Cuando cayó la bóveda de Asís

Hace once años hicimos un viaje por Italia, que comenzó en Milán, continuando hacia el Véneto (Verona, Padua, Venecia), bajando posteriormente hacia la Toscana, (Pisa, Florencia y Siena) y visitando Asís (Umbría) en el camino hacia Roma.

Admiramos la bóveda de la basílica superior de Asís cuyos frescos son atribuidos a Giotto y a continuación bajamos a la cripta. En un momento dado, mi hija dio media vuelta y dijo que se iba fuera. Nos preocupamos, porque parecía un ataque de claustrofobia que nunca antes había tenido (ni nunca ha tenido tampoco después), así que la seguimos. Dijo que se había sentido muy agobiada allá abajo, pero se le pasó totalmente al aire libre. Sigue Leyendo...

Pienso

En esta nuestra existencia plagada de vivencias, sentimos el aleteo de sensaciones que rodean nuestros sentires.
Envidias pululan, acechando día a día el entorno en que nos movemos. Lugares idílicos. Manchados de actos indeseables. Rompiendo nuestra armonía. Destruyen los sentimientos de los que aquí venimos a compartir.

Más la sensatez y el sano juicio están por encima de toda maldad y resurgiremos airosos ante tales enemigos rabiosos.

!!!Que vivan la concordia y la sensatez !!!

“Querido” maltratador

Un día más llego a casa, cansada de una dura jornada laboral, y al abrir la cerradura mi cuerpo empieza a temblar… ¿qué será hoy? ¿algo no terminé? ¿algo dejé sin hacer?…
Quisiera poder dejar mi alma fuera, en el zaguán de casa, ya es bastante entrar mi cuerpo, curarlo me lleva tiempo, sana sí claro que sana, pero… ¿y mi alma? Para mi alma no hay tirita que la abarque…
Alma mía, sepárate de mí, quédate ahí… espera mi posible vuelta…
Pero mi alma, tal como tú… no escucha, no atiende a mi cabeza, ni puede acceder a los deseos de mi corazón, está conmigo… le falta valor… Sigue Leyendo...

Tiempo.

Como un humilde labrador arando,
sus tierras haciendo sus surcos,
así va dejando la vida el rostro,
las inclemencias de este devenir,
pleno de transiciones trágicas,
agridulces hermosas o serenas.

Nuestro corazón y nuestra alma,
sufren en silencio sin ellos saberlo,
las arrugas marcan el paso del tiempo,
el pasado el presente también el futuro,
en la cara del que siente su transcurrir,
en el rostro oscuro dibujado a trazos,
en esa pintura difuminada a carboncillo.

Como humanos

Este último día es un azul
clavado en la luz de la memoria;
una causalidad de espejo en olvido
para dejar pasar el tiempo de silencio.
Las palabras de encontrarnos hoy aquí
son un volver al punto fugitivo
y en la superficie de esta tierra
nosotros existimos como humanos.

No quiero

No quiero que me vuelva a ocurrir.
No quiero volver a sentir, no quiero volver a sentir.
No quiero que mis días sean grises si tú no me miras, si no veo la luz de tu mirada.
No quiero temblar solo con que tú me roces, con que me sonrías.
No puedo aguantar que mi vida esté vacía cuando descubra que no te voy a ver.
No quiero que ocupes todos mis pensamientos.
No quiero llorar solo porque escuche una bella melodía.
No quiero nada de esto, pero ya es tarde porque te quiero.
Te necesito a mi lado, quiero escuchar el latido de tu corazón. Me quiero perder a tu lado, que se pare el tiempo cada vez que te contemplo.
Quiero que seas lo más importante de mi vida, compartirla contigo. Sigue Leyendo...

Elegía del Árbol

Él pertenece por la copa a lo sutil del tiempo, al aire de las distancias y al trinar de los pájaros; por el tronco, a la germinación de las ideas y a todo lo que une lo celeste con los dioses del fondo. Lo han dicho los poetas. Por la raíz oscura pertenece a las secretas aguas del misterio. ..

Él dibuja semicírculos perdidos en l atmósfera mientras porta fuegos heridos por el rayo. El árbol. El que es cosa mayor que nosotros porque está en el mundo con más certeza circundada. Árbol. Ciudad, campo y monte. Árbol en lo alto, sobre la lentitud de la subida y la pendiente de una colina colgada en los puntos suspensivos de un momento. Árbol. Nos llevamos a él y nos pensamos con su sombra en la suficiente soledad y en la infinita belelza al mismo tiempo. Sigue Leyendo...

Decepción

Sólo recuerdo su nombre: Raquel. Ella era la más alta de una clase de niñas de unos diez u once años, porque repetía curso. Quizá no fuera sólo por eso, sino también porque proviniese de una familia de gente de mucha estatura.

Como yo iba muy bien, ella procuró por todos los medios y consiguió que la sentaran a mi lado. Disimulaba muy bien su ignorancia en casi todos los temas y, al ser mayor y con más picardía que yo, conseguía apropiarse de mis respuestas a los ejercicios y darles una pequeña vuelta para que parecieran originales. Hay que decir que yo facilitaba mucho las cosas y la dejaba mangonear a sus anchas. Sigue Leyendo...

Noviembre.

Es Noviembre es tarde ya,
el feliz espíritu del viento,
juega con las hojas secas,
las esparce o amontona,
según siente el momento.

El espíritu solar no calienta,
se encuentra de meditación,
mientras asoma la fría Luna,
que se presenta bella de noche,
su redonda cara resplandeciente,
de un brillo refulgente de plata.

Sombras.

Agonizan las sombras
entre la húmeda bruma
la oscuridad envuelve
el paisaje pudoroso.

Los ancestros se mueven
silenciosos entre los árboles
el espíritu del verde bosque
toca con sus dedos la vida.

Estados

Despierta al día dolida,
Desesperada e inerte,
Meditando
Que no tiene ya una vida
Que no teme ya a la muerte.
Calibrando,
Cuán caprichoso el dolor.
Cómo después de vivir
Sin placer
Miramos alrededor
Y podemos preferir
No nacer.