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Poesía

Algún día me iré…

Algún día me iré… quizá mañana…
y cuando quede en el silencio del tiempo
seguiré viviendo tu amor terreno
mirando de nuevo a las estrellas.
Algún día me iré y el viento
en cada noche dorará a la luna
sobre estos caminos que ahora andamos.

Y tú estarás dormida
y yo soñando
con tus dulces besos amorosos
sabiendo que ya el infinito
nos tiene unidos el uno al otro
princesa de mis noches blancas.

un 25 de un tal abril

Que me den las 12
quiero ser calabaza,
olvidar tus miradas, sentirte desdichada.
Saber que nunca más volveremos a ser tristes,
puesto la miel es dulce
y yo sé cuanto te gusta cazar.
Que sin ti el añil es triste
y tus besos no callarán jamás.

Llora pequña, llora hoy, mañana te toca luchar

audacia

cuando un ciempies cubre
el horizonte, se cae cielo de
por medio,
audacia de contar con ella
de saber que en cualquier esquina
me espera cubierta de deseos
marchita la distancia
repleta de sensualidad
la identidad que forma el colibri
en sus brazos naufraga lleno
de enojo por soportar el
terrible tedio de las horas
corro vuelo cuando
son las cinco para disfrutar de
sus besos

En ti…

En tí lo tenía todo y mucho más
tenía enormes alas para volar
cruzar los cielos y aun el mar,
tocar las estrellas y ver la luna brillar.

En tí podía ver muy lejos, más allá
sentir sin la necesidad de mirar,
fluir con el aire y conversar sin hablar,
pues mi alma leías como libro en par.

No permitas

El orgullo, enemigo de la bondad
duro como hierro
frío como hielo.

No permitas que invada a tu vida
para hacerte infelíz
para arrastrar a los tuyos.

El orgullo, amigo de la ignorancia
malo como el miedo
grotesco como la envidia.

No permitas que te destruya
para perderte
para perder.

El orgullo,
feo como la lepra
dueño de infrahumanos.

Silencio

El silencio me envolvió sin tregua una noche, me ató de pies y manos para obligarme a sentir lo que no quería. Tan implacable como sabe ser me torturó con el ácido de mis propias lágrimas, esas que no pude llorar e intentaron ahogarme.
Las aves de mi cabeza emigraron tumultuosas a planos más seguros donde anidar y yo misma me abandoné en medio de la nada. Solo tu imagen permanecía como el oasis en pleno desierto imposible de alcanzar.
Las horas marchaban y el cansancio me sedó dejándome inconsciente de cuánto te extrañaba, de cuánto daría porque volvieras a mi lado. Y al fin poder limpiar mis manos de tu sangre que aquel día derramé sin buscarlo. Sigue Leyendo...

Dogma Oscuro

Cuando una serpiente se enamora
de una estrella y viceversa

en el suelo brilla la serpiente
y la estrella se arrastra por el hondo cielo

no nuestra naturaleza, siempre no amarnos jamás,
de modo que… dogma oscuro… brillad!

Por el rastro abierto de la amapola (corregido y reeditado)

El rojo paso de la blanca aurora
ha convertido en verde al álamo lozano
y allá en el monte desde el altozano
deja pasar el tiempo cada hora.

Hay una fina plata de cristal dorado
que el sol alumbra sin demora
y en el valle umbrío de la zarzamora
un mirlo canta al día inacabado.

Sombra. Sombra de verso enarbolado
por la voz del poeta que se enamora
del rojo paso de este sol dorado
por el rastro abierto de la amapola.

Déjate llevar

Cierra los ojos y abre la puerta… Tras de si una joven en el agua, desnuda y llameante que te acoge entre sus brazos y te venera.

Cierra los ojos y abre tu alma a los más puros de tus sentidos, deja que corran fantasías por tus venas y que hierva la sangre hasta convertirse en espuma, volatil, sonriente al nuevo amanecer, al nuevo ser.

Come rápido

Come rápido, la vida es un instante…
Aparecen los restos callados
que te recuerdan lo que fue…
Los sueños no son siempre tales,
sobre todo cuando el pasado,
cubre con un impermeable, el futuro soñado…
No sirve de nada esconderse,
no sirve tampoco huir…
¿Llegará una vida presente?
Quién lo sabe…

excusa

tengo una enfermedad
una pesada enfermedad
una mujer me pego fuerte
me dejo el corazon cubierto de
heridas
no hay excusa sus besos
sus caricias su cuerpo
los tengo grabados en el bajo vientre
esa mujer me tiene enfermo
de amor
y no se encontrar la cura
y no quiero encontrar la cura
amigos les quiero confesar
estoy enamorado

Gozo

Repanchingado en el sillón,
con un libro de poesía entre mis manos,
y la música de Händell sonando bajito a mi lado;
y esa luz acogedora
que por la ventana va entrando,
anunciando que la tarde
poco a poco va marchando.
Y la música de Händel
que sigue en mi alma calando.
Y mi perrita feliz
en la alfombra dormitando.

Risa

Yo, desde luego, me río
Quién será la que escribe?
La que desgrana poemas
se mal-corta las venas
y mata las rimas
Yo soy
Soy Yo
Y sigo riendo
De mí misma

http://www.dinoraluz.blogspot.com

La Rosa

Avanzan nubes es cierto
Y una memoria de piedra
Añeja añeja que sangra
Es la rosa de la rosa de Vinicius
Es la rosa de la rosa de Hiroshima

Avanzan nubes es cierto
Se arrebujan en los lechos
Y combustión de cristales
Como hilos suspendidos
Como arabescos nutricios

Azul abrazo

Amor, de las estepas de tu cuerpo, caen todas las regiones de mi memoria.
¿Cómo olvidar tu boca serpenteando mis cumbres y mesetas? De tu lengua en mi centro, de tus uñas erizando mi sangre atormentada. Hablo de tus hendiduras con el lenguaje de almohadones húmedos y arrugados, de susurros guturales, de tus manos en mi refugio, de latidos y temblores.

Nos nombramos sin palabras y somos uno en la noche.

Vi tus labios sangrados, congelados al borde de tu camino y entre senderos de calma, te hablé de un rincón tranquilo, cayeron tus párpados pesados al juicio. Sigue Leyendo...

Se lo dediqué

Siento loco deseo por abandonar mi cama y levantarme dirección la tuya, sin rumbo alguno como cuando andabas entre mis sábanas pellizcando al amor. Quiero levantarme y contarle a la noche como fue aquella tarde y que la envidia le corrompa para traerte junto a mi. Ansio besarte más que nunca y tenerte cerca, pues la vida es puta, pero más putas son las ganas de volverte a ver. Recordar aquellos sueños en los que eras mi princesa y yo tu sapo azul. Jugar con tus manos y mirarnos a la cara. Sonreirte y que me sonrías. Ese olor a moras de tu pelo que tanto te gustaba y nos gustaba olisquear. Volver a verte, poder amarte, y no sentirme culpable de ser yo, ese estúpido que te dejó marchar. Sigue Leyendo...