Quién más, quién menos…


(se)conoce; lucha; (se)habla; liga; (se)odia; piensa; (se)agrada; decide;
(se)critica; es; (se)ríe; tiene; (se)imagina; comparte; (se)excita; apuesta;
(se)crea; viaja; (se)cree; incordia; (se)aguanta; abraza; (se)repite; huye;
(se)ve; baila; (se)confunde; teme; (se)trabaja; grita; (se)duerme; vive;
(se)educa; compite; (se)molesta ;llora; (se)pierde; gana; (se)miente; acierta;
(se)convence; juega; (se)escucha; ama; (se)siente; ignora; (se)quiere; etc; …

En paralelo I

FORMAS DE VER LAS COSAS

La ciudad cambia de opción; se torna en grata recompensa,
en la buena dispersión, Madrid se abre a nuevas experiencias;
cura la adicción con cerveza, enganchándonos a la evasión.
Cortejos, gran fiesta, cero problemas, comienza la diversión.

El código de conducta es claro. No digas ni hagas nada raro;
no aportes tu visión, el estado de opinión ha de ser respetado;
darás besos a todos y todas, es unión, el buen rollo reflejado;
y por encima de todo, haga lo que haga el grupo será por algo.

En paralelo II

ENTRENOCHES

La noche prometía grandes acontecimientos.
La música, bien alta, suena en los bares abarrotados por las personas que esperan a tener una oportunidad para hablar en los cerrados grupos y, con ánimo, crean el ambiente de ocio preferido en la ciudad.
Aquel antro bien podría haberse llamado “El Culebra” o tal vez “ Miss Tropical”.
Era el típico lugar que es difícil de encontrar, con precios asequibles a cambio de garrafón, el humo nublando las miradas de la gente y un señor de abundante barriga y pelo escaso que con una sonrisa en los labios te llena el vaso. Sigue Leyendo...

En paralelo III

EL NUEZ

– Cuénteme como son esos momentos en los que se encierra en su habitación.

– Me dejo caer a escribir sobre el asiento forrado con el olor de mi trasero.
En ese momento es mi único objetivo, las palabras surgen mecánicamente, casi al ritmo de la música que se escucha en la habitación. Solo de vez en cuando paro y rectifico casi la totalidad del contexto en el que deseo encontrarme y busco el talento suficiente para que estas palabras no carezcan de sentido, al menos.
Me pregunto que me queda, si esto no sirviera para nada ¿qué me quedaría?
Los acentos se amontonan mientras vuelvo a repasar lo escrito. Sigue Leyendo...

En paralelo IV

CECILIA

– La verdad es que soy escritor, bueno no soy profesional como para comer, solo me gusta escribir porque me tranquiliza. Hay tantas cosas sobre las que escribir, Madrid, los bares, las personas, el tiempo…

– ¡Anda! ¿ Te gusta escribir? Por aquí hay un colega que también escribe, ha publicado ya en periódicos y alguna revista digital. ¿Tú has publicado algo?

– No, yo solo escribo para mí. Cuando llego a mi casa me siento en la habitación y, entre porro y porro, vomito todo lo que se me pasa por la cabeza. Es de las cosas que más me gustan. A veces es necesario sacar la mierda acumulada. Sigue Leyendo...

Está el dia como tú…

Está el dia como tú
abriéndose el paso entre los rayos
del sol y los pétalos de flores.
Entre la umbría del silencio
estás en este paraje otoñal
vestida de historia humanizada
y el cielo abierto, ya sin nubes,
llena tu frente de soliloquios
pensados entre la hojarasca.

De amor y dolor

Mi amor, cuando te espero y apareces
Mi dolor, es que estás y te desvaneces

Mi amor, sol naciente que no conoce atardeceres
Mi dolor, luna escondida entre nubes cuando amanece

Mi amor, la cadencia plena de tus pensamientos
Mi dolor, tocar el filo acerado de esos versos

Mi amor, sin temor despegar los pies del suelo
Mi dolor, Icaro al sol de plumas líquidas al viento

Cruel

Entre el desatino
del vestigio sin
continuar, de
las redes musicales
de una sonrisa
bestial,
naufragaba el
llanto de alegria,
colmado de desamparo,
de dulce soslayo existencial.

Doce horas partidas por la mitad.
Doce saberes escindidos.

Nexos

La santa inconsciencia
que me alejaba del eco
de tu boca:
violeta y febril
calvario y aguacero,
ya nada te pedía.
Desde la importancia
de no reconocer
lo cognoscible, de no
desvirtuar los débiles
pasos del pasado oportuno;

La Dama Blanca.

En aquella mansión desperté en una larga y espantosa pesadilla. En aquella mansión las almas volaban como penas arrepentidas de las tinieblas y del suspiro colado por entre las rendijas de sus puertas.

Las cortinas penetraban en su interior sin apenas el recuerdo de lo que fueron, y los arañazos de sus paredes desconcertaban al más traidor de los traidores.

No quedaba luz en los candelabros volcados, y las llamas dejaron de quemar fotografías de antepasados malditos por el caos del odio y del rencor.

Segunda oportunidad.

Hay un soplido en ti, un soplido áspero y amargo que cuando callas se acerca y en voz baja, en una voz camuflada entre las motas de polvo te dice su nombre.

Y en los rayos de sol que atraviesan las cortinas del salón, observas su imaginaria imagen fruto de tus deseos e impotencia.

Nada es como quisiste, nada se asemeja a esos sueños de ayer, pues ella será quien marque el final de aquella etapa, de aquella historia de amor que cada día mereció un te quiero en tu diario viejo y de hojas amarillentas.

Terremoto.

Aquel sonido estruendoso casi rompe los tímpanos de mis oídos, mas si alcanzó a la imperturbable calma de mi vida en tan solo un segundo o dos que duró.

Únicamente se trataba de vivir el día a día, de hacerlo lo mejor posible, levantarte a una hora y acostarte a otra…todo era rutina, una rutina bien llevada hasta aquel preciso instante.

Pero, aquella mañana, a eso de las seis y media de la madrugada, la tierra pareció quererse comer a cada uno de los que allí habitábamos, arrastrando a su paso años y años de esfuerzo realizado, esperanzas, sueños, proyectos derrumbados por el arrebato
injusto del tiempo…y así fue como todo se desmoronó. Sigue Leyendo...

Un te quiero

Mientras vago por las calles de la Ciudad de México, recorriendo callejones y edificios viejos, veo de pronto un “te quiero Anayeli” garabateado en una pared. Oh, sentida manifestación de sentimientos, ¿amor puro, sincero? No tanto así. Supongo que este tipo de amor es más fácil de curar, de sacudirse con los dedos, aquél que raya paredes, regala chocolates, postales y rosas con en la tarjeta firma y nombre.
Mi amor nunca podrá ser así, jamás dirá un te quiero, sin entrever en la frase algo como miedo. No. Mi amor no enviará nunca rosas, ni postales con nombre y firma, mi amor no tendrá jamás un inicio para no tener que visualizar un fin. Todo esto te lo digo no por pretender que no te quiero, sino porque esas “lindas”(así les llaman) manifestaciones son demasiado fáciles, tan falsas en realidad. Sigue Leyendo...

Yo he visto a dios diciendo adiós.

He mirado a los ojos de millones de hombres y mujeres y he visto a dios así, en minúscula porque es un dios derivado de la palabra día. Le he visto alegre y triste, interesado e indiferente, interrogativo o afirmativo, plácido y airado. He mirado a los ojos de millones de seres humanos y he visto a dios, derivado de la palabra día, en cada uno de ellos. O quizás no sea un solo dios minúsculo sino millones de minúsculos dioses diferentes porque… ¿hay un sólo dios minúsculo para cada día de la Humanidad o en cada día de esa misma Humanidad existen millones de dioses minúsculos diferentes?. Sigue Leyendo...

Dinero (Proverbio Chino)

El dinero puede comprar una casa, pero no un hogar.
El dinero puede comprar un reloj, pero no el tiempo.
El dinero ouede comprar una cama, pero no el sueño.
El dinero puede comprar un libro, pero no el conocimiento.
El dinero puede comprar un médico, pero no la salud.
El dinero puede comprar una posición, pero no el respeto.
El dinero puede comprar la sangre, pero no la vida.
El dinero puede comprar el sexo, pero no el amor.

The lark ascending

“La alondra elevándose”, de Ralph Vaughan Williams, compuesta en 1914, es una obra maravillosa y al escucharla parece que uno puede remontar el vuelo con el pájaro.

Ralph Vaughan Williams, (12 octubre 1872 – 26 agosto 1958 fue un compositor inglés de sinfonías, música de cámara, ópera, música coral y música de películas. También recopiló música y canciones del folklore inglés. Nació en Down Ampney, Gloucestershire, donde su padre, el Reverendo Arthur Vaughan Williams, era vicario. Después de la muerte de su padre en 1875, su madre, Margaret Susan Wedgwood, le llevó a vivir con la familia materna en Leith Hill Place, el hogar familiar de los Wedgwood en los North Downs. Sigue Leyendo...

Te quiero, me quiero

Te quiero, me quiero,
lo que enuncia esta verdad,
es el más firme asidero
de nuestra complicidad.
En la morada perfecta
en que habitamos los dos,
nunca ha sido descubierta
la huella del desamor.

Tú mi cariño mereces,
tú me animas y me mimas.
Y son ya tantas las veces
que nuestra emoción sublimas
que en ello más me pareces,
bajando a las grandes simas,
no bajar, porque enalteces
subiendo a las altas cimas.

Nuestra compartida dualidad
es un refugio de complicidad.

APRENDER A CRECER

Aprender a crecer, tiene por condición
disfrutar de la ambición,
mientras que la candidez y la sana diversión,
quedan guardadas en el pensamiento
a merced de rebuscados momentos.

Aprender a crecer, es ganar, es perder,
optar por lo practico, olvidar lo fantástico,
odiar, amar, proteger o traicionar,
sin mayores motivaciones que conveniencia y poder.

Después de muerto

Después de muerto,
qué serán de mis pensamientos, mis sentimientos, mis remordimientos,
quién se hará responsable por la continuidad de mis sueños y proyectos,
cuál de mis amigos, levantará su copa y brindará en mi memoria,
“A su salud y que Dios lo tenga en su gloria”.

Después de muerto,
Llevarán flores a mi huerto, una lapida gris y un mensaje modesto,
los amigos enemistados, olvidaran sus diferencias como señal de respeto,
quienes me han querido, llorarán mi ausencia, extrañaran mi presencia,
y lamentaran no haber compartido un poco más de mi existencia. Sigue Leyendo...