Todas las entradas de: Ismael1991

Congratuleisions, Diesel!

Me he fijado en las estadísticas y… Diesel vas por el camino de los mil textos! Ya sé que aún no pero sé que mañana escribirás algo como siempre con tu pluma sempiterna y llegarás a los mil. Así que animo y a seguir soñando para seguir leyéndote y recibir opiniones tuyas y demás. De alguna manera eres como el padre de Vorem, y bueno queda algo pelota jeje escribir esto pero estoy seguro que lo hago en nombre de mucha gente
¡Felicidades! A seguir sintiendo…

Te quiero. (Y no sabes cuanto me cuesta decirlo)

A lo lejos nos veía a ti y a mí. Y sentía una oleada de nostalgia. Adentro, muy adentro. Quizá más allá del nudo que se formó en mi garganta, el cuál desató las olas y la lluvia sobre el paisaje de mis ojos. Sentía el grito de las gaviotas asustadas por el reflejo de un faro. El océano, todo ello, era un solo ser. Como tú y yo ahora.
Por eso recordé que en nuestra distancia estabamos juntos. Recordé tu presencia, recordé el cariño que tenia hacia tí. Cuando, a merced de nuestras risas, nos espiabamos uno al otro sin poder escondernos. Allí, donde las rocas formaban parte del suelo, y el recuerdo se me escapó de las manos. Nostalgia…
Por que a lo lejos te ví a tí y a mí, nuestros recuerdos y nuestro amor.
Y más allá…, más allá estaba el mar. Mirándonos. Y sonreía. Sigue Leyendo...

Siempre en estado de espera…

Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás,
vivir en los atascos,
los frenos automáticos y el olor a gasoil.

Me angustia el cruce de miradas
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.

Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio, las tardes de domingo
y hasta la línea recta.

VOREM

El alquimista no pereció,
busco solución alguna,
y, a la luz de la luna,
pronto lo descubrió…

“Un trocito de amor,
de sentir, de alegría,
explotó, sin razón,
y descubrió la poesía…”

Cuervos. Primer Capítulo. Segunda Parte.

Vivo en Triana, en un pisito en la calle principal, por el cine Monopol. Por ahí, ya sabes, cerca de la Casa-museo de Galdós. ¿Qué por qué la nombro, si hay muchas más cosas? Bueno, no creas que realmente me interesa. Ni siquiera me gusta ninguna de sus novelas. He leído varias: Marianela, Doña Perfecta… y no me gustan, es más, me parecen simplísimas. La nombro por que allí trabaja mi padre, y como se pasa todo el día allí, al final me obliga a hacerlo a mi también. Odio estar allí, me paso todo el día solo, rodeado de eruditos que se creen guays por vivir por allí cerca y presumen de estar en clubes literarios, hablando de críticas, de filosofías varias, de literatura y de ensayos y excusándose por ello, pero a mi no me la pegan. Una vez entre en uno y estaban todos medio pedos, con una juerga impresionante y pensé que al fin y al cabo todo el monte es orégano. Sigue Leyendo...

Americalandia.

John y su hijo, John Jr., juegan apaciblemente al béisbol en el jardín de su casa, en medio de una urbanización con casa similares, unas al lado de las otras.
– ¡Hey, John, a ver si lanzas como un hombre!- le grita, divertido.
-¿Ah, sí? Jaja, vas a ver…
Grace, la madre, sale por la puerta y llega al jardín.
– Vaya par de hombretones que tengo, ¿alguien quiere galletas?
Jr. sale corriendo hacia su madre, muerto de la alegría y coge una galleta y se va a su habitación.
¡Eres la mejor, mamá!- le grita.
Grace deja la bandeja en la mesa de picnics y sonríe a John. Este le devuelve la sonrisa Sigue Leyendo...

DNI

Hoy amanecía a las 3:30 de la mañana. Y no crean que me guste la madrugada ni menos madrugar, pero aquí (al menos) hay que levantarse más que temprano para conseguir renovar el D.N.I.
A eso de las cuatro llegamos (yo acompañado de mi hermano) a las oficinas de la policía nacional. Día a dia solo reparten 55 boletos para el DNI y a mi a esa hora me toco el 48. Por poco.
Los que más, desde las diez de la noche del día anterior esperando en la puerta para ser los primeros con su DNI. Los que menos, llegaron a eso de las seis y no consiguieron puesto.
Nada más sonar las seis en punto aparece un personaje: una mujer, andaluza o gitana no sé, que, cómoda ella, llega a la cola con su mantita recién sacada de la cama. Pregunta que número hay. Señora, no quedan. Sigue Leyendo...

Cuervos. Primera Parte. Prólogo

Se decía de ellos que eran extranjeros, pues tenían la tez blanca como la tiza, el pelo y las cejas rubias como la avena, y una cierta finura extraña al andar. La familia Glücklich (pronúnciese gluilijk) había acaparado la atención de los habitantes de la zona desde su llegada a la casa del escritor Galdós. Representaban una familia rica, saludable y bien posicionada. Sin embargo, a su alrededor se emitía un deje de infelicidad, parecían algo tristes. Sobre se los veía aburridos, muy aburridos: cualquiera hubiese jurado que en la vida se les había visto sonreír. Bien es cierto, aún así, que en la familia había una magnífica excepción: el padre, un hombre de esplendidas facciones, iluminadas por algún áurea de honestidad, mentón muy marcado, barba inexistente, unos labios finos y sinceros que a muchas mujeres le hicieron pensar que era dúctiles al uso; y que por lo demás, parecía vestir como un buen inglés de la época. Sigue Leyendo...

Una visita inesperada

4pm. Crawford, Texas. E.E.U.U
Un largo alarido telefónico calló de repente al silencio. George W. Bush se revolvió en la cama unos segundos y por fin contestó a la llamada.
– ¿Diga?- susurró, soñoliento.
– Señor Bush, soy Joshua B. Bolten, perdone la llamada tan temprana.
– No es nada. Qué ocurre.
Ante la pregunta, un silencio frío recorrió de nuevo el aire de la habitación. George sentía como se le removían las entrañas de la vigilia y miró al otro lado de la cama: dormía solo. Laura estaba de viaje por Europa, recordó. No le importaba dormir solo, ya estaba acostumbrado. Sigue Leyendo...

Lagunas de escombros.

Olvidado resquicio de mi memoria,
mi propia vida veo inconclusa…
ante mis ojos.
Lagunas de escombtros donde antes
hubo montañas, miro hacia dentro
y no recuerdo ver,
no recuerdo haber sentido,
no recuerdo haber olvidado,
no recuerdo haber jamás recordado…

Memoria inconclusa de mis ojos:
algún lugar lejano recuerdo ver,
algún reflejo del pasado,
algún llanto del ayer…

Cuna del olvido. Primera parte

Lo invite a tomar un café y el aceptó encantado. Ambos estábamos en el rellano de la casa, y por entre las ventanas entraba aún el calor sofocante de agosto, cubriendo un cielo anaranjado de atardecer, decorado apenas por unas pocas nubes extendidas a lo largo de él, a poco de desaparecer y, sobre ellas asomaba, madrugadora, una luna color de gris.
Entramos en el salón y ambos nos sentamos. Se puso enfrente de mí, en el sillón de pata baja para invitados, y lo observé por un segundo. Era un hombre increíble: tenía el pelo largo y negro, recogido apenas por una coleta. Éste se extendía por toda la espalda, de principio a fin de la columna. Sigue Leyendo...

La otra cara. Soledad…

Al llegar a aquella calle, nada la sacó de su ensimismamiento.
Nada que la perturbara.
Nada nuevo.
Mientras paseaba por en medio de la carretera, esquivando aquellos charcos que olían a gasoil y a dejadez, aquellas piedras de antiguas ruinas y fiestas, detectó por primera vez algo que la hizo estremecerse.
Allí, al final del callejón umbrío, que en otro momento no había más que parecer una copia de cuantas calles tenía recorridas, un personaje taciturno la observaba en la oscuridad.
Tenía aproximadamente su altura, la ropa negra al igual que ella y un rostro distante que apenas dejaba entrever alguna luz de ánimo. Al mirarla tan parsimoniosamente y ver su inquietud compartida, decidió acercarse a ella. A la única persona que parecía haber por aquellos alrededores. Sigue Leyendo...

Thank you

La vida era maravillosa. Me atrevería a decir que me sentía como un cosmófilo rayano en la más estúpida cristiandad de los que creen Ver. Respirar cualquier átomo de aire era para mi un placer: oler el céfiro que, madrugador, me saludaba con una reverencia mientras se alejaba en su viaje infinito por las mil y una tierras; caminar sobre mis pies, sentirlos grandes e incansables, saber que me llevarían allí donde yo quisiese, entender que más me valía recorrer mi vida que sobrevolarla cuál pájaro arrastrado por los vientos. Tocar mi cara, mirar mis ojos: verdes azulados, un reflejo de la perfecta hermosura que en pequeñas partes nos toca tener a cada uno de nosotros. Mirar al cielo, y… sonreír. Mirar con ojos de cielo, mirarlo todo grande como grande que es, y no como hirsuto, sino vívido y auroso. Sigue Leyendo...

Coming around

Suena jazz a ritmo de la voz cálida de N.King Cole y comienzo a escribir. He vuelto, el viaje ha sido corto, pero largo a la vez. Ahora grita la añoranza de los que esperaban viajar eternamente, en un intento de perder el miedo de la vuelta a la rutina. Maleta deshecha, una ducha y fría y… mi guitarra.
He vuelto, y viajar siendo menor de edad y dependiente conlleva una aventura más que extraordinaria: un dulce y suave aroma a libertad. Evadirse se transformó en algo diario para lo cual no tuve que usar la imaginación: ríos por doquier, frío persistente y noches en vela: los pirineos catalanes en spot son unos de los lugares más inspiradores que he visitado jamás… lagos, ríos, viento helado, la luna desnuda por completo y el calor que amaina al atardecer… todo escribe en mi imaginación relatos increibles, inimaginables en cualquier otra situación… Sigue Leyendo...

Hoy desearía que lloviese, para poder ahogarme en mis recuerdos que alguna vez existieron en el pasado, para no tener que pensar y olvidar por un segundo que a veces no puedo evitar odiarme por lo que soy y… desaparecer…

Mar

Cuando volví a ver el mar,
aquel verde y dulce
mar, seguía allí,
igual que siempre.

Arrastrando las olas
cabalgando a la
espuma, que blanca,
cubríalo todo, eternamente.

¡Ah, océano!,
salado corazón,
marea incansable, pintada por el cielo.

El viejo

Ashmayd vive en la zona más frondosa del bosque, allí donde cada centrímetro cuadrado de la superficie esta cubierto por una gruesa capa verde, donde la luz y la vida no tienen cabida.
La leyenda cuenta que Ashmayd es mago. Algunos, al conocerlo, lo reafirman. Otros opinan que no es más que un chalado que vive escondido del mundo exterior.
Ashmayd ama a todas y cada una de las personas que conoce, ya sea por que cambian cuando lo conocen o por que adora a la humanidad. Su faz se esconde siempre entre una maraña de pelo decimonónica, y entre ropajes alargadas y anchos a su cuerpo, anda siempre sentado al lomo del viejo árbol. El árbol donde nació y donde, dice, morirá de viejo. Sigue Leyendo...

Il pleut…

El cielo está de plata. Un pájaro, asustado, sale volando, y un árbol llora bajo el peso de sus ramas.

Prisas. Frío. Gente que corre, desesperada.

El silencio mojado, más bonito que cualquier melodía imaginable, más dulce que cualquier susurro, cualquier beso, cualquier caricia, cualquier abrazo…

El frío, que se huele y siente, que respira sobre un mar desnudo y las rocas. Las olas repiquetean y crecen, crecen…

La calle mojada. Sonrío.
Llueve.

Telde. 20 de mayo, 2007

Dicen que el que no padece no sabe consolar. Y esto hasta el otro día me pareció algo no del todo cierto. Me explico. Conocí a Marta hace un año, aunque en realidad habiamos sido “amigos” cuando chicos (huelga decir que de esos tiempo no se acuerda ni ella ni yo). Bueno pues Marta… es una chica maravillosa, para la mayoría de la gente es bastante guapa pero no la conocen demasiado y supongo que el tiempo ha hecho que yo la vea como perfecta. Ella ha sido la chica de mi vida y aunque nadie de los que hablo me crean es de las pocas que tendré. Al principio solo hablabamos por el msn y luego hablabamos poco a la cara, pero supongo que lo más emocionante era quedar y… bueno, ya saben. En fin, que estar enamorado de alguien que lo esta de tí es genial, solo que cuando se acaba el golpe te coje desprevenido y… eso me paso a mí. Hace semanas me dejó por que… bueno, como dice cierto cantautor madrileño, se le fue mi santo al cielo. Y yo soy de ese tipo de gente al que le duele una perdida a lo largo del tiempo, y supongo que aun la añoro. Sigue Leyendo...

Solo. Víctor Jara

Busco un amor en el viento,
amor que llevo conmigo
enredado en los recuerdos.
Busco un amor olvidado,
que voy muriendo mi vida
como el árbol del pantano.
Y estoy solo.

Con el alba en la mirada,
dijiste adiós y te fuiste,
y se nublaron mis ojos
sin dejarme ver los tuyos.

Relatos en la red.net

Hola amigos de Vorem, solo quería darles a conocer una pequeña web donde publicar relatos, novelas, y cosas por el estilo, incluso recetas.
La página se llama www.yoescribo.com, y bueno, decir que tengo dos cuentos (un relato y una “novela” humorística) subidos, si quieren verlo me buscan por Ismael Santana en el índice de autores.
Vale, también comentar un poco los pros y contras. Las ventajas son claras, publican tu relato o lo que sea en internet y lo puede leer gente de todo el mundo, algo con lo que seguro que muchos han soñado. Sigue Leyendo...

Melodías desdichadas…

Mire hacia la linea que a lo lejos el mar pintaba anunciando su fin, como el que siente que su muerte es inminente: con ese aire en los ojos, sin ningún rastro de esperanza ni alegría futura posible.
El banco en el que me hallaba sentado rugía entre sus tuercas y, aunque de aspecto antiguo y destartalado, yo bien sabia que aguantaría mi peso y cientos kilos más. Lo observé con detenimiento y a mi lado recordé que había traído aquel libro, aquel insignificante libro que ya poco significado tenía para mí. Estuve a punto de tirarlo al río, desde lo alto del puente en el que me encontraba y hacerlo desaparecer bajo el agua.
Pero entonces recordé una cara familiar, aquel torso arrugado y seco tras el que se escondía un corazón humilde, de oro. Recordé su cara y entonces recordé la otra, y mi alma se abrió, dulce, como una fuente que emanaba; y el susurro de una lágrima en medio del viento me pareció la melodía más triste que había escuchado en toda mi vida… Sigue Leyendo...

Hadas

Se levantó a eso de las ocho, aun tintineaban sus párpados a la luz del alba y se encontraba entre la realidad y el sueño, la alegre y dulce fantasía, y la triste realidad que parecía amanecer. Como tantas otras veces en la mañana, eligió entre una de las dos puertas. Las demás veces el deseo había ganado a la conciencia y se zambullía de nuevo en el libro de los sueños, del que cada día encontraba una nueva historia por leer y, a la vez, olvidaba otras de antaño. Esta vez, sin embargo, le pudo más la fuerza y cruzó la puerta contraria.
Asomó la cabeza por la ventana y le sorprendió lo que vio. Llovía como nunca. Llovía y llovía, y pareciese que aquello no fuese nunca a acabar. La imagen que tenía ante si era la de cientos de casas escondidas bajo la lluvia, con la boca cerrada en un intento de no resfriarse. A lo lejos, un horizonte describía lo que estaba por venir. Se divisaba un cielo abierto, dispuesto a ser el paisaje por el que el sol brillara. Entonces pensó que no lo quedaba mucho tiempo. Quizá diez, quince minutos. No más. Se vistió con lo primero que pilló y bajo corriendo las escaleras. Sigue Leyendo...