Perdi el cariño
perdi el amor
me hicieron daño
sin pedir perdon.
Todo crei perdido
y como un angel del cielo caido
en mi vida has aparecido
para darme lo perdido.
Poesía
Las palabras
¡Malditas! se niegan a salir
Viven encerradas
En mi torpe y huraño corazón
Y al arrancarlas
Se llevan trozo a trozo
Cada parte de mi ser
¿Y para qué me resisto?
Al final todas las palabras
Serán liberadas
Y terminaré flotando enhiesta
He incorpórea
En cada hoja de papel
En que escribo
Dinora, 1997
Te escribo esta carta con manos sedientas
complaciendo a mi alma que desgrana
uno a uno los pétalos del olvido
de la flor de ese amor divino
que era nuestro y que tu ausencia profana
en las noches solitarias me pregunto
donde esta el ardor que salpicaba nuestra cama
que embrujo se clavo como una diáspora
en medio de tu corazón desprevenido
alzando el vuelo con ese amor que de mí escapa
Transito la polvorienta senda
con pasos lentos entre los guijarros
fijando la vista en la tierra rojiza
a ver si adivino tu huella de pies descalzos
tu trajinar del día a día
en todo momento hasta que el sol se duerme
llenan completa mi mirada de ausencias
y tu imagen alegre de muchacha dulce
despierta a mi corazón de latidos inertes
Un fondo de árboles, mujeres y niños
tocando la frontera de toda la conciencia.
Me muevo por la escena de esta tarde
como ligera brisa vestida de cáñamo;
la música del viento es palabra limada
en las oleadas de las aves en la sombra…
y al este del cristal pintado en la laguna
estalla el misterio de las voces bajas.
No preguntar nada me salva
de la pregunta final moneda fría;
de presentirla ahora ya no estaría
en esta hora álgida del alba.
¿En dónde reposa toda la calma
del tormento vencido cada día?.
De preguntar algo más ya viviría
en medio de la ausencia de mi alma.
Dulce momento no pensado
con el cuerpo proclive a lo reposado
sobre este camino de mi sangre.
Estrecho el día ya pausado
que sin preguntárselo he besado
en el límite exacto de mi hambre.
Dale una razón a este infortunio,
Enséñale un motivo a mi incoherencia,
Regálale una frase acartonada a mis palabras,
Ponles filo a las navajas que cortan estas venas
Márchate, y sin un adiós podré extrañarte
Ódiame, para que pueda con juicio yo dolerme
Olvídame, sin duda alguna puedo recordarte
Mírame, y de tu vista por fin iré perdiéndome
Quererte es amarte en un ahora mismo
más allá del mundo y de los días,
vivir las luces del futuro fruto
en mi florido llegar como de siempre.
Quererte es aliento a todo fuego
entre los brazos del sueño ya sumido
y la palabra suelta, ingrávida en el aire,
precipitada en medio de promesas.
Quererte es ser de aquellos mapas
vestidos de aventuras verticales
y estar sintiendo los segundos
del pecho encendido con tu nombre.
Ya no existen nuestros cuerpos
ni existen las soledades.
Se han fundido en un abrazo
tras los opacos cristales
que, fundidos con la lluvia,
expanden su resplandor
y brillan los vegetales
que reverberan verdor.
Nuestros cuerpos redimidos
mientras la lluvia resbala
se han fundido en un abrazo
en la esperanza del alba.
Hundidos en el horizonte
por donde nace el sol
y brillan los vegetales
que reverberan verdor.
No tengo equipaje, ni billete, ni necesidad,
no hay dirección, ni siquiera deseo, ni un primer tren.
Un silbato que da la salida hacia ninguna parte,
y un adiós no escuchado, no pronunciado.
Persigo el rastro impoluto que nunca me dejaste ver,
atravieso montañas nevadas de tiempo
mientras caigo hacia atrás, bajo tu manto,
entrechocando piedras hacia el horizonte azul.
No se si es pecado amarte tanto
Aunque por mi, amor tu no sientes.
Solo se que amarte es mi destino
Y por tu amor yo muero a cada instante
Tengo tantas cosas que decirte
Que tu sabes, por que ya antes te había dicho
No me canso amor, de repetirte
Que tu para mi no eres un capricho
No quiero pensar que la distancia
Sea la causa de tu olvido
No si es pecado amarte tanto
Solo se que sin ti ya no vivo
¿Que voy a hacer? Si es mi destino amarte.
PARA: J.C.
DE: Anna.
La vida a tu lado es una sinfonía
Intrépida de aventura y de pasión
La más grande fuente de mi creación
Invadida de ardiente melodía
Avanzando de continuo cada día
Notando en mi sangre el diapasón
Alegre del concierto de tu compañía.
Los lagos de tus ojos son mi estadía
En esta exitencia de la canción
Siempre ampliando en su dimensión
Las venticuatro horas de tu cercanía
Increíble certeza en esta ría
En que se baña toda mi razón.
Apago la luz de la mesilla y comienzo a soñar,
a veces los sueños vienen ennegrecidos y tristes,
me saludan en la noche y me cuentan sus penas,
son sentimientos que aman la vida en su plenitud,
por eso la sienten como ahogada y la echan en falta.
Hay veces que perciben su intrinseca soledad fatal,
y me ruegan encarecidamente que les acompañe,
entonces nos juntamos y nos damos compañia,
somos como un matrimonio de la tercera edad,
nos conocemos bién y nos toleramos mutuamente.
El sentimiento de alegria,
es un sueño en la mañana,
me encuentro con el día,
como canción de Nirvana,
un fugaz pensamiento puro,
una fragancia fresca cercana,
un bello graffiti sobre un muro,
el caminar lento del Dali Lama,
un verde bosque tropical humano,
mientras en la radio una voz lejana,
escucha este pensamiento mundano.
Sus ojos azules son
Azules como la mar,
No guardan un aguijón
Tiernos son en su mirar.
Ignorando la malicia,
Alegra los corazones.
Goza dando una caricia
Ordenando sus dragones.
Observa los talismanes,
Goza atesorando motos,
Acepta todos los planes,
Inquiere sobre las fotos:
Tiene curiosidad por ellas.
Necesita sus muñecos,
Analiza las estrellas.
Sol es. De luz son sus ecos.
Noche de adoración a la sábia naturaleza,
la gente riendo en la noche habla y danza,
ningún humano inteligente reza,
se levanta el ánimo y la esperanza.
Llamas en las hogueras de vivos colores,
corazones de la gente muestran su alegría,
en la mágia nocturna se disipan los dolores,
el divertimento justo se propone con maestría.
Cuando la soledad llama a mi puerta,
siento hasta el latído de mi corazón en la mente,
el silencio comprime mi alma y me envuelve,
me llena de vacío la convivencia del dolor.
La ingrata sensación de la nostalgia,
el clamor del desterrado sentimiento puro,
la propia naturaleza que me parece difunta,
la melancolía que a todas partes me acompaña.