesón
Aprendí de nuevo a soñar.
Se que al final del camino
De nuevo amanecerá.
Existe una leyenda,
no se sabe desde cuando
ni quien se la invento,
que cuenta que la mujer,
es la madre. es la esposa,
es la hija. es la ama de casa,
es la abuela. es la criada…………
Soy Nadie en tierra de otros.
Me miran y me escondo
como cervatillo asustado,
con mis ojos llenos de miedo
por lo que está pasando
a mi alrededor desconocido.
Soy Nadie fuera de mi patria,
sin manos que me acaricien,
sin palabras que me animen.
¡Quisiera decirte tanto!
y sin embargo no atino.
Se me agolpan las palabras.
Siento…pero no escribo.
Sí. Siento llorar mi alma
porque te añoro y no te veo.
Y siento brotar la rabia
tantos días contenida
por saber que te perdía.
Y el deseo de abrazarte
y de decirte te quiero
Aquí, en esta pausa del ensueño
ingrávido en el rostro de la orilla,
se posan clavándose mis ojos
en tu alma de mariposa amarilla.
Estás jugando dulcemente al encuentro
dentro de una calma que te brilla
y está el sol abierto en los abrojos
que besas con sed que maravilla.
Los besos muy dentro… muy dentro…
y la paz descansando en la sombrilla
que hace surgir a los sonrojos
despertares de amor junto a la silla.
El ayer es parte
del hoy, y el hoy
es parte del ayer.
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