Poesía
Si por ti me muriera
Si mi vida por ti diera
Mi sentir hacia ti no sabrías
Mi querer no adivinarías
El cariño que siento hacia ti , ni una cuarta parte de el imaginarias .
Mis noches en vela las pasó pensando en ti
Tus recuerdos mis sentimientos despiertan
Mi corazón en mi pecho fuertemente golpea
Tu sonrisa, tu carita, tus ojos son mi alegría.
Quizas una nube oscura ensombrezca nuestro encuentro
quizas una rafaga de viento enfrie ese momento
quizas unas gotas lluvia mojen nuestros besos
quizas un rayo de sol ilumine todo lo que hacemos
quizas tu llegues tarde y no importe el tiempo
quizas no llegues nunca y el tiempo me importe un bledo
quizas te llame al movil y escuche una excusa
quizas te llame por telefono mientras te duchas
quizas piense que no vienes y me vaya para casa
quizas llegues tarde y me cuentes una excusa barata
quizas llegues pues esperando estoy
Me gusta ver como lloras.
Si, verte llorar.
Tus pestañas como se empapan
El surco que deja tus lágrimas en la cara.
Como se deslizan por tus mejillas,
La línea fina que dibuja en tu piel,
Esa marca inolvidable que me quedo de ti,
De saber que esas lágrimas mueren en tus labios
Pero que tú sigues produciendo incasablemente
Porque estás llorando…de alegría.
Si despiertas un día y ya no estoy aquí
para narrarte los cuentos de mis horas
recuérdame tan sólo un par de minutos
o tan sólo un par de segundos nada más.
Pero recuérdame simplemente como fuí.
Recuérdame tal como me notaste entre las olas
o tal como me sentiste en el desierto calcinante.
Recuérdame así, sin traje, sin piel, sin materia
y no como te dijeron los demás.
Recuérdame tan sólo como esencia
teñido del vegetal de las praderas
y siguiendo el curso de los ríos
empeñado siempre en ser metáfora.
Mírame,
Que no soy oasis en el desierto,
No voy a desaparecer,
Si tus ojos se cierran.
Quédate con este beso
Mientras te abrazo
Que la carne de mis dedos
Se está hundiendo en tu pelo.
Deja que me pierda en tu olor
Y dame un poco del perfume
Prometo guardarlo en un frasco
Y mantenerlo en sitio fresco.
¿Como eres tú, viento?, ¿como eres?
Que vas siempre de incógnito
Y desnudo por la calle,
Sabemos que estás aquí
Porque te respiramos.
¿Cómo eres tú, viento?, ¿Cómo eres?
Eres tan transparente
Que no quieres que te veamos
Aunque a veces vayas de negro
Aunque a veces vayas de blanco
O te pongas el color de la arena
O que hoy te apetezca ser ola,
Sea Tita Cervera la primera en ser gloriada,
porque le ha echado dos “galletas”
a la gran gilipollada de un Alcalde que ve poco,
digo poco….o casi nada.
La tala indiscriminada es su empeño,
dueño de su poder talador es,
y en tal manera que despoblando de árboles
mate a la primera Dama del Pincel: doña Tita
y Cervera para más inri.
Madrid se queda seco y peco al decir
que quizá muera. El verano atroz en la carrera
de ser caluroso y villano
no dejará que la sombra abanique con su mano
a damas, que sin peineta, paseen por la Glorieta.
Hace tiempo que dejé mis palabras sobre un banco,
en un parque lleno de incipiente primavera.
Olvido necesario, como buscando la ausencia
para regresar a buscarlas y jugar con ellas.
Palabras que se acomodan a mi decir árbol,
a mi sentir la brisa, a mi callar silencios largos.
El poema es un ser orgánico, veraz, oceánico.
Se inicia como una gota de rocío y te desborda.
Sin prisa, sin darle altura alguna, con mucha calma
dejando el alma en cada verso y cada paso.
Que juzguen
Que hablen
Que piensen
Que se enteren de nuestro amor de desenfreno.
Ven ,acércate, acaríciame
Bésame, tómame y hazme tuya.
Saciemos y satisfagamos juntos nuestros instintos.
Tócame, bésame, hazme llegar hasta el cielo,
Dejémonos llevar por la pasión del momento
Lleguemos juntos al umbral del paraíso .
La luz de la mañana entra por mi ventana
La brisa de la aurora acaricia mi cara.
El sol dorado de la mañana alumbra mi estancia.
La pureza del aire y la luz del alba
Me despierta cada mañana.
Dichoso y precioso amanecer ;
Al ver la luz del sol por entre las laderas de las montañas aparecer.
Al oír el canto de los pájaros, cuando la aurora de la mañana sus nidos empiezan suavemente a alumbrar.
Al sentir el aroma y frescura de las flores de los prados a la primera luz del alba florecer.
Y sentir al brisa de la mañana mi piel cuidadosamente acariciar.