Un ojo morado, no no es desagrado
Soy como una egipcia que incita
Con trazos
Trazos que te pintan
La cara de espanto
Siempre que la mires
Sin mirar las manos
Cuando te atenacen
Las sombras de ocaso
Soy esa cleopatra
Esperando amado
Cadavérico sol del cementerio,
observas mi danza entre frías criptas,
mientras de putrefacción el sahumerio,
inhunda en llanto las tapas inscriptas
en el mármol triste, envuelto en misterio,
soez epitafio en la noche vomitas.
Las hojas rodean en un torbellino,
coronando mórbidas iras jocosas,
de un loco pastor vestido de lino,
el cual se sumerge en las tibias mucosas,
y de un ademán convierte en molino,
la morada tétrica de pálidas rosas.
Arriba, a las almenas del aire,
he de ir para buscarte
en las desnudas nubes del cielo.
Un suspiro.
Un anhelo.
Un solitario respiro
de raudo y sencillo vuelo.
Hay en el velo
de la cortina deslizante
un sueño eterno
un profundo sueño tierno
caminante.
La luz está a la altura de lo lejos,
de lo extensamente lejos de esta tierra ardiente…
y el eco de todas las palabras ya usada
son un testimonio de sentir expuesto en público:
un objeto de mucha altura desplegada
en lo dicho, en lo hablado, en lo desvivido
como pausas ligeras de gestos irreales
alimentados de silencio en el duro cuerpo
del verbo hecho y transido de cadencia luminosa.
No, no me despiertes
déjame soñar.
Qué facil es amar con el pensamiento!
Llegó la noche anhelada:
por fin voy a saciarme de tí.
Estamos frente a frente, solos tú y yo,
alejados de todo y de todos,
sobran las palabras…
poco a poco nos acercamos,
sabemos que va a ser una noche inolvidable
Una vez conocí a alguien,
no recuerdo bien su nombre..
creo se llamaba Kiowa,
de las letras era hombre.
¿Él de letras o ellas de él?
¡Qué terrible ese dilema!
su ingenio era una gran colmena
cada verso dulce miel,
nunca olvidaré a aquel
gran maestro, gran poeta.
Ya no quiero hablar,
ya se dijo todo,
duele aun mover
cosas del ayer.
Hice igual que tú
me quedé sin cartas,
ya no hay vuelta atras,
no reparten más.
Va todo al ganador,
a quien jugó mejor,
me toca a mi perder, que le voy a hacer,
quise ver en ti,
un lugar seguro, un muro alrededor,
ese fue mi error.
Hoy es el último día de mi vida,
en la tarde no quedará otra cosa
más que un alma, sufriendo, corrompida;
batiendo tus alas de mariposa,
santa muerte, imposible es mi huída.
Aunque quiera entonar mi última prosa:
para ella unos versos de despedida;
me ha contado que por ti espera ansiosa.
Cuando la tristeza asome,
en tu camino inagotable,
te mire a la cara y te diga,
vente conmigo a mi reino,
dile tocándote el pecho,
a la altura de tu corazón.
Mí mente inconformista,
en la noche y el dia se afana,
en entender cuanto escribes,
mas en el intento muere,
se pierde en la zozobra,
de tus encantadoras letras.
Bellamente engalanadas,
metafóricamente ungidas.
incomprensiblemente,
se pierde en sus adornos,
internándose en su fondo,
maravillándose en su idea.
Sentada en una silla, miraba fijamente
clavada su mirada en un punto inexistente
no se borraba la sonrisa de su cara
sus manos abrazaban, ese recuerdo ausente…
A solas en su cuarto, bailaba alegremente
sintiendo que volaba en brazos de su amado
tocaba con sus manos los rasgos de una foto
y luego se perdía, en un suspiro ahogado…
– A esos días de lluvía que el tiempo intespectivo me trae… Añorando unas botas de agua.-
Chapoteando en los charcos
De la lluvia veo el mar.
Quiero botas de agua
Para poder chapotear.
Chapoteando en los lagos
De elefantes africanos.
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