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Traidor.

Traidor,
que todo te llevaste
que todo fundiste,
que por no vivir no dejas
que viva por no morir.

Traidor,
que besas y vibras
a la sombra de otro nombre,
de otro ser que salió de
brava y apasionada tempestad.

La mirada.

El tiempo no perdona, pasa por cada uno de nosotros cuando dormimos y cuando no. El, únicamente cumple con su labor.

Pero, hay algo que nunca envejece, algo que seguro no fallará , que refugiará nuestra pena por sentir, como la juventud un día pasó por nuestro lado y se fue, algo mágico y misterioso como la vida misma…la mirada.

La mirada profunda, aquella que te transporta hacia el infinito de los recuerdos, nunca cambia…no tiene edad.

Conózcame señor.

Conózcame señor,
y júzgueme si quiere,
conózcame con el alma,
con el sentimiento,
y sus negros ojos poetas.

Conózcame señor,
que así me iré tranquila
bajo el placer del breve tiempo,
de mi grato momento,
y después si quiere…
olvídese de mi,

Quiero y no quiero.

No quiero borrarme entre la niebla,
ni ser blanca lechuza en amores,
ni ser letargo en tus pensares.

No quiero, por que quiero…
ser frió de los infiernos,
frío en quemado infierno.

Quiero ser sombra
y no luz cegadora
en abismo de penares,
en sutiles meditares.

Si te vas.

Si te vas,
no podré decir, amor,
no podré asir tu voz,
ni besar tan vivo corazón.

No seré más que refugio,
de vivas estancias de estaciones,
con trenes de viejos andenes
de otra vida que pasó.

En esta nuestra noche.

No voy bebiendo en ríos secos
los amores que no son míos,
ni voy robando placeres
teniendo ya un amor.

No hay rincones de olvido,
ni llantos sumergidos en el dolor,
pues tus brazos me dejan volar
por los senderos del mundo.

Amor,
no hay poema sin aliento,
sin espera, sin remedio en la noche,
sin un robo al corazón.

La flor de tu amor.

Quisiera ser grande como la flor que contemplas con las yemas de tus dedos, que hueles con el aire que respiras.

Quisiera ser frescura en tu corazón y color en tus tristezas, ser tan simple y dulce como una pequeña flor que nace de los versos de tu boca cuando pronuncias mi nombre.

Y aunque el invierno desnude mi cuerpo, vivir por siempre de la sangre de tu amor.

El derecho a la vida.

Cayeron lamentos de mis ojos agotados por no atisbar llanura en sus quebradas esperanzas.

Cayeron relojes al suelo cansados por el tiempo, que apoderándose de ellos les condenaron a la eternidad.

Y la brisa amainada del ayer soleado, perdiéndose bajo rayos de fuerte tempestad, tiraron de mi hacia abajo para no poderme levantar.

Entre viento y arena.

Apenas podía disipar su imagen entre las hojas levantadas por el viento y arena.

Apenas le veía, pero podía sentir su caminar lento, su caminar suave y queriendo llegar hasta mí.

La fuerza del tiempo me impedía acercarme a él, y mis manos tenían que sostener mis cabellos para no enredarme en un lío de arañas.

Allí estaba él, tal y como esperé, tal y como mis sueños me contaron que llegaría.

En este gran mundo.

Que poco soy en este gran mundo, que pasos tan pequeños para estos pies que parecen grandes y que dormir tan lento en la rapidez de los días que pasan como aves surcando cielos.

Que mirada tan corta para tanto como hay por ver, para tantas vistas inalcanzables y bordadas al gusto de la vida y que libre para este mundo que todo parece contener entre sus grandes manos.

Que cabellos tan oscuros si los comparas con el sol que nos alumbra, y que labios tan secos para este mar vivo y azul que reina en este minúsculo corazón, pero que gran suerte la mía de pertenecer a él. Sigue Leyendo...

Pensamientos blancos.

Hay un mundo que se ve a través de la ventana totalmente diferente al nuestro, ojos que ven un mundo de fantasías reales e irreales, un mundo al alcance de quien quiera, y si la puerta se cierra dejas de oír, de escuchar y el camino se hace recto pero, hay tantos modos de caminar…

En ese mundo, existen formas que aquí jamás las podría haber, hechas para cada capricho de la mente y totalmente rebeldes con la razón.

Puedes andar, saltar, correr y volar sobre barreras frías de la realidad. Allá no hay tiempo, no hay relojes marcando las horas porque el final lo marcas tú. Sigue Leyendo...

No sin ti.

No mereces irte con la luz apagada, ni con las alas caídas de este rincón de mi alma.
No mereces que tu rostro se difumine en la noche ni que se pierda entre las voces de la ciudad, porque antes prefiero ser yo quien se rompa como papel de una triste carta de amor.

No te vallas sin mi, ni me dejes respirar de este aire puro y fresco que me das si se que ya no estás..

No mereces caminar descalzo con heridas en los pies, ni salir solo con sombras prisioneras.

Cartas a la vida.

Escribo cartas a la vida bajo restos de luna yacida, y embarco a la pluma teñida en dicha desmedida.

Ay de mi bajo estrellas de fuego, si no cuento, si no digo, si no pienso, que soy poeta muerto al ver tu inspiración

¡Que más quisieran mis versos ser dignos de tu vocación!

Y mientras ríos de tinta duermen, en estos lagos de mis pensares, hablo casi desvanecida de la gloria encarnecida y de tu simiente nacida.

Y te marchaste.

Y llegando a orillas del mar, por el camino largo del tiempo, tus huellas se fueron borrando tras el paso de la sal, y de mí una vaga imagen mirando hacia la nada.

Mis dedos dibujaron veletas jugando con el viento, marineros que hablaban con el sol y a ellos quise preguntar mas ni mi libertad me dejó escuchar.

Pregunté al cielo inmenso, pregunté al ayer hasta que el cansancio hizo de mi muñeco de papel en dirección opuesta.

Y al despertar vi ventanas de sedas blancas acariciándolas, mas yo solo supe ser velero
para mirar al confín y recobrar tu imagen. Sigue Leyendo...

Bajo la noche.

En este llano bosque de entre las hileras bendígame tus manos bañadas del rocío de tu alma, que hasta el sol quisiera yo ir con jilgueros a mis pies. Y que en esta simple y ardua vida mía, baste el amor de tus ojos para vencerme así en la tierra de los mil lares.

Bendígame alaridos de placer bajo la sombra de la noche y que más allá de tus cabellos mil estrellas aguarden al silencio.

A la retirada del fuego y de las velas, susurraré que te quiero.

Eterna juventud.

Si en los años que nos queden sigo pensando en ti, será que sigues vivo en mis recuerdos, y que este amor de verdad es…amor. Cuando los ríos se hayan secado, bastará una caricia tuya para apaciguar este alma mía. Si en los días de ayer supiste entender que yo era la mujer que por ti viviría entonces yo amor, ¿Qué hago aquí pidiéndote que por favor no te vallas nunca?
¿Y porque si cierro los ojos te veo tan de cerca?, ¿ Porque no consigo disipar esta imagen tuya que más que tuya pareciese mía?
Vivo en los 25, cuando tan solo tenía 25 años ¿ te acuerdas amor?. Sentados bajo es sol, bajo el verde de aquellos árboles cómplices de nuestro tiempo. Un tiempo robado, un tiempo alejado de la dura realidad, que alegre al vernos nos regalaba la más sincera de las sonrisas. Sigue Leyendo...

La fuerza oculta.

Piel desnuda danzando alrededor del fuego junto a mil sombras ardiendo bajo el sonar de los tambores. Los cabellos se enmarañan dejándose caer sobre la piel blanca y mojada por el licor de los mundos. Las huellas aparecen y desaparecen en cada nuevo paso a la espera de un repetido ritmo candente. La respiración crece con cada latido y en las pupilas oscuras se empiezan a ver mil formas mundanas. Difícil detener, difícil decir no a los impulsos de la pasión encendida por la candela de la sangre, sangre viva y roja que sin piedad recorre cada espacio de nuestro ser. Mil manos me rozan, mas ninguna se ve, mil voces son una mas ninguna se escucha. La expresión del alma se exterioriza en perfectas curvas que meticulosamente bordan cada suave movimiento y la realidad se mezcla con otras y con más. Luces rojas abrillantan los destellos de millones de cuerpos en uno. Sigue Leyendo...

De luna a mujer.

Perdona si mi ausencia devora la espera de tu tiempo, si los días caen vacíos por no estar a tu lado, perdona por los años perdidos que preparaste junto a mí pero es que nunca dije querer ser la estrella de tu noche. Pues vagando por el desierto, andando y fatigado, encontré a un caminante dorado como el oro y como yacía bajo sombras mas oscuras que la noche, bajé desde mi cielo a contemplar su suerte, mas vi en su viajera mirada de mil vidas, el hambre y sed de un amor, y yo que era luna, me hice así mujer para ser la justiciera de su destino. Pensé en dejarle marchar, pues valiente se le veía, pensé en que no sería mejor de lo que ya tenía. Y al verme blanca y fría entendí la brevedad de los días sin sol. No podía ser tan pura sin el amor de su alma y viendo sus pasos llegar bajé y le besé. Y mi beso se hizo alma, un alma unida a el, y la sed regaló ríos a nuestro paso. En la tierra todo era distinto, lindo el sueño, mas linda la realidad que ahora forma parte de los dos. Sigue Leyendo...

Un mundo nuevo.

Imagino todo un escenario detenido por el tiempo, una pantalla congelada en donde tan solo yo pudiera ser consciente de la realidad.

Imagino tocando los rostros de la gente, los gestos últimos esperando a terminar y yo situada frente a todos, frente a gotas de agua que no llegaron a caer al suelo, frente a un inmenso reloj parado cuyas manecillas pedían un breve y efímero descanso a la eternidad, moviéndome suavemente entre la vida dormida.

Andaría por detrás, por delante de todos y todo cuanto me rodease en aquellos instantes.

La noria.

La noria gira una y otra vez…

¿Y que otra cosa que reír con la noria?

Pero, este momento de contemplación, se detiene, y una mano de pronto…sujeta mi hombro, pero antes de dar la vuelta, siento ese aroma, el aroma que sin saber…me enamoró.

Mujer

Mujer que lloras y temes, que pides perdón sin saber porqué.

Mujer de dos… de Dios y de el.

Que buscas la suerte en gotas de luz.

A ti mujer, que sufres manos como rocas y puños como flechas al corazón.

Mujer, vete así sin más, y ayúdanos a salir de la incomprensión.

Mas allá.

¿Existe el cielo para hombres que dejaron de creer?,
¿Existen almas vivas bajo las pupilas vacías en la nada?
¿Existe él odio tan fuerte, que la esperanza sea solo una simple censura?.
Existe en mi la sensación, de no saber dar respuesta a lo incomprendido.
Existe en mi la canalización de mis cortos años, pero no existe el calvario suficiente como para ver muerte en la vida.

Le perdí.

Te perdí aquella tarde cuando te vi partir. Te vi marchar bajo la sombra y supe que te perdí.

Parecías vestido de rencor y yo de harapos desolados y entonces te vi marchar y te perdí.

El otoño llegó como llegan las flores en Madrid y el invierno enfrío la ciudad y entonces supe que te perdí.

Formas.

Cada vez una imagen…las formas se mezclan para dejarme ver el todo y la nada de lo que ahora puedo llegar a sentir.

Risas, voces y todo con la justa voz para poder oír el agua, el silencio….curioso.

Curiosa forma de acercarme al paraíso. Pues aquí, en donde me hallo, podría hablar de paraíso.

Días de sueños.

No, el tiempo no es la ruina de las esperanzas, no es como aquello que nunca pudiste alcanzar. No, no son las memorias actos de la imaginación, sino los sueños de ayer que bajo tus sabanas acariciaste en la sombra de la noche. No son días vacíos, aquellos en los que dije tu nombre.

No, no soy mujer triste, ni lloro por llorar, ni por llenar los ríos de tu despegar en este cielo cautivo.

El viento sopla en nuestra dirección, y al vernos, nos mira y desaparece en un susurro al oído de bellezas de ayer y hoy.