Podría mal mentar mil desamores,
también puedo contaros mis mil desilusiones,
de hecho, vivo preso de sus enrredos.
Vivo en mis ganas y duro porque nunca trovaron sus llantos,
porque no hay que cantar al alba ni dormir en la oscuridad
sólo rompe a sentir que la poesía no nace en el corazón oscuro,
ni en la más risueña sonrisa,
si no en torno a quien somos y,
sobre todo,
en torno a quiénes seremos.
Donde duermas hoy y despiertes mañana,
no importa,
sólo ten presente poesía seremos siempre.
Mi mirada se `pierde en el sendero
donde unas huellas se han borrado.
No hay señales que indiquen
el sentido de una marcha,
no hay rastro de una vida.
Las velas se apagan,
la oscuridad envuelve la estancia.
Al fondo resuena el eco de una suave y cadenciosa melodía
que me trae el recuerdo de unos días
….de otras épocas.
Viento y marea que limpiaron tu sed,
orgullo de sentir tu sudor y mi sudor,
que me vuelvan a roer las ratas del amor,
que no volveré a ser el dueño de menesteres.
Tantas0veces hice el camino, que no es0por innovar el que no haya sido reconstruido, si no por miedo a perderme y no encontrar nuestro olivo.
Que misión extraña, que profunda ingeniería de la nada, lleva algún día a los torpes humanos, a concebir un número tan raro, tan nadie y tan nynguno, como el número cero.
Será quizás porque cero veces he sido amado de veras, habie~do creído falsamente noventa y nueve, pero el cero tiene un misterio íntimo, una connotación entrañable, en su hermoso decir que no dice. Acaso los demás númers cuentan nuestros anhelos, matematizan nuestros deseos, indagan en nuestras intenciones que siumpre resultan fallidas. En camrio, no hay humano alguno que haya sido engañado alguna vez por el número cero. Yo con él cuento mi realidad, con los otros enumero mis fantasías.Sigue Leyendo...
La brisa hacia temblar la llama del mechero, con el que Jesús intentaba encender el cigarrillo. Las manos algo sudorosas, no mantenían un pulso firme, sus ojos se resacaban y eso le hacia parpadear una y otra vez, una y otra vez.
Monse lo miraba detenidamente, lo observaba, analizaba todo aquello que estimaba oportuno para deducir lo que le ocurría.
Llegó con la chaqueta fría, casi húmeda, pensó que llevaba rato vagando por la calle.
Se fijó en su pulso, en sus ojos, en la manera en que se sentó sin querer reposar la espalda en el sillón, y con las piernas juntas y los pies de puntillas aunque llegase de sobra al suelo, algo inclinado hacia adelante. Sigue Leyendo...
Fernández, Carrasco, Legrá, Durán, Velázquez, Rodríguez, Calvo, Heredia, Folledo, Galiana, Ben Alí, Sombrita, Urtaín, Kid Tano, Young Martín, Leblanc… época dorada del boxeo español… una épica que arrancaba desde los tiempos de Baltasar Sangchilí y Paulino Uzcudun. Algo así como una burbuja llena de glorias que se harían legendarias intentando ahuyentar el hambre y la sed de hacerse mitos entre los cuadriláteros de las doce sogas. Alguna vez, pensaba yo, llegará el momento en que todo esto será solamente un recuerdo para los viejos aficionados del Campo del Gas, la Plaza de las Ventas y el Palacio de los Deportes (de Madrid todos ellos) en medio de esta jerga de upercouts, crochets, jambs y demás golpes a la vida. Yo resistía al afán contradictorio de ser o no ser alguien importante en mis oficios. Sigue Leyendo...
Apurar los días que corroen implacables
Apurar amores,
ésa lúgubre manía
nuestros cuerpos yermos
sexos, caricaturas
¿no notáis acaso
el olor de la impotencia?
Basta de soñar
que algún divino nutriente
algún día llegará.
No era la luz del fuego
ni la bendición de contemplar
sus hermosas llamas
había algo más.
No era la visión del fuego
que de él pude apartar la mirada
y alejándome paso tras paso
le volví la espalda.
No era soledad
que yo no estaba sola
Traicionarse a uno mismo es tener la seguridad de no volver a equivocarse en tus propias trampas, que no si saber es bueno, también daña la inocencia del ser tímido.
Casa siempre abierta para vosotros, casa de las flores que no perfuman, al menos como los aromas impregnan nuestros rostros, ellas perfuman de un modo silencioso, invaden los cuerpos de los que en general se acercan a ellas con olfatos demasiado dirigidos por la forma, forma de flor…
Necesito detener la carta que cada quince días escribía a sus sobrinos, algo casi impió se habia deslizado, obscenas sus manos, algo del orden de la desmesura.Sacudío la cabeza, acaricío su cuello e intentó escuchar Brahms.
Sabiá pero no quería pensar que algo había sido escrito y ella detestaba la violencia, la carta exudaba violencia.
Ella solo rogaba que Brahms no acabase…Sigue Leyendo...
Oh flor que triste naciste
Que el primer paso que distes
Te encontrastes con la muerte
El cortarte es cosa fuerte
El dejarte una crueldad
Y el dejarte con la vida
Es dejarte con la muerte
– ¡Hijo mío!… ¿no ves que ese afán por ser torero te va a llevar a la tumba antes de que cumplas los veinte años de edad?.
– ¡No se preocupe madre… que voy a triunfar!. ¡Ya estoy viendo en sueños los carteles taurinos por toda España con mi nombre en primer lugar!. ¡Nada más y nada menos que Pepe Luján “El Hortelano”!. ¡La fama, madre, la fama!. ¡Me esperan la fama y la gloria!.
Yo creo en Dios verdadero
autor de todos los bienes
y creo al hombre conviene
con su corazón sincero
entregarse por entero
al Señor que lo ama tanto
dejando en Él los quebrantos
y gozando de su amor
como hijos del mismo Dios
¡convertirnos en sus santos!
Tome el control y me fui caminando por las nubes, todo era distinto entonces, la noche ya no existía, y el olor a lumbre se desvanecía entre los pasos agitados del jolgorio en la huida.
A lo largo una mujer gritaba, espera que te aguardan: “fue tanto mi anhelo por verla que olvide el regalo para ella”
Me dispuse a regresar por tan preciado objeto, era dulce y brillante, costoso y arrogante; mi ego hecho materia… mi poder estaba en ese anillo, incrustes de pequeños diamantes bañados con sangre, sangre que yo mismo derrame de sus dueños.Sigue Leyendo...
Un descanso duerme en medio de una noche como ésta.
La noche, está hecha un descanso.
El colchón inmóvil, borracho. Tan sólo suspira.
Un cuerpo humano, prestado por la creación a su imagen y semejanza.
Me gustaría mirarme al ególatra y solitario espejo castigado de espaldas a la pared, me gustaría mirarme y ver que no me veo, y ver una ráfaga de viento en vida que se mueve. Tenso como la cuerda de un arco, vulnerable como el arquero, firme y decidido como una flecha, reflexivo y silencioso como el momento de apuntar, mirar. Pequeño como el dedo que sostiene a todo el centro umbilical del arco.Sigue Leyendo...
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