Se llevó
tus soñares
que ya los
quisiera
yo.
Se llevo
la brevedad
de tu querer
que ni así
pude asir.
Se llevo
al cautivo
misterio
de tu belleza.
El teclado comienza a ser uno de mis mejores amigos, cada vez siento más que mis dedos llegan a formar parte del sistema.
Es bueno escribir y dejar las limitaciones aparcadas, dejar que los astros sigan dando respuestas a aquellos que aún creen sin nada que perder.
Hay quien lee libros, y hay quien lee en las estrellas, o en los sueños… o en una gama diversa de sucesos rotatorios y los hay quien simplemente creen en su corazón, aunque creer en el corazón también significa creer en la vida a pesar de ese lado tan oscuro y a veces injusto que contiene.
Una vez los cielos se abrieron, y entonces salió Rebeca, la Diosa a la que hoy pongo nombre y que en realidad se llama poesía.
Salió de entre los escombros caídos, salió mojada por la lluvia incesante, salió como salen los Dioses de entre la luz del atardecer.
Los vientos silbaron al verla, las plumas cayeron flotando y las aves posaron sus alas para escuchar el ritmo de su corazón grabado sobre la tierra.
¿Que otra cosa podía hacer que sentarme en la silla de mi habitación a contemplar el transcurso de la noche?.
Me senté como el que se sienta a orillas del mar a meditar y escuchar el oleaje.
Me senté y con los ojos cerrados hice desaparecer todo cuanto a vísperas de escasos segundos había podido contemplar.
El agua trató de arrastrarme en mi ensoñación hacia su garganta y sin asustarme me dejé llevar por el encanto de su pedido.
Había una vez un muchacho llamado Saúl que cantaba con voces de victorias en pueblos de Israel. Era alto como el monte que le vio nacer. Corría por caminos de arena y descalzo atraía a la más hermosa mujer. Sus ojos pedían agua al cielo confundidos por el mar y confundidos con azul de los ríos
Tenia pelaje de niño rebelde, sus manos pequeñas y jóvenes tocaban tambores como sabios de la inspiración.
Anoche atrapé una serpiente que deslizándose entre mis sabanas llegó hasta mi.
Parecía ser mujer y tener mi nombre. Al quererla mirar esta desapareció de mis manos y en forma de silueta se metió como sombra en mi pared.
Comenzó a bailar al ritmo de un suave tambor procedente del ardor del calor de la noche.
¿Cómo bailan las sombras en la noche?.
¿Quién alza los brazos y mueve suaves sus pies ajeno a este loco mundo de la razón?.
Conviertete en aquel personaje de tus cuentos y dinos en cual hermoso lugar empezó.
Se el heroe de tus aventuras porque hoy eres tu quien cuenta la historia de un sueño robado al desafío en dónde las berreras son solo cosa de cobardes, de hombres vencidos por el dragón o de aquellos quienes despertaron para subir al cielo.
Cree al niño, pues el conoce el sendero hacia tu hogar, dónde lo imposible ya es real y duerme así entre hermosura innata.
Hola chic@s de Vorem,
Hace unos días que no entro y no pude seguir resistiendo la tentación. Gracias por los mensajes enviados :).
A veces las palabras mas duras son las que más te ayudan y considero que con ellas aprendí.
Me encantaría ser como aquellos grandes poetas que trás muchos años continuan vivos en mi memoria
Pido disculpas en nombre de los llamados analfabetos que escribimos errando nuestras mas simples poesías. Pido disculpas en nombre de los que erramos si mal gastamos el tiempo de quien nos leé haciéndole enfurecer . Pero quiero daros las gracias por compartir a quien también ve más allá de todo eso. A quien intenta ponerse ( aún sin a veces conseguirlo) en la piel de un ajeno y posible ignorante escritor. Considero que este foro es de un grán interés para mi y para muchos por el rico intercambio de sentimientos y puntos de vista .
También pido perdón por lo que se me pueda escapar de las manos. Pero no me arrepiento de ser como soy y de mostrarme tal cual con lo poco que aprendí.
Un día pasenado me encontré a la oportunidad, bueno…esta me encontró a mi. Fue mas rápida que yo y no dudó en darme una colleja al verme. Salí del estado de sonambulismo y me pregunté: ¿Por qué no?.
Hacía tiempo que no apostaba por mi suerte y esto me llenó de alegría y me hizo recordar los momentos que sin pedir disfruté y me hicieron feliz.
Una oportunidad para enseñar algo que yo misma había escrito, una oportunidad para ser yo y decir que esto me gusta, que me gusta tanto que me pasaría horas, dias y vidas haciendolo …escribir.
En los días como hoy, bajo el silencio, quizás…me detenga más a observar sin nadie que se oponga a mi renuncia. Anulo mi actividad y medito.
Son tantas las cosas, tanta la gente, y tantos mis días que cuesta mucho empezar
a relatar.
Hoy, en mi transcurso por la ciudad, me detuve a saludar a una mujer, mas apenas se acordó de mi. No fue esta la importancia que la dí, y si el mero hecho
de objetar que los momentos, que quizás exageradamente opinando, el 80% de los momentos, se borran de nuestra memoria como si de un disco duro se tratara. Ante la expectación de la chica al verme y dudar añadí: No importa, es normal que no te acuerdes.- ¿ De cuantas cosas me habré ya olvidado?.
Hay un arte escondido en mi mente, un arte tranquilo y disparatado. Una nueva semilla creciendo cada día, un renglón para otorgar a estas manos mias que intentan traducir. Mi voz es timida, tan timida que bajo el palpitar de un corazón se puede no escuchar, pero mi danza es viva, sonora y dulce.
Odiaba el dulce de mi azucar, odiaba mi silencio y este prefirió no obedecer y
alzar por empeño su desnudez en poesía.
Quisiera aprender a escribir, quisiera entender en profundidad los versos del mejor pero…¿Quien te enseña a sentir?. Esto si es mio, una capacidad mia y de todos…la capacidad de amar hasta en lo mas profundo.
No se escribir, no se…pero aquí estoy.
¿Cuantas veces habremos dicho quiesieramos detener el tiempo?. Si, asi es…quisiera comprar al paso cada detalle fugaz y aparentemente trivial de cada momento regalado y sin buscar. Dejé de pedirle al tiempo cuando comprobé que lo que este me otorgaba por propia decisión era mejor, eran baños de sencillez y de inspiración como persona. Caprichosa esperaba al despues, un despues inventado y ajeno a mi realidad que al no llegar multiplicaba mi enfado en dos. Cuando miro hacia detrás, veo infinidad de rostros, infinidad de risas, infinidad de preguntas a un por qué pero no me veo a mi, no me veo identificandome y aceptandome así…como me veo ahora añorando esas tardes de ilusa conciencia.
Hoy, en el fastidio de mis responsabilidades y en el escondite de mi parentesis
admito mi capricho por vivir esta vida que me tocó.